¿Alguna vez te has puesto a pensar en la función de tus lágrimas? No sólo son una expresión de tus emociones, sino que cumplen una tarea muy importante en la protección de tus ojos.
Cada vez que parpadeas, tus lágrimas lubrican la córnea, que es la superficie de tu ojo. Esto ayuda a reducir el riesgo de infección, a eliminar basuras que puedan entrar en tus ojos y a mantener a tu ojo suave y tu visión clara. El exceso de lagrimas se escapa por una especie de canal de drenaje en el extremo de tus ojos más cercano a tu nariz.
Ahora bien, si no produces suficientes lagrimas para lubricar tus ojos, puedes desarrollar una condición denominada queratoconjuntivitis seca (QCS), también conocida como ojo seco. Sigue leyendo para ver que puedes hacer para reducir los síntomas del ojo seco y proteger la salud de tus ojos.
El ojo seco es un problema común y frecuentemente crónico. Las personas mayores son las más afectadas. Hay dos causas principales del ojo seco:
1. Una cantidad insuficiente de lágrimas
Esto puede ser causado por:
- La edad – la mayoría de las personas mayores de 65 años tienen síntomas de ojo seco.
- Ciertas condiciones médicas, como la artritis reumatoide, la diabetes, los problemas de tiroides, y los cambios hormonales provocados por el embarazo y la menopausia.
- Como efecto secundario de algunos medicamentos, como los anticonceptivos orales, los antihistamínicos, los descongestionantes, los antidepresivos, y los medicamentos para la presión arterial.
- La exposición al humo u otra forma de contaminación, a un clima árido o al viento.
- El uso a largo plazo de los lentes de contacto.
- Como efecto secundario de la cirugía LASIK.
- Por pasar demasiado tiempo sin parpadear, por ejemplo al utilizar la computadora.
2. Lágrimas de mala calidad
Te parecerá sorprendente, pero las lágrimas tienen tres capas: la capa lípida, la capa acuosa y la capa de mucina. Cada capa tiene su función. La acuosa es la que lubrica al ojo. La lípida ayuda a prevenir la evaporación y la de mucina a esparcir las lágrimas en el ojo. La forma más común del síndrome del ojo seco es causada cuando la capa acuosa es insuficiente.
Los síntomas del ojo seco pueden incluír:
- Irritación, picazón o ardor en el ojo
- La sensación de tener una basura o un grano de arena en el ojo
- Visión borrosa
- Lagrimeo excesivo
Normalmente el ojo seco se trata con la aplicación de lágrimas artificiales de venta libre en farmacias y supermercados, pero tu oftalmólogo u optometrista te puede recomendar gotas o ungüentos recetados, el uso de compresas o en algunos casos unos pequeños tapones de silicona en los conductos lagrimales o un procedimiento quirúrgico para cerrarlos. También hay alguna evidencia que los suplementos nutricionales de ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a producir una mayor cantidad de lágrimas.
Aunque el ojo seco es una condición crónica, hay varias cosas que puedes hacer para ayudar a prevenirla, o al menos de minimizar la incomodidad que la acompaña:
- Toma mucho agua
- Recuérdate de parpadear regularmente cuando pasas mucho tiempo en la computadora o leyendo.
- Protege tus ojos del sol y del viento usando lentes para el sol cuando estés afuera.
- Usa un humidificador de ambiente en casa y en el trabajo.
- Toma suplementos nutricionales que contengan ácidos grasos omega 3.
Cuida a tus ojos. Es importante que todos “lloremos”. ¡Hasta los más machos!
Imagen © Thinkstock / bowie15