Enviar mensajes de contenido erótico y sexual hoy en día tiene su propio verbo. Se trata de “sextear” (sexo+textear). Mandar estos mensajes es la norma entre muchos adolescentes. Sin embargo, un estudio habla de que los jóvenes no miden las consecuencias de enviar imágenes provocativas a través de su celular y sólo se centran en la reacción que va a provocar en su compañero(a) olvidándose de que esto pueda usarse en su contra.
Hoy en día, la interacción sexual “más segura” entre los jóvenes es enviar mensajes de texto a través del celular con contenido sexual y erótico. Fotos y diálogos sexuales hacen de sextear (sexting, en inglés) una forma de relacionarse que cada vez es más común entre los jóvenes.
Si bien esta forma de intercambio sexual viene libre de problemas como enfermedades de transmisión sexual (ETS) o embarazos no deseados, también tiene consecuencias peligrosas que los adolescentes no consideran. A ellos parece que se les olvida que una vez que oprimen la tecla “enviar” con alguna foto comprometedora, quien la recibe tiene el poder de mostrarla a otros o usarla sin su permiso. Quizás no en ese momento, pero sí en el futuro.
Un estudio realizado al respecto en Bélgica, encontró que efectivamente los adolescentes ven a la práctica de sextear como algo inofensivo y no creen que tenga posibles consecuencias negativas. Más de 500 jóvenes belgas entre los 15 y los 18 años respondieron a una encuesta acerca de enviar textos con contenido sexual explícito. Más de un cuarto de los jóvenes dijeron haber mandado algún mensaje de este tipo en los dos meses previos a la encuesta.
Se encontró que las chicas tenían una percepción más negativa acerca de sextear en comparación con los chicos. Sin embargo, los adolescentes de ambos sexos admitieron estar dispuestos a enviar mensajes sexuales y lo consideran aceptable e incluso, una conducta deseable.
Esto se debe a que los jóvenes, en general, tienden a centrarse en las consecuencias positivas de enviar mensajes de texto sexuales a corto plazo, y se olvidan de las consecuencias negativas a largo plazo. No cabe duda de que compartir mensajes sexuales y fotos explícitas es riesgoso si se considera que pueden usarse para intimidar o acosar psicológicamente por medio del internet o ciberacoso (ciberbullying, en inglés), especialmente si la relación fracasa.
Para los autores del estudio, los especialistas de la Universidad de Antwerp en Bélgica, es importante que se incorporen estrategias de prevención sobre las consecuencias de sextear en los programas de educación sexual.
Unos expertos en los Estados Unidos están de acuerdo, pero han criticado este estudio porque les parece que se realizó de manera muy superficial. En concreto, Justin Pachin, co-director del Centro de investigación para el Ciberacoso y profesor de justicia criminal en la Universidad de Wisconsin, piensa que los investigadores se limitaron a preguntarle a los jóvenes si habían enviado mensajes de texto con contenido sexual explícito en los últimos dos meses. Para Patchin, se olvidaron de preguntarles si recibían mensajes de este tipo o si recibían mensajes con texto explícito solamente o si incluían imágenes eróticas. Para este especialista, hay una gran diferencia.
Pero independientemente de que haya críticos de este estudio, la realidad es que los adolescentes sextean sin medir las consecuencias y por lo tanto es importante que tanto los padres como los maestros creen consciencia sobre los peligros que “sextear” puede traer a largo plazo.
Es importante recordarles que absolutamente todo, incluyendo las imágenes que se comparten por estos medios permanecen y recalcarles que “la presión de grupo”, o sea de sus compañeros y/o amigos, no debe ser una razón por la cual se involucren, participen o sientan que es la forma en que deben relacionarse sexualmente.
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