Las cinco enfermedades mentales que se presentan con mayor frecuencia, tienen en algo en común: se trata de la misma raíz u origen genético. Este hallazgo, publicado en la revista científica The Lancet, es el primero que pone al mismo nivel a unas enfermedades que antes se consideraban muy diferentes y abre la puerta a nuevas alternativas para tratarlas y prevenirlas.
El autismo, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno bipolar, la esquizofrenia y la depresión clínica comparten algo más que estar en la categoría de enfermedades mentales. Tradicionalmente consideradas condiciones diferentes, estos desórdenes comparten un mismo origen genético.
Esta es la primera vez que se descubren variantes genéticas específicas que se cruzan entre estas enfermedades en la que se considera la investigación más grande que se ha realizado sobre genética y enfermedades mentales.
Anteriormente se había demostrado la existencia de una relación entre la esquizofrenia, una enfermedad que se manifiesta por la falta de conexión con la realidad y el trastorno bipolar, una condición en la que se alternan episodios de depresión severa con episodios de euforia. Incluso, hace muchos años, el autismo se conocía como esquizofrenia infantil. Fue en los años setenta que se diagnosticó como autismo, un trastorno diferente a la esquizofrenia.
En esta oportunidad, los autores del estudio del Hospital General de Massachusetts en Boston analizaron desde el año 2011 los genomas o mapas de genes de más de 60,000 personas. De esas, 32,000 sufrían de alguna de estas cinco enfermedades mentales y las restantes 28,000 no tenían ningún trastorno. Los científicos buscaron encontrar diferencias en un único bloque de ADN.
Sorpresivamente, se encontraron con trazos similares de ADN en estas cinco enfermedades. Esto, según los expertos, es una gran pista, pues sugiere que una falla genética en el desarrollo del cerebro puede conducir a que se desarrollen una lista de síntomas de enfermedad mental, influenciados, quizás por otros genes y también por el ambiente.
De cualquier manera, esta investigación abre la puerta para una nueva manera de entender las enfermedades mentales y abordar su tratamiento, no como una condición independiente sino interrelacionada. Sigmund Freud tenía razón cuando definió a la esquizofrenia como un conjunto de enfermedades. Todo parece indicar que en el ámbito de las enfermedades mentales, todo está conectado.
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