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  • La automedicación, aunque sea tentadora al tener malestares leves, puede ser incluso fatal si no se siguen de manera correcta las instrucciones de consumo y dosis. Los medicamentos imitan a moléculas orgánicas, por lo que sobrepasar la cantidad natural puede implicar desbalances en nuestro organismo.
  • El sobreuso de medicamentos sin la guía de un profesional de la salud puede resultar en daños hepáticos y renales, complicaciones gastrointestinales e incluso generar resistencia a ciertos fármacos que luego, al ser necesarios pueden no hacer el efecto deseado.
  • Las dosis de medicamentos en niños son mucho más estrictas que en los adultos. Entender las diferencias biológicas es clave para darnos cuenta de que nunca debemos darle medicamentos a nuestros hijos sin la guía de un profesional de la salud. Los daños pueden ser crónicos e incluso en los casos más severos, producir la muerte.

La televisión y otros medios de comunicación nos muestran un gran abanico de opciones farmacológicas qué nos prometen hacer desaparecer nuestros dolores y problemas médicos, y, además, muchos de ellos simplemente hay que comprarlos en el pasillo de una farmacia. Por otro lado, quizá tenemos a un ser querido que nos comenta esto me recetaron para lo que te está pasando a ti” sin tomar en consideración las diferencias biológicas que podemos tener. En este segundo artículo sobre medicamentos hablaremos de los peligros que supone automedicarse, ya que puede ser mortal, especialmente en los niños.

Tipos de fármacos

Los fármacos o medicamentos (aunque son diferentes, para simplicidad los usaremos sin distinción) son compuestos que normalmente imitan a alguna molécula del cuerpo con el fin de, entre otras cosas:

  • Bloquear un proceso biológico, por ejemplo, del sistema inmune, del dolor o la inflamación. Además logran impedir que se produzca alguna sustancia, como es el jugo gástrico, que se extienda el cáncer, o fármacos que liberan la interacción de ciertas neuronas.
  • Reactivar un proceso biológico que quizá está alterado, como puede ser el hormonal, el inmune (vacunas), relajar los músculos,  que se produzcan neurotransmisores neuronales o reemplazar a una molécula faltante (insulina).
  • Eliminar a entes biológicos que nos infectan como los antibióticos, antivirales o antimicótico. Además de impedir que una sustancia sea tóxica como los antídotos.

Hay que eliminarlos

Las moléculas internas y externas (como los medicamentos) deben ser procesados y, eventualmente, eliminadas; lo que se conoce como metabolización. Este trabajo se centraliza en los riñones e hígado principalmente. Sin ir más lejos, 89 de los 100 fármacos más prescritos deben ser metabolizados antes de su excreción.

A la hora de la automedicación uno de los principales peligros que se deben tomar en consideración es sobre activar el metabolismo bien sea por un error en la dosis, o poque nuestra biología no reacciona correctamente al medicamento que estamos consumiendo. Por eso es clave leer el folleto y consultar con el profesional de la salud.

Los peligros de la sobredosis

La sobredosis puede darse en cualquier tipo de fármaco, bien sea de uso médico o recreativo. Porque si bien las consideradas ‘drogas’ tienen como blanco de acción el cerebro, pero los medicamentos para el dolor o la inflamación llegan a todo el cuerpo, generando una cuota de riesgo implícito:

  • Daño hepático o renal: Estos órganos si deben metabolizar más productos de los que tolera, por ejemplo al sobrepasar la dosis de algún fármaco, se produce incluso insuficiencia, ósea ‘frenado’ del órgano. Sobre 1 g de paracetamol en una dosis, o más de 4 g en 24 horas para un adulto puede generar fallo hepático agudo fulminante, lo que supone la mitad de todos los tipos de insuficiencias hepáticas en Estados Unidos. Otro ejemplo es la cirrosis hepática por alcohol o el acetaminofén que puede generar daño hepático y sangrado intestinal.
  • Resistencia farmacológica: Quizá habrás escuchado de la resistencia a la insulina (‘prediabetes’). Esto ocurre como resultado de la liberación de insulina muchas veces en el día durante años. Lentamente, las células se van haciendo ‘sordas’ a la señal de la insulina, hasta que ya no tiene ningún efecto, lo que se conoce como diabetes tipo II. Bueno, todos los medicamentos si son usados en exceso generarán eventualmente una resistencia o un efecto menor. Por ello es clave elegir los momentos, junto a tu profesional de la salud, en donde debes tomar cada fármaco. Y ni hablar de la resistencia a antibióticos.
  • Precauciones con los niños: El cuerpo de un adulto ha pasado por años de ajustes celulares que le permite poder resistir variaciones en las dosis recomendadas. Pero en los niños eso no es así. Incluso un cambio pequeño puede resultar fatal o dejar graves secuelas en los órganos. Un ejemplo es la benzocaína, un común anestésico local, que se le aplicaba a los bebés cuando les salen los dientes. Con solo 2 ml de este producto se pueden generar problemas de oxigenación sanguínea. Lo mismo puede ocurrir con medicamentos para la diabetes o la presión sanguínea. Incluso algunos antidepresivos, como la fenotiazina, son fatales si un niño pequeño (menos de 12 kg, 22 lb) se toma la dosis común para un adulto.

En síntesis, mientras que los medicamentos nos ofrecen conveniencia y alivio a los problemas que podamos vivir, es importante recordar de los riesgos que suponen la automedicación. Especialmente si se usan en momentos equivocados y con una dosis diferente de la recomendada. Para solucionar todas estas dificultades es clave visitar a tu médico y guardar los medicamentos en lugares donde los niños no tengan acceso.

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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Imagen: ©Shutterstock / smile23

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