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En el artículo anterior hablamos sobre qué son las maculopatías y cuáles son los tipos de ellas. En esta ocasión te contamos los síntomas, los factores y qué se puede hacer  para ponerle freno a esta condición.

Síntomas 

El principal síntoma de las maculopatías es que disminuyen la agudeza de la visión central, causando dificultad para percibir de forma correcta los colores y los detalles en las imágenes. Los síntomas de la maculopatía son, por tanto: 

  • Distorsión de las imágenes. Las líneas rectas pueden observarse torcidas a onduladas. 
  • Visión borrosa, que dificulta la realización de tareas cotidianas como leer y conducir o cualquier otra actividad que requiera el uso de visión central. 
  • Formación de manchas oscuras en el centro del campo visual. Dichas manchas pueden ser pequeñas e ir creciendo de forma progresiva conforme pase el tiempo. 
  • Necesidad de mayor iluminación en los espacios para poder ver correctamente y disminuir el contraste que impide una correcta visión nocturna y percepción del color.

Factores de riesgo

Los expertos no están seguros exactamente de qué causa los daños en la mácula, aunque sí se sabe que existen ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir una maculopatía. Estos son algunos de los factores más importantes:

  • Edad: Es el principal factor de riesgo. Aunque es algo que en principio no se puede controlar, es necesario tenerlo en cuenta para hacer revisiones que ayuden a detectar los problemas en estadios tempranos cuando es posible tomar medidas que eviten el mayor desarrollo de la enfermedad.
  • Fumar: El hábito de fumar aumenta las posibilidades de desarrollar una DMAE de dos a cinco veces en una persona. Esto es debido a que la retine consume un alto nivel de oxígeno y por tanto, todo lo que afecta al suministro de oxígeno puede afectar a la retina. También el tabaquismo causa un daño oxidativo que puede contribuir al desarrollo y progresión de la enfermedad.
  • Presión arterial alta: Como el fumar, conduce a una constricción o estrechamiento de los vasos sanguíneos que nutren la retina, lo que a su vez restringe el flujo de oxígeno.
  • Dieta: Las personas que consumen dietas elevadas en grasa, colesterol y alimentos de alto índice glucémico, y baja en antioxidantes y vegetales de hojas verdes pueden ser más propensas a desarrollar DMAE. Los alimentos de índice glucémico alto, como el arroz blanco, pan y pastas aumentan rápidamente el nivel de azúcar en la sangre, mientras que los alimentos de bajo índice glucémico, tales como panes de grano integral o la avena pueden reducir su riesgo mediante la estabilización de los niveles de azúcar en la sangre.

¿Se puede poner freno al deterioro de la mácula?

“Es clave realizar un diagnóstico precoz y llevar un control exhaustivo de la enfermedad. Cuando esta entra en una forma especialmente agresiva y de avance rápido, que llamamos DMAE húmeda, podemos tratarla con fármacos”, explica la Dra. Burés.

Según añade, “son fármacos que han revolucionado el tratamiento de la DMAE y que actúan directamente en el interior del ojo. Los administramos periódicamente en consulta, a través de una sencilla inyección que produce mínimas molestias. Las inyecciones intraoculares también se utilizan frente a otras patologías como el edema macular, aunque existen ciertas enfermedades de la mácula, como el agujero macular o las membranas epirretinianas, que precisan cirugía.

El papel del paciente es clave

Debido a la importancia de la mácula para gozar de una buena visión, conviene ponerla en manos expertas. Cuando se trata operarla, hablamos de “una microcirugía sumamente precisa y minuciosa, para la que utilizamos sofisticados equipos de visualización en el quirófano e instrumentos de mínima incisión, que nos permiten ver la mácula con gran detalle y realizar maniobras muy finas”, apunta la Dra. Burés.

Asimismo, el papel del paciente es básico, ya que todo empieza por acudir a revisiones periódicas con el oftalmólogo.  Solo, de este modo, es posible detectar las lesiones maculares más incipientes, cuando todavía no se traducen en pérdidas acusadas de visión y, por tanto, existen más posibilidades de poder atajarlas a tiempo. Además, pueden ayudarnos test de autoexploración, como la Rejilla de Amsler. Un último consejo de la Dra. Burés “Recomiendo hábitos saludables que benefician a la salud ocular y al buen estado de la mácula, como seguir una dieta equilibrada y mediterránea, realizar ejercicio físico regular o evitar el tabaco. Y proteger los ojos del sol, ya que la mácula también recibe los daños acumulativos de una exposición prolongada sin protección, lo que puede acelerar patologías como la DMAE”.

 

Por Miguel Ramudo
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