Muchas mujeres en todo el mundo se han puesto implantes de mama (de silicona o salinos) para aumentar sus senos o para una reconstrucción por una mastectomía (si les quitaron un seno) a causa de un cáncer de mama. Ya sea por razones estéticas o de salud, estos implantes están en el ojo del huracán por una alerta proporcionada por los funcionarios del gobierno de Estados Unidos en materia de salud. Aquí te contamos de qué se trata.
Nadie puede negar que los implantes de seno son un gran invento. Es más, no son cosa de esta época. El primer implante de seno data de 1895 y fue elaborado con el propio tejido adiposo (de la grasa) de la mujer. Desde entonces a la fecha, la ciencia ha inventado distintas maneras de hacer que los implantes sean más seguros y más cómodos para las mujeres. Por eso es que existen varios materiales, entre los más comunes están los salinos y los de silicona.
La primera prótesis (o pieza) hecha a base de silicona fue desarrollada por dos cirujanos plásticos en Houston, Texas (Thomas Cronin y Frank Gerow) en 1961. Desde entonces, las agencias reguladoras en cuestiones de salud, han analizado con cuidado sus características para saber si son seguras para las pacientes interesadas. Al principio, se impusieron muchas restricciones para su uso, pero en el 2006, la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) finalmente les dio el visto bueno.
Los implantes salinos fueron fabricados en Francia durante los años 60 y por mucho tiempo fueron los más usados en Estados Unidos, debido a que tenían menores restricciones que los de silicona. Esto, a pesar de que los implantes salinos (aunque también logran buenos resultados) tienen más posibilidades de tener complicaciones cosméticas. No fue así en otros países del mundo, en donde los implantes salinos se usaban rara vez.
Sin embargo, esta misma agencia que se encarga de supervisar todos los medicamentos y alimentos que están en el mercado en Estados Unidos, es la que hoy ha dado a conocer esta información acerca de la posibilidad de un nuevo riesgo. Según información divulgada en enero de este año, la FDA ha encontrado una posible relación entre los implantes salinos y de silicona con una forma de cáncer (que no es muy común) conocida como Linfoma Anaplástico de Células Grandes (LACG).
Este tipo de cáncer afecta la piel y los ganglios linfáticos y se desarrolla en el tejido de cicatrización que crece alrededor del implante. La FDA está solicitando a todos los médicos que reporten los casos que identifiquen para poder establecer si hay una relación con los implantes y para emprender nuevas investigaciones. Hasta ahora se conoce 60 casos de mujeres que visitaron a sus respectivos médicos en diferentes países por presentar dolor, inflamación (hinchazón), bultos y otros problemas en el área de la cirugía. Es un número muy pequeño de casos considerando que se calcula que alrededor de 10 millones de mujeres en todo el mundo han tenido implantes de seno de los diferentes tipos ya sea por razones cosméticas o por cáncer. Pero, se cree que podría haber una relación ya que la incidencia de este cáncer es sólo de 3 mujeres en 100 millones de mujeres que no tienen implantes de mama.
El tratamiento en algunos casos de las mujeres que tenían implantes de mama en quienes se detectó este cáncer fue simplemente quitar el implante de seno, el cáncer y la cicatriz y con eso se curó el cáncer. En otros, fue necesario dar quimioterapia y/o radiación.
Por ahora, se debe hacer más investigación para confirmar si existe la asociación entre este tipo de cáncer y los implantes de seno. Si tienes implantes de mama, no te angusties, no te los tienes que quitar, pero si notas cualquier molestia, dolor o inflamación o cualquier cambio en tus senos, visita a tu médico.
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