Por Stephen Barrett, M.D. y Victor Herbert, M.D., J.D.
¿Cómo pueden reconocerse los suplementos dietéticos y vitaminas que son mera charlatanería? Acá encontrarás 25 señales que deben hacerte sospechar.
1. Cuando hablan de nutrientes, sólo cuentan una parte de la historia
Los charlatanes siempre te hablan de todas las cosas maravillosas que las vitaminas y los minerales le brindan a tu cuerpo y/o todas las cosas horribles que te pueden suceder si no tienes suficientes. Muchos aseguran que su producto o programa ofrece un “complemento nutricional óptimo”. Pero muy convenientemente evitan decirte que una dieta balanceada por sí sola te proporciona los nutrientes que la mayoría de las personas necesitan y que las guías sobre nutrición que desarrolla el gobierno hacen que el que puedas balancear tu dieta sea algo sencillo.
2. Aseguran que la mayoría de los personas están mal nutridas
Esta es sólo una forma de llamar tu atención atemorizándote, pues no sólo no es cierta, si no que ignoran el hecho de que las principales formas de mala nutrición en son la obesidad en gran parte de la población, especialmente entre los pobres, y la desnutrición provocada por la pobreza. La gente pobre no puede ni debe gastar su dinero en pastillas de vitaminas que son innecesarias. Su dinero debería usarse para comprar alimentos nutritivos.
Los charlatanes aseguran equivocadamente que la gente es tan adicta a la comida “chatarra”, que es excepcional que tenga una dieta adecuada. Aunque es cierto que algunas botanas (snacks) son básicamente “calorías vacías” (los azúcares y/o las grasas sin otros nutrientes), no es necesario que cada bocado que comemos esté cargado de nutrientes. De hecho, ninguna persona normal que lleve una dieta balanceada está en riesgo de tener una deficiencia de vitaminas.
3. Recomiendan un “seguro de nutrición” para todas las personas
La mayoría de los charlatanes que promocionan vitaminas insinúan que todas las personas están en riesgo de sufrir una deficiencia vitamínica y por ende deberían tomar suplementos como un “seguro”. Algunos sugieren que es difícil obtener todo lo que se de necesita sólo de la comida, y otros aseguran incluso que es imposible. Sus discursos se parecen a los de aquellos charlatanes que iban de puerta-en-puerta y que afirmaban que tu horno que estaba en perfecto estado corría el peligro de explotar a menos que lo reemplazaras por el producto que ellos vendían.
Los promotores de vitaminas nunca te dirán quién no necesita sus productos. Además, sus advertencias sobre “cuidado con la deficiencia” no siempre están asociadas a los nutrientes esenciales, sino que también hablan de químicos no esenciales de los que nadie necesita preocuparse pues el cuerpo los produce por sí mismo.
4. Dicen que la mayoría de las enfermedades se deben a una dieta inadecuada y que pueden ser tratadas con métodos “nutricionales”
Esto sencillamente no es así. Consulta con tu médico o con cualquier libro reconocido de medicina. Ellos te dirán que aunque la dieta es un factor en algunas enfermedades (especialmente en la enfermedad coronaria- del corazón), la mayoría de las enfermedades tienen poco o nada que ver con la alimentación.
Los síntomas comunes como el malestar general (sentirse mal), fatiga, falta de energía, los dolores (incluyendo el dolor de cabeza), los achaques y otras quejas similares, son usualmente la reacción del cuerpo al estrés emocional. Si estos síntomas persisten, es una señal para consultar con tu médico y para que te evalúe para ver si tienes alguna enfermedad física. Pero no es una razón para tomar vitaminas en pastillas.
5. Aseguran que los métodos modernos de procesamiento y almacenamiento de los alimentos le quitan todo el valor nutritivo a la comida
Es cierto que el procesamiento de los alimentos puede cambiar su contenido nutricional. Pero los cambios no son tan drásticos como los charlatanes quieren hacerte creer para que compres suplementos. Mientras que algunos métodos de procesamiento destruyen algunos nutrientes, otros les añaden. Una dieta balanceada y variada de te puede dar toda la nutrición que necesitas.
Los charlatanes distorsionan y simplifican la información de manera excesiva. Cuando dicen que el moler extrae la vitamina B de los alimentos, los charlatanes no se preocupan por aclararte que cuando éstos se enriquecen, recuperan estas vitaminas. Cuando te dicen que el cocinar destruye las vitaminas, omiten el hecho de que sólo muy pocas vitaminas son sensibles al calor. Y tampoco te dicen que esas vitaminas se obtienen fácilmente al consumir diariamente una porción de fruta fresca, vegetales crudos, o jugo de frutas frescas o congeladas. Además, mienten cuando dicen que los minerales son destruidos al procesar o cocinar los alimentos, pues la verdad es que el calor no destruye los minerales.
6. Aseguran que la alimentación es un factor determinante en tu comportamiento
Los charlatanes no sólo relacionan la dieta con las enfermedades sino también con el comportamiento. Algunos aseguran que las reacciones negativas a los aditivos o a comidas comunes causan hiperactividad en los niños e incluso comportamientos criminales en adolescentes y adultos. Estas afirmaciones se basan en una combinación de creencias falsas, evidencias anecdóticas e investigaciones mal diseñadas.
7. Aseguran que la fluorización es peligrosa
Curiosamente, los charlatanes no siempre están interesados en las deficiencias reales. El fluoruro es necesario para fortalecer los huesos y proteger a los dientes de las caries. La mejor manera de obtener la cantidad adecuada de este importante nutriente es aumentando los suministros de agua de la comunidad para que la concentración de fluoruro sea una parte por cada millón de partes de agua. Sin embargo, los charlatanes generalmente se oponen a la fluorización del agua, y algunos incluso abogan por filtros de agua que eliminan el fluoruro. Al parecer, cuando no pueden obtener ganancias de algo, tratan de sacar partido oponiéndose.
8. Aseguran que el agotamiento del suelo y el uso de pesticidas y fertilizantes “químicos” hacen que los alimentos sean menos seguros y menos nutritivos
Estas afirmaciones son usadas para promover la venta de los supuestos alimentos “orgánicos”. Si algún nutriente esencial falta en el suelo, simplemente una planta no puede crecer. Además, los fertilizantes químicos contrarrestan los efectos del agotamiento del suelo. Los charlatanes también mienten cuando afirman que las plantas cultivadas con fertilizantes naturales (como el estiércol) son superiores en nutrición a las cultivadas con fertilizantes sintéticos. Antes de que los puedan usar, las plantas convierten los fertilizantes naturales en los mismos químicos que los que proveen los fertilizantes sintéticos.
El contenido vitamínico de un alimento es determinado por su composición genética. Los fertilizantes pueden influenciar los niveles de ciertos minerales en las plantas, pero esto no es un factor significativo en la dieta estadounidense. Los residuos de los pesticidas en nuestra comida son extremadamente pequeños y no significan una amenaza para la salud del consumidor. Los alimentos “certificados” como “orgánicos” no son más seguros o más nutritivos que otros alimentos. De hecho, a excepción de su precio alto, no son significativamente diferentes.
9. Aseguran que estás en riesgo de “envenenarte” por los aditivos y preservativos de la comida común
Esta es otra de las estrategias de miedo diseñadas para aminorar tu confianza en los científicos de la alimentación y en las agencias de protección del gobierno, así como en nuestras propias provisiones de comida. Los charlatanes quieren que pienses que ellos están para protegerte. Ellos esperan que si tú les crees, comprarás sus productos alimenticios “naturales”. Pero la verdad es que las diminutas cantidades de aditivos que se usan en la comida no implican el más mínimo riesgo para la salud humana. Algunos incluso protegen nuestra salud al evitar que los alimentos se deterioren, se vuelvan rancios o les crezca moho.
10. Denuncian que la Ingesta Diaria Recomendada se ha definido en un nivel muy bajo
Los niveles de la Ingesta Diaria Recomendada, conocida en inglés como “Recommended Dietary Allowances (RDAs)”, son publicados por el Consejo Nacional de Investigación aproximadamente cada cinco años desde 1943. Se definen como “los niveles de consumo de los nutrientes esenciales que, con base en el conocimiento científico, son considerados por el Consejo de Alimentación y Nutrición como los adecuados para satisfacer las necesidades nutricionales de prácticamente todas las personas saludables”. Ni el RDA, ni los “valores diarios” (“Daily Values” en inglés) enunciados en las etiquetas de los productos son “mínimos” o “requerimientos”. Incluso, han sido deliberadamente definidos más arriba de lo que la mayoría de las personas necesitan. El motivo por el cual los charlatanes denuncian que los RDAs son muy bajos es obvio: si crees que necesitas más de lo que puedes obtener con la comida, es más probable que compres sus suplementos.
11. Aseguran que cuando tienes estrés diario o sufres ciertas enfermedades, aumenta tu necesidad nutricional
Muchos fabricantes de vitaminas anuncian que “el estrés priva al cuerpo de recibir vitaminas”. Una compañía ha afirmado que “si fumas, haces dieta o te encuentras enfermo, puedes estar privando a tu cuerpo de vitaminas”. Otra advirtió que “el estrés puede agotar las vitaminas solubles en agua de tu cuerpo… y que es necesario reemplazarlas a diario”. Mientras que otros productos prometen llenar las “necesidades especiales de los deportistas”.
Aunque es cierto que la necesidad de vitaminas puede aumentar ligeramente cuando te encuentras bajo estrés físico o tienes alguna enfermedad, este tipo de publicidad es fraudulenta. El estadounidense promedio –estresado o no– no está en riesgo de sufrir una deficiencia de vitaminas. El aumento en la necesidad de vitaminas a la cual se refiere la publicidad de estos productos no es más alta de lo que se puede obtener al alimentarse adecuadamente. Alguien que realmente está en riesgo de sufrir deficiencia debido a una enfermedad, estará tan enferma que necesitará asistencia médica y probablemente deba ser hospitalizado. Pero estos anuncios publicitarios se dirigen al promedio de los estadounidenses, quienes seguramente no necesitan suplementos vitamínicos para sobrevivir al resfriado común, a una ronda de golf o a trotar por el barrio. Los deportistas reciben suficientes vitaminas cuando comen lo necesario para cumplir con sus necesidades calóricas.
Muchos promotores de vitaminas sugieren que los fumadores necesitan suplementos de vitamina C. Aunque es cierto que los fumadores en Norte América tienen de alguna manera niveles más bajos de esta vitamina en su sangre, estos niveles todavía están muy por encima de los niveles deficientes. En Estados Unidos, el fumar cigarrillos es la causa principal de muerte, prevenible mediante auto-disciplina. En vez de buscar un falso consuelo tomando vitamina C, los fumadores que están preocupados por su salud deberían simplemente dejar de fumar.
Cuando sugieren que las “vitaminas para el estrés” te pueden ayudar a reducir el estrés emocional, también son fraudulentas.
12. Recomiendan “suplementos” y “alimentos saludables” a todos por igual
Los charlatanes de la alimentación denigran a los alimentos normales y ridiculizan a los sistemas de grupos alimenticios en los que se basa la buena nutrición. Ellos no te confiesan que se ganan la vida haciendo estos anuncios – a través de honorarios por apariciones públicas, apoyo a los productos, venta de publicaciones, intereses financieros en las compañías de vitaminas, tiendas de alimentos saludables o granjas orgánicas.
El mismo término “alimentos saludables” es un eslogan engañoso. El juicio acerca de alimentos individuales depende de cómo contribuyen a la dieta general de una persona. Todos los alimentos son alimentos saludables cuando se consumen de forma moderada; y cualquier alimento puede ser “chatarra” cuando se come en exceso. ¿Alguna vez te has puesto a pensar que tu tienda de confianza, el mercado de las frutas, la carnicería y el supermercado también son tiendas de alimentos saludables? Lo son –y generalmente cobran menos que las tiendas que usan el eslogan.
Por cierto, ¿alguna vez te has preguntado porqué las personas que comen muchos “alimentos saludables” siguen sintiendo que se tienen que recargar con suplementos vitamínicos? ¿O porqué tantos compradores de “alimentos saludables” se quejan de mala salud?
13. Aseguran que las vitaminas “naturales” son mejores que las “sintéticas”
Esta afirmación es simple y llanamente una mentira. Cada vitamina es una cadena de átomos atados formando una molécula. Con pocas excepciones, las moléculas hechas en las “fábricas” de la naturaleza son idénticas a las que fueron hechas en las compañías químicas. ¿Tiene sentido pagar de más por vitaminas extraídas de los alimentos cuando puedes obtener todo lo que necesitas de los alimentos directamente?
14. Sugieren que se puede usar un cuestionario para indicar si necesitas suplementos dietéticos
Ningún cuestionario puede hacer esto. Algunos empresarios han inventado largos cuestionarios con puntajes computarizados que preguntan sobre los síntomas que podrían presentarse cuando existe una deficiencia vitamínica. Pero estos síntomas ocurren más frecuentemente en condiciones no relacionadas con la nutrición. Incluso, cuando hay una verdadera deficiencia nutricional, las pruebas no proporcionan suficiente información para descubrir la causa y así recomendar un tratamiento adecuado. Eso requiere un examen físico y pruebas de laboratorio apropiadas. Muchos nutricionistas responsables usan una computadora para ayudar a evaluar la dieta de sus clientes. Pero esto sólo se hace para poder realizar recomendaciones sobre la dieta, como reducir el contenido de grasa o aumentar el contenido de fibra. Los suplementos son necesarios rara vez a menos que la persona sea incapaz (o no quiera) consumir una dieta adecuada.
Ten cuidado también con los cuestionarios que pretenden determinar si los suplementos son necesarios para corregir “deficiencias nutricionales” o “fallas en la dieta”, o para diseñar suplementos “personalizados”. Los puntajes de estos cuestionarios están manipulados para que todo el que lo conteste reciba la recomendación de tomar suplementos. Los análisis alimenticios responsables comparan el consumo promedio diario de comida del individuo con el número recomendado de porciones de cada grupo de alimentos. La mejor forma y la más segura para obtener los nutrientes es generalmente de la misma comida, y no de pastillas. Así que aún cuando una dieta es deficiente, la acción más prudente es generalmente modificar la dieta en lugar de complementarla con pastillas.
15. Dicen que es fácil perder peso
Los charlatanes de las dietas quieren hacerte creer que las pastillas especiales o la combinación de alimentos pueden hacerte perder peso “sin esfuerzo”. Pero la única manera de perder peso es al quemar más calorías de las que comes. Y esto requiere autodisciplina: al comer menos, al hacer más ejercicio, o preferiblemente hacer ambos. Hay aproximadamente 3,500 calorías en una libra de peso corporal. Para perder una libra a la semana (una cantidad segura que no es sólo agua), debes comer 500 calorías menos de lo que quemas cada día. La dieta más sensible para perder peso es aquella nutricionalmente balanceada que incluye carbohidratos, grasas y proteínas. La mayoría de las dietas de moda “funcionan” al hacerte perder peso temporalmente – como un resultado de la restricción en calorías. Pero casi siempre son muy monótonas y peligrosas para seguir a largo plazo. A menos que quien hace dieta desarrolle y mantenga hábitos de buena alimentación y ejercicio, el peso perdido en una dieta pasajera pronto se recuperará.
El término “celulitis” es a veces usado para describir los “gorditos” con hoyuelos que se encuentran en las caderas y muslos de muchas mujeres. Aunque no hay evidencia médica que apoye esta afirmación, la celulitis es presentada como un tipo de grasa especial que es resistente a la dieta y al ejercicio. Los remedios anticelulitis exitosos incluyen cremas (para “disolverla”), cepillos, rodillos, esponjas vegetales “loofah”, fajas y abrigos para el cuerpo, y suplementos con vitaminas y minerales con y sin hierbas. El costo de varios planes de tratamiento va desde unos cuantos dólares por un frasco de vitaminas, a varios cientos de dólares en un salón que ofrece tratamientos de calor, masajes, inyecciones de enzimas y/o tratamientos con varios aparatos. La verdad sobre la “celulitis” es que es grasa común que puede perderse sólo como parte de un programa integral de pérdida de peso.
16. Prometen resultados rápidos, espectaculares y milagrosos
A menudo las promesas son sutiles o expresadas con palabras engañosas que crean la ilusión de una promesa, de modo que los vendedores puedan negar haber hecho tales promesas cuando los federales los vigilan de cerca. Las falsas promesas de cura son las prácticas más inmorales de los charlatanes. Pareciera no importarles a cuántas personas ellos pueden quebrar financiera o espiritualmente – debido a la euforia que generan las buenas expectativas seguida por una profunda depresión cuando el “tratamiento” falla. Y los charlatanes tampoco llevan la cuenta –mientras llenan sus cuentas bancarias- de a cuántas personas ellos alejan de cuidado médico eficiente para introducirlas a la discapacidad o la muerte.
Los charlatanes te dirán que las “mega-vitaminas” (dosis enormes de vitaminas) pueden prevenir o curar diversas condiciones y enfermedades, especialmente las emocionales. Pero nunca te dirán que la “evidencia” que sostiene sus afirmaciones es poco confiable pues está basada en investigaciones inadecuadas, anécdotas o testimonios. Ni te informarán los charlatanes que las megadosis pueden hacerte daño. La terapia de las “mega-vitaminas” es una ruleta nutricional, y la única ganancia va para la casa.
17. Rutinariamente venden vitaminas y otros “suplementos dietéticos” como parte de su práctica
Aunque las vitaminas son útiles como agentes terapéuticos para ciertos problemas de salud, la cantidad de estas condiciones es pequeña. Sin embargo, los profesionales que venden suplementos en sus consultorios siempre los recomiendan inadecuadamente. Además, estos productos tienden a ser significativamente más caros que los similares que venden en las farmacias – o incluso que en las tiendas de alimentos saludables. Deberías ignorar cualquier publicación o sitio Web cuyo editor o casa editorial vende suplementos dietéticos.
18. Se promocionan usando lenguaje pseudo-médico
En lugar de prometer la cura de tu enfermedad, algunos charlatanes te prometerán una “desintoxicación”, “purificación” o “revitalizar” tu cuerpo; “balancear” su química o “energía electromagnética”; armonizarlo con la naturaleza; “estimular” o “fortalecer” tu sistema inmunológico; “apoyar” o “rejuvenecer” varios órganos en tu cuerpo; “abrir la habilidad curativa de tu cuerpo”; o simular el poder de tu cuerpo para auto-curarse. Por supuesto, nunca necesitan identificar o hacer medidas válidas de “antes y después” de cualquiera de estos procesos. Estas promociones cumplen con dos propósitos. El primero, debido a que es imposible medir los procesos que los charlatanes tanto aseguran, puede resultar difícil comprobar que están equivocados. Y el segundo, si un charlatán no es médico, el uso de terminología no-médica le puede ayudar a evitar que lo acusen de estar practicando medicina sin licencia –aunque no debería.
Algunas enfoques de la “desintoxicación” explican que los contenidos del intestino se pudren gracias a una estasis (estancamiento) intestinal, lo que produce que se formen toxinas y sean absorbidas por el cuerpo causando un envenenamiento crónico del cuerpo. Esta teoría de “auto-intoxicación” fue popular en el cambio del siglo XX pero fue abandonada por la comunidad científica durante los años 30. Tales “toxinas” nunca han sido encontradas, e investigaciones cuidadosas han demostrado que los hábitos de digestión y de ir al baño pueden cambiar bastante incluso en individuos con buena salud.
Los charlatanes pueden también sugerir que la material fecal se acumula en las paredes del intestino y causa problemas a menos que sea removida por laxantes, irrigación del colon (lavado intestinal), dietas especiales y/o varias hierbas o suplementos alimenticios que “limpian” el cuerpo. La falsedad de estos enfoques es obvia para los doctores que realizan cirugías intestinales o que pueden inspeccionar el interior del intestino largo con instrumentos de diagnóstico. La materia fecal no se adhiere a las paredes intestinales. La irrigación del colon se realiza insertando un tubo en el recto y bombeando hasta 20 galones de agua hacia adentro y hacia fuera. Este tipo de enema no es malo en términos terapéuticos, pero puede causar un desequilibrio electrolítico fatal. También se han reportado casos de muerte debido a perforación e infección del intestino (por equipos contaminados).
19. Usan anécdotas y testimonios para respaldar sus afirmaciones
Todos tendemos a creer lo que otros nos dicen acerca de sus experiencias personales. Pero separar causa y efecto de la mera coincidencia puede ser difícil. Si las personas te dicen que el producto X los ha curado de cáncer, artritis o cualquier otra condición, sé escéptico. Puede ser que realmente no hayan tenido nunca tal condición. Y si fue así, probablemente su recuperación se hubiera dado sin la ayuda el producto X. La mayoría de los episodios simples de una enfermedad terminan con el paso el tiempo, y muchas enfermedades crónicas tienen períodos sin síntomas. El establecer verdades médicas requiere investigación cuidadosa y repetida –con experimentos bien diseñados y sin reportes de coincidencias mal percibidas como causa y efecto. Por eso es que la evidencia por testimonios está prohibida en los artículos científicos, no se admite en las Cortes y no se usa para evaluar si una medicina debe ser vendida legalmente. (Imagina qué sucedería si la Administración de Drogas y Alimentos – FDA en inglés – decide que sus pruebas clínicas son muy costosas y que por ende la aprobación de medicamentos se basará en cartas de testimonios o entrevistas con algunos pacientes).
Nunca subestimes el grado en que las personas pueden ser engañadas con remedios inútiles. Durante el principio de los 1940s, varios miles de personas se convencieron de que el “glioxilato” (glyoxylide en inglés) podía curar el cáncer. Sin embargo, los análisis demostraron que era simplemente ¡agua destilada! Muchos años antes de eso, cuando el arsénico era usado como “tónico”, cantidades innumerables de personas le tenían una fe ciega a pesar de que los estuviera envenenando lentamente.
Los síntomas psicosomáticos (las reacciones del cuerpo a la tensión) son frecuentemente aliviados por cualquier cosa que se tome creyendo (o con la sugerencia) de que funcionará. El cansancio y otros dolores menores pueden responder a cualquier “remedio falso” que alguien nos recomiende con entusiasmo. Para estos problemas, a veces incluso los médicos pueden recetar placebos. Un placebo es una sustancia que no tiene un efecto farmacológico en la condición para la que se toma, pero se da para satisfacer a un paciente que cree que realmente es una medicina. Las vitaminas (como las inyecciones de B12) se utilizan frecuentemente de esta manera.
Los placebos actúan por sugestión. Desafortunadamente algunos médicos creen en el bombo publicitario o se confunden con sus propias observaciones y “creen en las vitaminas” más allá de las que provee una buena dieta. Los que comparten esas creencias falsas lo hacen porque confunden coincidencia o “acción del placebo” con causa y efecto. Los creyentes de la homeopatía cometen el mismo error.
20. Aseguran que el azúcar es un veneno mortal
Muchos promotores de vitaminas nos quieren hacer creer que el azúcar refinada (blanca) es “el asesino en la mesa del desayuno” y es la causa subyacente de todo, desde enfermedades del corazón hasta hipoglucemia. Sin embargo, la verdad es que cuando el azúcar se usa con moderación como parte de una dieta normal y balaceada, es una fuente de calorías y placer gastronómico perfectamente segura. El azúcar sí puede incidir en las caries dentales, pero en ese caso lo que cuenta no es cuánta azúcar comes, sino cuánto tiempo cualquier carbohidrato comestible (que se convierte en azúcar) permanece en contacto con tus dientes. Esto depende entonces de cuán pegajosa es la comida, del tipo de bacteria que haya en tus dientes y de cómo es tu higiene bucal.
21. Mencionan certificados y referencias no reconocidos por científicos responsables o educadores
La columna vertebral de la integridad de la educación en Estados Unidos es un sistema de acreditación de agencias reconocidas por la Secretaría de Educación de Estados Unidos o por el Consejo de Acreditación en Educación Superior (CHEA por sus siglas en inglés), el cual es una agencia de coordinación no gubernamental. Los “grados o títulos” otorgados por escuelas no acreditadas raras veces valen más que el papel en el que están impresos.
En el campo de la salud, ninguna escuela no acreditada puede calificar a personas para que den consejos valiosos. Pero desafortunadamente la posesión de un título acreditado no siempre garantiza que una persona pueda ser confiable. Algunas escuelas que enseñan métodos no-científicos (quiropráctica, naturopatía, acupuntura y hasta métodos nutricionales de charlatanería) han recibido acreditación. Y lo que es peor, un pequeño porcentaje de individuos educados en instituciones de buena reputación (como escuelas de medicina y odontología, o universidades acreditadas) se han alejado del pensamiento científico.
Desde que los charlatanes trabajan por fuera de la comunidad científica, también tienden a formar sus propias organizaciones “profesionales”. En algunos casos, el único requisito de membresía es pagar una cuota. Nosotros y otros que conocemos hemos conseguido “membresías profesionales” muy cotizadas para nuestras mascotas con sólo inscribir el nombre y la dirección, y enviar un cheque de $50. No asumas que todos los grupos con nombres que suenan científicos son respetables. Entérate mejor si su pensamiento y orientación son científicos.
Algunos charlatanes se promocionan a sí mismo o a sus productos con frases excepcionales como “el nutricionista más importante del mundo” o “el líder en nutrición de Estados Unidos”. No hay ninguna ley en contra de esta táctica comercial, así como no hay leyes en contra de llamarse a sí mismo “el mejor amante del mundo”. Sin embargo, la comunidad científica no reconoce estos títulos. Definirse como “Nominado al Premio Nobel” también es falso y puede significar que alguien se ha nominado a sí mismo o pidió a un colega cercano que lo nominara.
Algunos empresarios aseguran tener títulos y afiliaciones de escuelas, hospitales y profesionales que realmente no existen. El mejor ejemplo actual de esto pareciera ser Gregory E. Caplinger, quien asegura haber obtenido un título de medicina, entrenamiento especializado, certificación de la junta directiva y calificaciones de afiliaciones profesionales –todas de fuentes falsas o inexistentes.
Incluso, hay certificaciones legítimas que pueden usarse para confundir. El “Premio de Reconocimiento al Médico” de la Asociación Médica de Estados Unidos (AMA por sus siglas en inglés), requiere la participación por 150 horas en un programa de educación continuada por un período de 3 años y el pago de una pequeña inscripción. La mayoría de los médicos en ejercicio cumplen con este estándar educativo porque es necesario estudiar para mantenerse actualizados. Los hospitales acreditados lo solicitan para mantener los privilegios de su personal, y algunos Estados lo exigen para renovar las licencias. Sin embargo, los médicos que hacen esto ni siquiera se molestan por conseguir el certificado de AMA. Como el premio no refleja ningún logro especial o especialización, no es adecuado usarlo para promocionarse a sí mismo.
22. Te ofrecen determinar el estado nutricional de tu cuerpo con pruebas de laboratorio o un cuestionario
Varios miembros de la industria de alimentos saludables y “profesionales de la salud” no-científicos, usan pruebas que (ellos aseguran) pueden determinar el estado nutricional de tu cuerpo y –por supuesto- definir qué productos deberías comprarles. Uno de los métodos preferidos es el análisis del cabello. Por $35 o $75 dólares, más un mechón de tu cabello, puedes conseguir un estudio computarizado de las vitaminas y minerales que supuestamente necesitas. El análisis del cabello tiene un valor muy limitado (principalmente usado en la medicina forense) en el diagnóstico de envenenamiento por metales pesados, pero es inútil como un mecanismo para detectar problemas nutricionales. Si un laboratorio de análisis de cabello recomienda que tomes suplementos, puedes estar seguro que sus computadores están programados para recomendárselos a todo el mundo. Otras pruebas usadas para promocionar suplementos incluyen análisis de los aminoácidos en la orina, pruebas de los músculos (quinesiología aplicada), iridología, tipificación sanguínea, cuestionarios de “deficiencia nutricional y/o estilo de vida, y aparatos electrodiagnósticos.
23. Aseguran ser perseguidos por la medicina ortodoxa y que su trabajo es oprimido por ser controversial
La “teoría de la conspiración” es un intento por ganar simpatía (lástima) al presentar al charlatán como una víctima. Los charlatanes típicamente aseguran que la Asociación Médica de Estados Unidos está en contra de ellos porque sus curas pueden reducir las ganancias de los médicos por mantener a la gente enferma. ¡No creas en semejante tontería! Los médicos con reputación están lo suficientemente ocupados. Además, muchos médicos inscritos en planes médicos prepagados, prácticas de grupo, enseñanza de tiempo completo y servicio para el gobierno, reciben el mismo salario independiente de si sus pacientes están enfermos o no – así que mantener a sus pacientes saludables reduce su carga de trabajo más no su ingreso.
Los charlatanes también aseguran que hay una “controversia” sobre los hechos entre ellos y “los burócratas”, la medicina organizada o “las instituciones”. Piden a gritos una investigación médica de todo lo que aseguran se puede lograr con sus tratamientos y productos, pero ignoran cualquier evidencia que los refuta. La frase “¿crees en las vitaminas?” es otra táctica que utilizan para aumentar la confusión. Todos saben que las vitaminas son necesarias para el cuerpo humano. Pero la pregunta real es: “¿necesitas vitaminas adicionales más allá de las que obtienes en una dieta balanceada?”. Para la mayoría de las personas, la respuesta es no. La nutrición es una ciencia, no una religión. Está basada en hecho, no en preguntas sobre tus creencias.
Cualquier médico que encuentre una vitamina o cualquier otra preparación que cure la esterilidad, enfermedades del corazón, artritis, cáncer y otras condiciones médicas parecidas, puede amasar una enorme fortuna. Los pacientes irían en bandada a consultar a ese médico (así como lo hacen actualmente con muchos los que falsamente aseguran que pueden curar esas condiciones), y los colegas lo inundarían con premios –¡incluyendo el muy lucrativo Premio Nobel! Y no te olvides que los médicos también se enferman. ¿Tú crees que podrían conspirar en contra de posibles curas para las enfermedades que los afectan a ellos mismos o a sus seres queridos? Cuando la polio fue dominada, los pulmones de hierro se convirtieron en algo obsoleto, pero nadie se atrevió a resistir este avance sólo porque forzaría a los hospitales a cambiar. Y los científicos tampoco van a llorar o se van a lamentar cuando se pueda vencer al cáncer.
24. Te advierten que no puedes confiar en tu médico
Los charlatanes, que quieren que les creas, te sugieren que la mayoría de los doctores son “carniceros” o “envenenadores”. Exageran los pequeños defectos de nuestro sistema de salud, pero ignorar completamente su propio sistema –o el de otros charlatanes. Por la misma razón, los charlatanes también aseguran que los doctores son analfabetas en cuanto a nutrición. Esto también es falso. Los principios de la nutrición son los mismos de la bioquímica y la fisiología humanas, clases requeridas en todas las escuelas de medicina. Algunas escuelas de medicina no dan una clase separada que se llama “Nutrición” porque estos temas ya están incluidos en otras clases en los momentos en que es más relevante. Por ejemplo, la nutrición para el desarrollo y crecimiento se enseña en pediatría, la nutrición para curar heridas se enseña en cirugía, y la nutrición durante el embarazo se enseña en obstetricia. Además, muchas escuelas de medicina sí ofrecen clases separadas de nutrición.
Por supuesto, el entrenamiento de un médico no termina el día en que un médico se gradúa de la escuela de medicina o el día en que termina su especialización. La profesión de médico significa la educación y el estudio toda la vida, y algunos Estados lo requieren para renovar la licencia. Los médicos pueden ampliar sus conocimientos en nutrición leyendo las revistas médicas y los libros de texto, discutiendo los casos con los colegas o asistiendo a cursos de educación continua. La mayoría de los médicos saben qué pueden hacer los nutrientes y qué no, y pueden diferenciar entre un descubrimiento nutricional real y la charlatanería. Aquellos doctores que no puedan contestar preguntas sobre dietas (planeación de comidas) pueden referir sus pacientes a alguien que sí pueda –usualmente a un dietista registrado. Como todos los seres humanos, los médicos algunas veces se equivocan. Sin embargo, los charlatanes recetan tratamientos errados la mayoría de las veces.
25. Animan a los pacientes a que apoyen políticamente sus métodos de tratamiento
Hace un siglo, antes de que la metodología científica fuera aceptada abiertamente, las nuevas ideas válidas eran difíciles de evaluar y algunas veces eran rechazadas por la mayoría de la comunidad médica, para luego ser aprobadas. Pero hoy en día los tratamientos que han demostrado ser efectivos, son bienvenidos por médicos y científicos y no necesitan un grupo que abogue por ellos. Los charlatanes buscan apoyo político porque no pueden probar que sus métodos funcionan. En cambio, buscan legalizar su tratamiento y forzar a las compañías de seguros a pagar por él. Una de las señales más seguras de que un tratamiento no funciona es que tiene una campaña política para legalizar su uso.
Traducido de Quackwatch.com. Para más información (en inglés), visita Quackwatch.com, haciendo clic aquí.