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La homeopatía es una terapia alternativa muy popular que se desarrolló a fines del siglo 18. Aquí te explico en qué consiste, lo que dice la ciencia, los efectos secundarios y las precauciones que debes tomar. La información es tu mejor aliada para que tomes decisiones relacionadas a tu salud.

¿Qué es la homeopatía?

Surgió hace más de 200 años en Alemania, más o menos a finales del siglo XVIII y se puede resumir en dos teorías que son muy poco convencionales. Una de ellas dice que entre la dosis sea menor, el efecto de curación (o cuánto influenciará al paciente) será mayor; la otra, que la cura está en otra sustancia similar a la que causó la enfermedad (no se opone o se pelea con ella) y en esa lógica que entiende que un “mal” cura a otro “mal” similar.

Fue Samuel Hahnemann, un doctor alemán que vivió de 1745 a 1843 quien desarrolló lo que rige hasta hoy a la homeopatía, experimentando sobre todo con él mismo.

Es distinta a otro tipo de curas también consideradas como alternativas, naturales o complementarias, pero comparten algunos preceptos (como con la medicina China) que hacen referencia a que el organismo tiene la capacidad de curarse a sí mismo y de encontrar de nueva cuenta su equilibrio tras un desajuste.

En Estados Unidos, está regulada por la FDA (por sus siglas en inglés, Food and Drug Administration) desde 1938, aunque hay que considerar que dentro de las evaluaciones de esta institución no se toman en cuenta la seguridad o efectividad en este tipo de remedios. Pero sólo autoriza su venta como suplementos para el tratamiento de problemas pequeños como resfriados, dolores de cabeza, etc., ya que si el producto dice que cura cáncer, ese requiere receta médica. Los fabricantes de los remedios homeopáticos no han podido presentar las investigaciones clínicas sobre su efectividad y seguridad que se requieren para poder autorizarlos como medicamentos recetados.

Normalmente las mezclas homeopáticas se hacen de plantas o minerales (se basan en tinturas madre de agua o alcohol y pueden también contener ciertos químicos, bacterias, virus o hasta animales, tejidos humanos o secreciones, pero en cantidades mínimas, casi inexistentes, pues entre más diluidos estén los compuestos, más potente se considera la medicina). Su objetivo es trabajar en el bienestar físico de la gente aliviando los síntomas, pero también ayudándolos a conseguir su propia curación y a mejorar (y mantener) su salud en general.

Estos remedios se venden más frecuentemente en forma de pastillas muy azucaradas y con alcohol, en gotas que se pueden diluir en agua o para tomarlas directamente en la lengua (o debajo de ella). También se pueden encontrar en presentaciones como pomadas, cremas o gel.

En homeopatía cada persona recibe un tratamiento personalizado, según sus propias características y síntomas (es común que dos personas con la misma afección reciban tratamientos diferentes) lo cual hace énfasis en la creencia que tienen muchas personas de que cada individuo es diferente y la curación a sus enfermedades también debería ser tratada particularmente. Son tratamientos individuales y hechos a la medida de cada quién y se pueden comprar en farmacias homeopáticas, farmacias convencionales (algunos medicamentos ya vienen empacados y etiquetados) o el propio homeópata que visites puede preparar tu mezcla.

En muchos países el mundo es muy popular. En Estados Unidos, durante 2006, casi 4 millones de adultos y cerca de un millón de niños usaron homeopatía.

Pero, ¿funciona?

Hay poca evidencia que establezca su eficiencia para curar. Los conceptos en los que se basa la homeopatía no son consistentes con los conceptos fundamentales de la química y la física. De acuerdo a la homeopatía, el remedio sirve más entre menos sustancia activa tiene.

Como además establece que cada persona y cada afección son tan particulares, hay muchísimos remedios. Aunque es muy difícil estudiar miles de posibles mezclas distintas, diferentes soluciones, personas y síntomas y hay muy pocos estudios, los estudios clínicos de calidad han concluido que no hay evidencia de que la homeopatía sea efectiva para ninguna de las condiciones en que se ha estudiado.

Hay temas muy controversiales como algunas corrientes que dicen que en vez de vacunar a los niños, bien podría usarse homeopatía y se han creado las “inmunizaciones homeopáticas” que no tienen ninguna evidencia de que funcionen, o sea, de que protejan a los niños contra las enfermedades. Evidentemente estas son prácticas que pueden poner en peligro no sólo a los niños, pero a todos en la comunidad.

La homeopatía se ha usado históricamente (y se sigue usando) para una variedad de afecciones, algunos ejemplos son: alergias, artritis, insuficiencia renal, dermatitis, problemas digestivos, lesiones, heridas, contra el estrés, gripes o infecciones e incluso temas más severos como problemas cardiacos o cáncer.

En realidad, podrías llegar ante un homeópata (idealmente certificado) y hablarle de una o varias afecciones, sin importar los orígenes o las diversas gamas de ellas y él o ella podría darte prácticamente lo que desee. Lo que no queda claro, desde el punto de vista científico, es que estas mezclas realmente ayuden al tratamiento y que si mejoras, no sea sólo debido a un efecto placebo causado por la fe que tienes en que te ayudará. Y si alguien tiene algún efecto secundario, los homeópatas a veces les dicen a sus pacientes que pueden tener un empeoramiento transitorio antes de mejorarse.

No hay duda que la homeopatía es muy popular, pero, aún no hay suficiente evidencia científica para determinar que la homeopatía ayuda al tratamiento del asma causado por alergias en una serie de estudios, por ejemplo.

Es importante que sepas también que varios estudios recientes que han analizado en laboratorios el contenido de algunos remedios homeopáticos actualmente en venta han hallado que muchos contienen sólo agua, sin ningún rastro de los ingredientes activos que anuncian en sus etiquetas. La venta de estos “remedios” es una estafa multimillonaria. ¡Cuídate!

¿Es segura?

La homeopatía generalmente es segura, pero puede tener efectos secundarios, algunos serios que describo más adelante. La Organización Mundial de la Salud ha marcado pautas de seguridad y calidad que deben seguir todos los homeópatas certificados para hacer sus remedios, mezclas y medicamentos. Si vas a utilizar remedios homeopáticos, asegúrate que los obtienes de un homeópata certificado.

La homeopatía no se recomienda en los bebés recién nacidos (debido a la inmadurez de sus órganos), en las mujeres embarazadas o que están lactando, ni en los ancianos. Y tampoco se recomienda en los niños sin antes consultar al médico.

Una de las preocupaciones más grandes, es que frecuentemente muchas de las fuentes con las que se preparan las medicinas, sobre todo si son de origen animal o vegetal, podrían transmitir agentes patógenos y podrían empeorar la salud de la persona. También se piensa que una de las toxicidades más graves que podría ocurrir con la homeopatía es el consumo de metales peligrosos ya que muchos contienen arsénico, hierro, cadmio, mercurio o aconitum, además de queroseno y/o talio en su preparación (que especialmente en ciertas cantidades o si se consumen con frecuencia, pueden causar problemas).

Una revisión sistemática de una serie de casos en el International Journal of Clinical Practice reporta efectos adversos directos e indirectos causados por remedios homeopáticos que incluyen, entre los directos: algunos muy leves como náusea, dolor abdominal, gas, hasta severos como: pancreatitis aguda, cáncer de la vejiga, alergias graves llamadas anafilaxis, paro cardíaco, disminución del sodio, de las plaquetas, lesiones en la piel, diarrea crónica, falla renal, sangrados, envenenamientos y otras requiriendo hospitalización, hubo cuatro muertes. Entre las indirectas: deterioro de falla cardiaca por presión alta, de meningitis, de septicemia con fiebre y convulsiones, de melanoma, de neumonía por neumococo y otras. En estos casos de efectos adversos indirectos, los pacientes tuvieron hipertensión persistente, desarrollaron hidrocéfalo requiriendo neurocirugía (una cirugía en el cerebro) o fallecieron.

No hay evidencia científica que sustente curación por la homeopatía. Aunque se piensa que las reacciones secundarias más comunes en los pacientes que usan la homeopatía son intoxicaciones y alergias, recuerda que puede haber otras más serias. Idealmente, si consideras usarla, es muy importante que consultes con tu médico antes y si la usas, que se lo dejes saber. Si la condición es grave: una emergencia, cáncer, una infección, un problema del corazón o un órgano vital, es indispensable que no retrases un tratamiento que podría salvarte la vida.

 

Imagen © iStock / graemenicholson

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