Las personas con problemas del corazón pueden beneficiarse de la actividad física. Pero ¿cuál es la intensidad que deberían tener los ejercicios para ser seguros y efectivos? Un grupo de investigadores de Noruega ha encontrado una posible respuesta. Descúbrela aquí.
Hacer ejercicios de manera regular tiene muchos beneficios para la salud, en especial para el corazón. El problema es qué hacer cuando alguien tiene o ha tenido problemas cardíacos, ya que en esos casos es necesario tener ciertos cuidados. Por ejemplo, después de una cirugía, tu rutina de ejercicios debe estar específicamente aprobada y supervisada por tu cardiólogo. Y si tienes una arritmia cardiaca (trastorno del ritmo del corazón) o alguna condición que afecte tu corazón, es probable que necesites controlar la cantidad de ejercicio que haces.
En este sentido, uno de los interrogantes que debes definir es qué tipo de actividades puedes hacer cuando tienes problemas del corazón. Antes se les recomendaba a los pacientes como tú que sólo hicieran ejercicios moderados, pero estudios más recientes han probado que hacer ejercicios de alta intensidad, que ayudan a las personas sanas a protegerse contra las enfermedades cardíacas, podrían ser igualmente beneficiosos para quienes tienen problemas cardíacos.
En base a estos datos, un grupo de investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega se planteó cuál debería ser la intensidad de los ejercicios más efectiva que se debería recomendar a este tipo de pacientes. Y en busca de una respuesta analizaron los datos de cuatro estudios elegidos al azar, que se hicieron en ese mismo centro.
En total, recolectaron la información de más de cien participantes, todos mayores de 18 años de edad y con enfermedad arterial coronaria (de las arterias del corazón), que siguieron una rutina de ejercicios que podía ser correr/caminar en una cinta, caminar a paso rápido en ambientes externos o entrenar en grupo. Todos siguieron el modelo de ejercicios 4×4, que incluye cuatro minutos de alta intensidad seguido por tres minutos de intensidad moderada, repetido cuatro veces (un tipo de los llamados ejercicios por intervalos).
Para evaluar la efectividad de los ejercicios, los investigadores consideraron los cambios en el estudio llamado VO2max, que representa el pico máximo del oxígeno consumido. En cuanto a la intensidad del entrenamiento, ésta fue categorizada de acuerdo al rango de frecuencia cardiaca de cada participante (que corresponde al porcentaje máximo de la frecuencia cardiaca).
Así, los investigadores detectaron que la intensidad de los intervalos tiene un efecto significativo sobre el VO2max y parece ser la característica más efectiva en estas sesiones. En detalle, notaron que el VO2max aumentaba un 11.9 por ciento luego de un promedio de 23.4 sesiones de entrenamiento, durante 12 semanas.
El efecto fue aún mayor cuando los participantes ejercitaban a una intensidad de más del 92 por ciento de su rango de frecuencia cardiaca durante el intervalo de alta intensidad (se considera que el ejercicio es de alta intensidad cuando la taza cardiaca alcanza del 85 al 95 por ciento).
Inicialmente, se creía que los ejercicios por intervalos eran muy exigentes para la gente que no se dedica al deporte, por eso sólo se utilizaba en entrenamientos para competencias. Sin embargo, actualmente se ha comprobado que este tipo de actividad puede beneficiar a cualquier persona, incluso a quienes tienen problemas del corazón y a los adultos mayores, ya que tiene varias características positivas. Por ejemplo:
- Dura poco tiempo y ofrece muchas ventajas, pues 30 minutos de estos ejercicios posiblemente proporcionen lo mismo que una hora de entrenamiento a ritmo constante, pero moderado para la salud.
- Ofrece flexibilidad, ya que puede aplicarse a cualquier tipo de deporte aeróbico como caminar, andar en bicicleta o trotar.
- Añade variedad, porque al aumentar la intensidad de la actividad habitual se evita caer en el aburrimiento, que es un obstáculo común para hacer ejercicio.
- Puede mejorar la capacidad aeróbica de la persona, después de tan sólo uno o dos días de hacer ejercicio.
De todos modos, a intervalos o de manera constante, hacer alguna actividad física siempre es mejor que no hacer nada. Por eso, si todavía tenías miedo de comenzar una rutina, es hora de que vuelvas a hablar con tu médico para que pueda asesorarte sobre cuál es el ejercicio más conveniente para tu corazón.
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