Las personas diagnosticadas con alguna lesión cerebral traumática o un padecimiento cerebral como la demencia o alguna otra condición neurológica, como el Parkinson, pueden presentar cambios de comportamiento difíciles y sorpresivos, alteraciones en su personalidad y en su estado de ánimo. Aquí te sugerimos algunas estrategias muy sencillas para aprender a manejar situaciones problemáticas y emociones negativas que te ayudarán a sobrellevar la enfermedad de un ser querido.
La American Heart Association (Asociación Americana del Corazón) calcula que cada año aproximadamente 795.000 estadounidenses sufren un primer accidente cerebrovascular o una recurrencia, ocupando el cuarto lugar entre las causas de muerte en los Estados Unidos. Los que sobreviven pueden quedar paralíticos, sufrir problemas emocionales o padecer trastornos del habla, la memoria o el juicio.
Un estudio reciente publicado por la Academia Americana de Neurología (AAN, por sus siglas en inglés), señala que cuando existe algún daño en los lóbulos frontales del cerebro es normal que las personas tengan cambios en su personalidad como desinhibición, ira y/o agresión, debido a que esta zona cerebral es el centro de la toma de decisiones y la encargada del control de los impulsos.
Por ejemplo, las enfermedades como el Parkinson (EP) que es uno de los trastornos neurodegenerativos, frecuentemente se asocian con depresión, psicosis y deterioro cognitivo. De acuerdo a unos estudios, se estima que hasta 83% de los pacientes con Parkinson desarrollarán demencia durante sus vidas.
La depresión y la ansiedad son otros de los síntomas neuropsiquiátricos más frecuentes, que afectan a alrededor del 50% de la población. Los arrebatos emocionales y agresivos pueden ser perturbadores y desconcertantes para los familiares y las personas cercanas a los pacientes con este tipo de condición, ocasionándoles angustia y preocupación.
¿Cuándo pueden ayudar los medicamentos?
Para controlar estos episodios de desenfreno, los médicos recetan usualmente antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo, como anticolinérgicos, benzodiacepinas, relajantes musculares y ansiolíticos, que también contribuyen en los cambios agudos en el estado mental.
Un estudio realizado por la Clínica Mayo, asegura que hay medicamentos que contienen agonistas de dopamina, utilizados comúnmente para tratar la enfermedad de Parkinson y otros trastornos relacionados, que estimulan los circuitos límbicos del cerebro, encargados de las emociones, la sensación de recompensa y los comportamientos hedonistas (del placer). Entre mayor es la dosis, mayor es la probabilidad de un comportamiento no controlado de los impulsos.
Por tal motivo, los científicos han llegado a la conclusión de que estos medicamentos pueden crear más problemas de los que resuelven debido a los efectos secundarios, que van desde el estreñimiento, hasta el deterioro del proceso cognitivo.
Mantente en contacto constante con el médico, ya que en algunos casos, los medicamentos pueden ser necesarios, en especial para el manejo de situaciones en las que el paciente o el cuidador pueden estar en peligro.
La Dra. Helen C. Kales, profesora de psiquiatría y directora del Programa del Envejecimiento Positivo de la Universidad de Michigan, recomienda siempre hablar con el médico acerca de los riesgos y los beneficios de un medicamento. Los antipsicóticos, por ejemplo, se asocian con un riesgo mayor de muerte prematura en los pacientes con demencia, además de otros efectos secundarios preocupantes.
La rehabilitación cognitiva se plantea como una opción de tratamiento complementario para atender a una amplia variedad de trastornos, como accidentes cerebrovasculares, esclerosis múltiple y demencia, ya que incluye terapia física, terapia ocupacional y terapia del habla.
Algunos estudios demuestran que las estrategias no farmacológicas para el manejo del comportamiento problemático son más eficaces que los medicamentos recetados. Las publicaciones más recientes al respecto, animan a los médicos a enseñar a las personas que viven expuestas a estos cambios de conducta, a realizar acciones que favorezcan el ambiente del enfermo. En muchos casos, el sólo prestar atención a la persona, junto con manifestaciones de amor y lógica, puede disipar situaciones difíciles y aliviar el estrés, tanto para la persona que vive la crisis como para que el cuidador.
Estrategias para controlar los problemas de comportamiento
1. Cuida sus necesidades físicas: Asegúrate de que el paciente tenga un sueño adecuado y no sólo una dieta equilibrada, sino también que coma con bastante frecuencia. Revisa constantemente su situación física, para detectar cualquier problema médico que puedan necesitar atención, ya que las infecciones del tracto urinario, la deshidratación y el dolor, también desencadenan problemas de comportamiento.
2. Facilita el encuentro: No contradigas, no trates de corregir o contradecir lo que el paciente dice sentir o creer. Si desafías las creencias o afirmaciones de la persona, puedes ocasionar que se agite o se altere, lo mejor es “unirte a su realidad”.
3. Comunícate de forma simple: Después de una lesión cerebral, como un derrame cerebral o alguna enfermedad degenerativa como el Alzheimer y la esclerosis múltiple, las personas pierden la capacidad de procesar el lenguaje. Habla despacio y usa frases simples.
4. Escucha con atención: Si te encuentras en medio de una situación vulnerable que desencadene el proceso de ira, da un paso hacia atrás, simplemente reconoce los sentimientos de la otra persona y mantente alejado de las batallas verbales innecesarias. Escuchar sin juzgar y trata de mantener la calma, el hecho de sólo actuar como “caja de resonancia” ayuda a calmar el malestar emocional de la persona.
5. Sigue una rutina: Las variaciones de comportamiento son difíciles de predecir. Mantener un horario básico puede ayudar a tu ser querido a sentirse seguro y mantener en calma los delirios.
6. Mantén el orden: Reduce cualquier posibilidad de accidente, tal y como si tuvieras niños pequeños en casa. A veces las personas con lesiones cerebrales se vuelven propensos a los accidentes o se abruman fácilmente. Para evitar esto, crea un ambiente libre y simple, donde el paciente esté cómodo y compense la falta de seguridad que siente dentro de su propia mente.
7. Busca soluciones: Los pacientes con enfermedades neurológicas a menudo buscan medidas extraordinarias para proteger sus percepciones distorsionadas de la realidad. Por lo que es recomendable que la persona a cargo piense con tranquilidad y busque soluciones viables, de acuerdo a la situación que se va presentando.
8. Realiza actividades sencillas: Haz lo que puedas para que la persona a tu cargo se sienta productiva. Busca ofrecer actividades simples que respondan a sus capacidades e intereses, como plantar flores, realizar caminatas cortas, jugar a la pelota o interactuar con la mascota de la familia.
9. Mira el lado amable: Vivir con una enfermedad neurológica puede ser traumático para los pacientes y cuidadores por igual, pero no tiene que arruinar tu vida. Trata de ver la nueva situación como una aventura y de disfrutar los momentos simples con asombro y maravilla, así las agitaciones y los delirios serán mucho más llevaderos.
La salud del cuidador
1. No tomes nada personal. Los momentos de explosión del paciente no son a propósito, son simplemente la consecuencia de una enfermedad, así que tómalo con calma.
2. Atiende tus propias necesidades. Otro factor que puedes descuidar es tu salud. Al igual que la persona que estás cuidando, debes de tener un buen descanso y comer bien para tener suficiente energía y paciencia.
3. Crea una red de ayuda. Tan pronto como diagnostiquen al miembro de la familia, establece con quiénes puedes contar en caso necesario. También, debes buscar grupos de apoyo en nuestra sección de recursos de salud donde te puedas conectar con otros cuidadores, resolver dudas, hablar de temas comunes y desarrollar redes adicionales.
Date tiempo para descansar y no te sientas culpable por hacerlo. Recuerda que entre más te cuides, mejor serás como cuidador.
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