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Estás llegando a los 40 y gozas de una salud excelente. ¡Enhorabuena! Como seguramente tendrás  razones muy poderosas para amar la vida, querrás conservar esa salud para disfrutarla muchos años más. Un estilo de vida saludable y la detección a tiempo de enfermedades peligrosas, te ayudarán a lograr tu objetivo. Una de las pruebas que debes hacerte a partir de esta edad es una mamografía anual para detectar el cáncer de seno. Así lo recomienda la Sociedad Americana contra el Cáncer, ya que la detección temprana (cuando el cáncer todavía no se palpa mediante el examen manual, o no da síntomas), aumenta las probabilidades de supervivencia. En este mes de octubre, dedicado a la concientización sobre el cáncer del seno, decide a hacerte una mamografía, por tu propia salud y en nombre de una de las miles de sobrevivientes de esta enfermedad que pudieron superarlo por haberlo descubierto a tiempo.

Maricela es una mujer joven, llena de vida y de ilusiones.  Hace cinco años que es sobreviviente del cáncer de seno. Todavía recuerda cuando recibió su diagnóstico después de una mamografía de rutina.  Miedo, tristeza, confusión… eso fue lo que sintió al principio, pero con el tratamiento adecuado y una actitud positiva superó la enfermedad. Hoy le aconseja a todas las que quieran escucharla que se hagan una prueba de detección. “Eso fue lo que me salvó la vida”, asegura.

Según informa la American Cancer Society (Sociedad Americana contra el Cáncer), desde 1990, más y más mujeres como Maricela sobreviven el cáncer del seno en gran parte debido a las pruebas de detección como la mamografía. Infórmate aquí exactamente de qué se trata y cómo funciona.

¿Qué es la mamografía?

Se trata de una radiografía del seno y se utiliza para detectar el cáncer en una etapa temprana o para diagnosticarlo. Existen varios tipos:

La mamografía exploratoria se realiza para detectar el cáncer antes de que cause síntomas. Por lo regular se realizan dos tomas de cada seno (una desde arriba y otra de costado). Este tipo de prueba puede detectar el cáncer hasta dos años antes de que un abultamiento se pueda detectar manualmente, aumentando así las posibilidades de tratarlo con éxito.

La mamografía de diagnóstico requiere más radiografías tomadas desde diferentes ángulos para obtener fotografías más detalladas del tejido mamario y a veces se complementa con un ultrasonido. El doctor indica este tipo de mamografía cuando nota algunas señales que pueden indicar la presencia de cáncer. Estas pueden ser:

  • Un abultamiento, inflamación (hinchazón) o endurecimiento en el seno o en la axila
  • Cambio en el tamaño o forma del seno
  • Hundimientos (como hoyuelos) en la piel del seno
  • Hundimiento del pezón, o secreción del pezón (que no sea leche), especialmente si es sanguinolenta
  • Enrojecimiento o aparición de escamas en la piel del seno
  • Dolor en cualquier parte de los senos

La mamografía digital es una forma nueva de realizar tanto la mamografía exploratoria como la de rutina, pero en lugar de conservar las imágenes en una película o una cinta (de forma parecida a una cámara fotográfica), la mamografía digital guarda las imágenes en el disco duro de una computadora. Aunque la mamografía tradicional es efectiva, algunas investigaciones indican que pueden fallar en la detección de un 10 a un 20% de los casos de cáncer de seno. En un estudio publicado en el New England Journal of Medicine en el 2005, se compararon las mamografías tradicionales con las digitales. El estudio involucró a 49,000 mil mujeres sin síntomas de cáncer a las que se les practicaron los dos tipos de mamografía al principio del estudio y luego un año después. Al cabo de este tiempo se detectó cáncer de seno en 335 de estas mujeres. Los investigadores determinaron que las mamografías digitales fueron más efectivas en tres grupos: mujeres de menos de 50 años de edad, mujeres con senos de mayor densidad, y en mujeres en una etapa anterior a la menopausia o que habían entrado en la menopausia menos de un año antes.

No se comprobó que las mamografías digitales fueran más beneficiosas en mujeres de más de 50 años y con tejido mamario menos denso. Ambos tipos de mamografías tuvieron la misma tasa de falsos positivos (la prueba detecta algo anormal y al repetirla, no se detecta ningún problema).  Aunque el estudio no pudo determinar que la mamografía digital pudiera salvar más vidas, los investigadores sí notaron que los tipos de cáncer detectados con las mamografías digitales que no se detectaron previamente con la mamografía tradicional eran los más agresivos.

¿A qué edad se deben empezar las mamografías?

No todos los expertos están de acuerdo con respecto al momento ideal para empezar a hacerse la mamografía. Las recomendaciones de la American Cancer Society para iniciar la mamografía y las otras pruebas de detección temprana son las siguientes:

  • Una mamografía anual a partir de los 40 años, y recomienda que se continúe anualmente mientras se mantenga en buenas condiciones de salud
  • Un examen clínico del seno (CBE por sus siglas en ingles), como parte de su examen físico anual por un profesional, cada 3 años entre los 20 y los 30 años y cada 3 años a partir de los 40 años de edad
  • Un autoexamen periódico del seno a partir de los 20 y reportar cualquier cambio a su médico de inmediato

También recomienda que las mujeres con historia familiar de cáncer de seno, predisposición genética y otros factores de riesgo se chequeen con imágenes de resonancia magnética (MRI), además de las mamografías (el número de mujeres en esta categoría es reducido, menos del 2% de la población femenina en los Estados Unidos).  Siempre se recomienda que consultes con tu doctor(a) para que determine cuáles exámenes necesitas y si debes hacerte alguno a una edad más temprana.

Sin embargo, la U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF) no recomienda las mamografías en las mujeres en los 40 y las indica cada dos años en las mujeres entre las edades de los 50 y los 74. A partir de esa edad, aconseja suspenderlas por completo. Si deseas más información sobre esta controversia, consulta este artículo publicado sobre el tema en VidaySalud.com. Por eso, lo mejor es que hables con tu médico para tu caso particular.

¿Necesita una preparación especial?

Hay algunas consideraciones y detalles que debes tener en cuenta para que todo salga bien y el procedimiento te resulte más cómodo:

  • El mejor momento para realizar una mamografía es alrededor de una semana después de tu ciclo menstrual para que los senos no estén inflamados. Cuando llames al centro médico para pedir una cita, ten en cuenta este detalle.
  • Si te has hecho mamografías en otros centros, pregunta si debes traer copias o autorizar que se transfieran copias de un centro a otro para que puedan compararlas.
  • El día de la prueba, no uses desodorante, ni te apliques lociones o talco en la piel del seno ni debajo del brazo, ya que dejan una película que puede interferir con los resultados.
  • Comunica al centro o al médico si existe la posibilidad de que estés embarazada.
  • Comunica al técnico si tienes implantes en los senos. Es posible que tengan que utilizar un procedimiento diferente o tomar más radiografías

¿Cómo se realiza la prueba?

Para tomar las radiografías de los senos, colocarán uno de ellos, extendido lo más posible, entre dos planchas planas de plástico en la máquina para hacer las mamografías que comprimirán el tejido. Te pedirán que aguantes la respiración mientras el técnico toma la radiografía.  El procedimiento se repite entonces para la próxima toma. En una mamografía exploratoria por lo general se toman cuatro tomas: una toma desde arriba y otra por el costado por cada seno. La presión de las planchas a menudo resulta incómoda y, para algunas mujeres, hasta dolorosa, pero la incomodidad solamente dura unos segundos y la tranquilidad de descartar la presencia del cáncer bien vale la pena.

La mamografía exploratoria toma aproximadamente unos 10 a 15 minutos y solamente estarás expuesta a la radiación durante unos segundos. La cantidad de radiación es pequeñísima, es de 0.1 a 0.2 rads por toma (menos que una radiografía de los pulmones). Con seguridad, deberás esperar en un salón aparte hasta que las imágenes se revisen y los técnicos se aseguren de que han salido bien. En caso necesario, tendrán que repetirlas hasta que cada toma quede bien clara y precisa.

¿Qué resultados puedes esperar?

Lo ideal es que la mamografía muestre conductos, tejido glandular y sebáceo saludables, sin masas o abultamientos irregulares.  Si los resultados indican alguna área o zonas de tejido de apariencia dudosa o anormal, probablemente el doctor te indicará una mamografía de diagnóstico que requiere la toma de más radiografías para salir de dudas. Otras pruebas que te podrían pedir son:

  • Ultrasonido del seno para determinar si la masa del seno es sólida o está llena de líquido (éstas últimas se conocen como quistes)
  • Aspiración con aguja: en esta prueba insertarán una aguja hasta el abultamiento para determinar si está relleno de líquido o de tejido sólido. Tomarán una muestra del líquido o del tejido y lo enviarán al laboratorio.
  • Biopsia: en este procedimiento, se hará una pequeña incisión en el seno para quitar un muestra del tejido y analizarla en el laboratorio (verla bajo el microscopio, etc.).

Ten en cuenta que aunque la mamografía de exploración sugiera un resultado anormal, eso no indica necesariamente que se trata de un cáncer de seno. Lo más acertado es hacer una cita con el doctor para discutir el caso y determinar el próximo paso a seguir.

Las historias como la de Maricela se repiten todos los días: hay muchas mujeres que logran vencer una enfermedad tan dura y agresiva como el cáncer de seno. Otras no tienen la misma suerte. Para que no te conviertas en una víctima más, no pases por alto las pruebas que pueden salvarte la vida como la mamografía.

Imagen © iStockphoto.com / yumiyum

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