El propósito de las bebidas de dieta es ayudar al consumidor a controlar o reducir el peso ya que contienen menos calorías que las bebidas “regulares”. Aunque te parezca sorprendente, un estudio reciente afirma que las personas obesas o con sobrepeso que las incluyen en su dieta podrían comer más y por lo tanto ganar más peso que las personas que consumen los refrescos regulares. No todos coinciden en este punto, así que te invito a que conozcas los detalles de esta polémica un poco más a fondo.
El hábito de consumir bebidas de dieta para reducir el consumo de calorías podría resultar contraproducente precisamente para aquellos que más ayuda necesitan para controlar o reducir el exceso de peso. ¿Te sorprende? Esta es la conclusión de un estudio realizado en Johns Hopkins University Bloomberg School of Public Health, en Maryland, Estados Unidos, en el que se analizaron los datos de casi 24,000 adultos estadounidenses.
Los resultados, publicados en el medio profesional American Journal of Public Health indican que en comparación con las personas que beben refrescos regulares, las personas con sobrepeso u obesas que habitualmente consumen refrescos o bebidas de dieta, consumen más calorías al día provenientes de los alimentos. Para ser exactos, las personas con sobrepeso que reportaron que bebían refrescos de dieta, ingirieron 88 calorías más provenientes de alimentos sólidos al día, mientras que las personas obesas reportaron un consumo de casi 200 calorías más por día.
¿Y por qué sucede esto? La respuesta al parecer, se encuentra en investigaciones previas acerca del consumo de las bebidas de dieta. Según Sara Bleich, investigadora del estudio y profesora asociada de manejo y políticas de salud de Johns Hopkins University, los edulcorantes artificiales que se utilizan en este tipo de bebidas podrían afectar los sensores de lo dulce en el cerebro. “Cuando uno consume edulcorantes artificiales”, explica Bleich, “el cerebro no procesa adecuadamente la sensación de saciedad o llenura, y el resultado es que la persona come más”. Otros expertos, como la doctora Susie Swithers, profesora de ciencias psicológicas de la Purdue University y que no participó en el estudio, amplían la explicación. De acuerdo con Swithers, existen estudios que han demostrado que el cerebro de las personas que beben refrescos de dieta responde de manera diferente al azúcar que el cerebro de aquellas personas que no las consumen. “Es como si la experiencia con las sodas de dieta convirtiera los sabores dulces en sensaciones confusas e impredecibles.”
Sin embargo, no todos aceptan los resultados de la investigación. La American Beverage Association (ABA), por ejemplo, que es la agrupación que representa al gremio de fabricantes de sodas, está en desacuerdo y afirma que varios estudios han probado repetidamente los beneficios de las bebidas de dieta y de los edulcorantes bajos en calorías presentes en miles de alimentos y bebidas en el mercado, cuando se trata de reducir el exceso de peso. Y además, señalan algunos puntos débiles del estudio. Por ejemplo, explica la ABA, el estudio no consideró el nivel de actividad física de los participantes y señala que la pérdida o el mantenimiento del peso, requiere un balance entre el total de calorías consumidas y las que se queman durante la actividad física.
Además, el estudio encontró que los adultos de peso normal y que bebían bebidas de dieta consumían menos calorías que los adultos de peso normal que bebían bebidas o refrescos regulares, pero no pudo explicar la razón por la que sucede esto.
Sin embargo, los expertos, sí coinciden en lo siguiente: los resultados del estudio no justifican el consumo de bebidas azucaradas regulares, aunque no se tenga sobrepeso, o que se aumente su ingesta. ¿La mejor alternativa? Tanto para una dieta saludable como para un régimen de pérdida de peso, lo ideal es beber simplemente agua.
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