El entorno influye tanto en nuestra salud física como emocional y psicológica. Así lo confirma un estudio reciente que parece indicar que cuando un niño en edad preescolar vive en un ambiente de violencia doméstica o sus padres sufren de depresión, tiene más probabilidades de desarrollar TDAH antes de los 6 años. Una buena razón para brindarles a los hijos un hogar en el que experimenten amor y seguridad.
¿En qué entorno viven tus hijos? ¿Viven en un hogar seguro, con padres que les brindan amor, apoyo y comprensión? O por el contrario, ¿son testigos de peleas y violencia verbal o física? ¿Tu esposo(a) o tú sufre de depresión crónica? No hay personas ni hogares perfectos. Cualquiera puede atravesar una etapa difícil y sentirse deprimido durante un tiempo. O perder los estribos de cuando en cuando. No nos referimos a eso, sino a hogares que desafortunadamente no hagan al niño sentirse seguro y protegido, al ser víctima o testigo de violencia. O de padres que, a su vez víctimas de la depresión, no puedan atender adecuadamente a las necesidades ni físicas ni emocionales del hijo.
A raíz de este nuevo estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, en Indianápolis, Estados Unidos, cuyos resultados se publicaron en la edición en línea del mes de febrero de la revista JAMA Pediatrics, se pone en primer plano la relación entre el entorno y la salud mental. Los resultados fueron los siguientes:
- Los niños en edad preescolar cuyos padres sufren de depresión y en cuyos hogares hay violencia doméstica tienen más probabilidades de desarrollar el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) antes de los 6 años de edad.
- Los niños pequeños cuyas madres sufren de depresión podrían tener más probabilidades de que les receten medicamentos para tratar problemas de salud mentales y de conducta en el futuro.
La investigación incluyó a 2,400 niños de 3 años de edad a quienes sus padres llevaron a cuatro clínicas pediátricas distintas en la comunidad. Mientras esperaban en la consulta de los pediatras, los padres llenaron formularios sobre sus antecedentes de depresión y violencia doméstica.
En las respuestas a los formularios, unos 58 padres dijeron que antes de que el niño cumpliera los 3 años, en su casa hubo episodios de depresión y violencia doméstica. Alrededor de 69 afirmaron que sí hubo violencia doméstica y 704 informaron haber sufrido síntomas de depresión durante ese período. Un 66 por ciento de los padres afirmó que en el hogar no hubo ni depresión ni violencia. Entre las familias participantes:
- Los niños que vivieron en un ambiente de violencia doméstica y/o depresión de alguno de los padres, tuvieron cuatro veces más probabilidades de recibir un diagnóstico de TDAH antes de los 6 años de edad.
- El 2.9 por ciento de los niños con padres con antecedentes de depresión, recibieron medicamentos para tratar problemas de salud mental o de conducta (para tratar la ansiedad, la depresión y problemas para dormir) en comparación con el 1.6 por ciento de niños con padres sin depresión.
Cabe destacar que el estudio mostró solamente una asociación, pero no probó una relación de causalidad entre la violencia doméstica y/o la depresión y la probabilidad de un diagnóstico de TDAH. Sin embargo, los expertos están de acuerdo de que la investigación se agrega a la ya extensa literatura que demuestra que las experiencias tempranas de la vida pueden tener consecuencias profundas en el desarrollo del cerebro.
Si un niño experimenta los síntomas del TDAH: impulsividad, hiperactividad, dificultad para prestar atención y concentrarse, así como dificultades en la escuela y para relacionarse con los demás compañeros, los padres deben buscar ayuda profesional, y consultar con el pediatra o incluso los consejeros y o psicólogos del colegio. Lo importante es establecer un diagnóstico y comenzar el tratamiento lo antes posible.
Además, hay que hacer un esfuerzo por proteger la calidad del ambiente en el hogar. Si una casa es grande, moderna o está ubicada en un barrio de lujo no importa si dentro de ella no hay ni armonía ni paz, y los niños no se sienten protegidos y queridos en ella.
Si en tu hogar se vive un ambiente de violencia, y si por cualquier circunstancia estás atravesando por una depresión, busca ayuda, no solamente por ti, sino por la salud mental y emocional de tus hijos.
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