Lo ideal sería que todos los adolescentes practicaran deportes, disfrutaran de la vida al aire libre y recibieran una alimentación sana y balanceada, en lugar de preferir sentarse por horas a entretenerse con videojuegos, redes sociales, videos, películas y series de televisión, comiendo pizza o papas fritas. Los estudios, en general, muestran un panorama poco alentador para los adolescentes que cursan la secundaria: se alimentan mal y hacen menos ejercicio. Y tus hijos, ¿pertenecen también a esa mayoría en riesgo?
El tiempo pasa y las costumbres cambian. De jugar en el parque, ahora se juega por móvil o computadora. De las comidas hechas en casa, se opta cada vez más por la comida rápida. Pregúntate: ¿cuáles son las bebidas preferidas de mis hijos?, ¿hacen ejercicios todos los días?, ¿cuántas horas pasan frente a una pantalla, ya sea del televisor, la PC (computadora u ordenador) o los dispositivos (aparatos) móviles? Los cambios, que son inevitables, muchas veces significan progreso, pero en otras ocasiones – hay que reconocerlo – han traído consecuencias nocivas.
En una sociedad en donde abundan los comercios de comidas rápidas y las golosinas, en la que las pantallas se han convertido en una de los principales áreas alrededor de las cuales gira la vida, ya que funcionan como medio de comunicación, de entretenimiento y hasta para resolver las obligaciones y las responsabilidades, como las tareas del colegio, se hace difícil combatir una condición que podría evitarse pero que, sin embargo, pone la vida de muchos jóvenes y de muchos adultos en riesgo: el sedentarismo, ya que se asocia con la obesidad.
Eliminar esos kilogramos o libras de más no es sólo una cuestión de imagen. Por el contrario, ése podría ser el último objetivo frente a los problemas de salud que puede provocar esta condición, como enfermedades del corazón, diabetes, colesterol y presión arterial elevados, entre otros. Y si bien todos estas condiciones suelen ser “silenciosas”, es decir, que se notan hasta que aparece una complicación, con ciertos cambios relativamente sencillos puedes disminuir las posibilidades de que tus hijos se enfermen y puedes mejorar su calidad de vida.
Un análisis reciente realizado por especialistas de la Universidad Loughborough, en Inglaterra, que comparó 53 estudios de todo el mundo sobre el comportamiento sedentario y la dieta, encontró un vínculo evidente entre el tiempo que los niños, los adolescentes y los adultos pasan frente a la pantalla y la mala alimentación.
Ellos detectaron que el ver televisión se asocia fuertemente con el consumo de comida rápida y bebidas energéticas, y con un bajo consumo de frutas y verduras. Según los investigadores, esto se debe a que los televidentes no sólo están expuestos a anuncios que pueden influir en el tipo de alimentos que se les apetecen, sino también a que este medio actúa como distracción y reduce la atención a lo que se come realmente.
Esta situación se vuelve aun peor si se consideran otros hábitos nocivos, como fumar. Una investigación desarrollada por unos profesionales médicos del centro de salud Huelva-Centro, ubicado en el Distrito de Atención Primaria Huelva-Costa, en España, demuestra una asociación entre el tabaquismo, los hábitos alimenticios y los malos hábitos de vida. En detalle, de un total de 1.274 alumnos de la secundaria de la provincia de Huelva que fueron encuestados, el 13.9 por ciento fumaban, algo que se incrementaba con la edad y el sexo: las chicas tendían a fumar más que los varones.
En cuanto a la alimentación y los estilos de vida, esta investigación reveló que el tabaquismo y el alcoholismo tienen una fuerte conexión y que, mientras que en el sector masculino el fumar está vinculado al consumo excesivo de hamburguesas, salchichas, embutidos, fritos y pastelería industrial, en el caso de las mujeres se disminuye cuando ellas practican ejercicio físico.
Al otro lado del océano, los estudios también hacen eco a los malos hábitos de salud entre los adolescentes. Varios análisis llevados a cabo por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, determinaron que los alumnos de secundaria beben demasiados refrescos altos en calorías, y no hacen mucho ejercicio.
Los CDC aconsejan a los jóvenes que participen, como mínimo, de una hora de ejercicio aeróbico al día, además de un mínimo de tres horas de una actividad que fortalezca los músculos cada semana. Sin embargo, sólo un poco más del 15 por ciento de los participantes cumplía con los objetivos aeróbicos, la mitad con la meta de fortalecimiento muscular y el 12.2 por ciento con ambas recomendaciones.
Estas cifras surgen de una encuesta anónima desarrollada por unos investigadores de dicho organismo, realizada en el 2010 entre casi 11.500 estudiantes de ambos sexos, de noveno a duodécimo grado, tanto en escuelas públicas como en escuelas privadas, en los 50 estados y el Distrito de Columbia.
Los autores del estudio no se sorprendieron con los resultados de la encuesta, ya que desafortunadamente, la actividad física ya no es un requisito diario en la mayoría de las escuelas en Estados Unidos, y los estudiantes que participan en algún deporte, no lo practican durante todo el año. Concluyeron que los padres deben intentar fomentar hábitos saludables en sus hijos mucho antes de que lleguen a la adolescencia, para que esos hábitos perduren durante toda la vida.
¿Y tus hijos adolescentes, son parte de esta tendencia? Es cierto que puede ser difícil modificar las costumbres, sobre todo cuando se trata de cosas deliciosas y actividades entretenidas. Sin embargo, es cuestión de que los animes a probar nuevos sabores más saludables y a descubrir que poner el cuerpo en movimiento puede incluso ser más divertido que pasar horas sentado frente a una pantalla. ¡Anímalos! No tienen nada que perder y sí mucho por ganar, no sólo en diversión sino también en salud, autoestima y hasta podrían mejorar su estado de ánimo y su humor.
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