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Muchas personas de 65 a 85 años de edad permanecen sexualmente activas y piensan que la intimidad es una parte importante de sus vidas.  Sin embargo, con la edad, la sexualidad también puede constituir un reto.  En este artículo, la Mayo Clinic examina algunos de los retos y soluciones para cultivar el deseo sexual más adelante en la vida.

Las enfermedades que afectan la salud y bienestar general de hombres y mujeres pueden interferir con la sexualidad.  La diabetes, la hipertensión y el colesterol alto pueden afectar al sistema cardiovascular y durante las actividades que despiertan el deseo sexual es necesario que la sangre circule con fuerza.  Por otro lado, las afecciones de las articulaciones, como la osteoartritis y la artritis reumatoide, podrían dificultar los movimientos u ocasionar dolor.  Además, es común que entre las personas mayores disminuya el deseo sexual (la libido).

En las mujeres, los cambios corporales que normalmente ocurren pueden alterar el deseo sexual.  Por ejemplo, la disminución en los niveles de estrógeno deriva en un afinamiento de los tejidos vaginales y menos lubricación en la vagina.  Estos cambios podrían reducir el deseo sexual debido al dolor o molestia que se presenta durante la estimulación sexual.  Con la edad, los orgasmos normalmente suelen ser más callados.

En los hombres, los niveles de testosterona disminuyen gradualmente con el tiempo y eso significa que podrían requerir más tiempo para tener una erección o que ésta podría no ser tan firme.  La disfunción eréctil es más común conforme un hombre avanza en edad.

No obstante, el deseo por intimidad emocional vence a la edad y, por ello, el enfoque sobre una relación física puede cambiar cada vez más hacia una de tipo emocional.  Debido a ese cambio, las personas mayores tienden a aproximarse entre sí para satisfacer su intimidad sexual, aunque ni el deseo ni el orgasmo sean iguales que antes.  Si bien no es posible volver el tiempo atrás, la Mayo Clinicsugiere maneras de mejorar la experiencia sexual más adelante en la vida.

1.  Comunicación: las parejas necesitan hablar abiertamente sobre cualquier problema físico, así como respecto a los cambios en la función sexual o en el placer por el sexo.

2.  Alternativas femeninas: existen productos de venta sin receta médica que ayudan con la sequedad vaginal propia de la menopausia.  Entre las alternativas están los humectantes a base de agua (Replens) o los lubricantes sin glicerina como el System Jo H20 ó el Slippery Stuff.  Otra alternativa es el estrógeno vaginal que se expende bajo receta médica.

3.  Alternativas masculinas: existe la disponibilidad de fármacos como el sildenafil (Viagra), tadalafil (Cialis) y vardenafil (Levitra) para tratar la disfunción eréctil.  Sin embargo, éstos no afectan la libido.

4.  Otros medicamentos: los antidepresivos, los fármacos opiáceos para aliviar el dolor y los medicamentos para la hipertensión podrían afectar negativamente sobre la función sexual.  Un médico podría ofrecerle otras alternativas de tratamiento.

5.  Ejercicio: hacer ejercicio regularmente puede mejorar el nivel de energía y también ayudar con el flujo sanguíneos hacia los genitales.

6.  Consejería: un terapeuta capacitado puede ofrecerle instrucción, sugerencias e intervenciones personalizadas que puedan ayudarle a tratar sus problemas sexuales y regresar a la intimidad.

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Imagen © iStock / Aldo Murillo

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