El bolso te acompaña a todas partes, ¿cierto? Va contigo al trabajo, a las tiendas, al restaurante, al cine, al parque, al bar… ¡y hasta al baño! Pero si quieres seguir manteniendo una buena relación con este accesorio indispensable, es importante que tomes algunas medidas para que no se perjudique tu salud.
Emma se molesta cuando una visita llega a su casa, y pone su bolso en el mostrador de la cocina, donde ella manipula los alimentos, o en la mesa de comer. Dice que los bolsos están llenos de microbios, y que pueden contaminar la comida. ¡Y tiene razón! ¿Has visto, por ejemplo, a una mujer que entra al baño de un restaurante, pone su bolso en el piso, y regresa luego a la mesa bolso en mano y se sienta a comer como si tal cosa? Y ni siquiera se da cuenta de lo que ha hecho.
Y es que el bolso es casi como la segunda casa de una mujer. Sales con él a la calle, con todo lo que necesitas… y hasta lo que no necesitas: monedero, cepillo del cabello, estuche de maquillaje, celular, servilletas de papel (a veces usadas), llaves, gafas, aspirinas, tampones, caramelos, goma de mascar, aspirinas, agenda, tarjetas de crédito y de negocios, bolígrafos, dinero, etc., etc. Cuando llegas a tu casa, ¿dónde lo pones? Si eres como la mayoría, en cualquier parte (tu escritorio, el piso de la sala, la mesa de la sala o de la cocina…), sin preocuparte de limpiarlo antes.
Y ahí reside el problema. Las mujeres colocan su bolso en cualquier superficie, desde asientos y pisos de autobuses y trenes, hasta sillas de una consulta médica, mostradores de restaurantes de comida rápida y pisos de baños públicos. Todos estos sitios, especialmente el último, están repletos de gérmenes potencialmente dañinos, que se pasan al bolso y a todo lo que se pone en contacto con él, incluyendo tus manos. En suma, tu bolso se convierte en un portador ambulante de bacterias.
El lugar más peligroso es el piso de un baño público. Una investigación de ABC News reveló que la mayoría de los bolsos femeninos contienen decenas de miles de gérmenes. La mitad de los bolsos que se analizaron en el experimento mostraban bacterias coliformes, indicio de la posible presencia de desechos de personas o de animales. La razón: cuando van a un baño público, muchas mujeres colocan sus bolsos en el piso, casi siempre salpicado de líquidos del cuerpo y de materia fecal.
Una de las más comunes es precisamente la Escherichia coli o E. coli, un grupo de bacterias grande y variado. Algunos tipos causan diarrea, otros causan infecciones de las vías urinarias, condiciones respiratorias, neumonía (pulmonía) y otras enfermedades. Todo pasa a la base del bolso, donde se han encontrado, además de la E. coli, otras bacterias propias de los baños, así como hongos y moho. Estos organismos pueden transferirse a la cama, a la ropa o la mesa donde se preparan o se comen los alimentos.
Por eso, según la revista Prevention, el peor lugar para poner el bolso en casa es el mostrador de la cocina, ya que los investigadores descubrieron que la base de los bolsos puede contener hasta 10,000 bacterias por pulgada cuadrada. Esas bacterias se transfieren a los alimentos si utilizas el mostrador para su preparación.
Pero hay algunas cosas que puedes hacer para mantener tu bolso libre de bacterias y así protegerte de infecciones y enfermedades. Las más importantes son:
- No lo pongas en las superficies que pueden tener bacterias. Cualquiera puede ser peligrosa, pero debes ser especialmente cuidadosa con el piso o los mostradores de los baños públicos y el asiento de las tazas sanitarias. Cuelga tu bolso de los ganchos que existen para ese propósito en los baños públicos. Si no hay ganchos, déjalo en tus piernas aunque te resulte incómodo.
- Mantenlo siempre limpio. Limpia toda la superficie del bolso a diario con un paño, una servilleta húmeda desechable o un desinfectante. Y no te olvides de limpiar también las cosas que tienes dentro de él, sobre todo tu celular.
- Colócalo en un sitio “seguro” en casa. No lo dejes cerca de donde se prepara la comida o donde se come, ni permitas que lo toquen los niños pequeños. Ponlo dentro de una gaveta, o colgado de un gancho en el clóset.
- Lávate las manos. Es importante que te las laves bien con agua y jabón. Recuerda que las manos “contaminadas” transmiten la bacteria del bolso a otros lugares.
La contaminación por bacterias es solamente uno de los problemas de salud asociados a tu inseparable bolso. ¿Has pensado que a él le debes también el dolor de espalda que sufres? Además de la contaminación, si un bolso está repleto de cosas, puede ser muy pesado. Como consecuencia, provoca dolor de espalda, cuello y hombros, y afecta tu espina dorsal y tu postura. Para minimizar el problema, guíate por estas reglas:
- No te pases del “límite de peso”. Según la American Chiropractic Association (Asociación Americana de Quiropráctica), las mujeres no deben llevar un bolso que tenga más del 10% de su peso corporal. Los bolsos grandes pesan con frecuencia más de ese límite.
- Si es posible, lleva el bolso cruzado a través del pecho. Así distribuyes el peso de manera más uniforme por todo el cuerpo. Selecciona un bolso con correas anchas ajustables, que puedas pasar sobre tu cabeza. Las correas a ambos lados, como las de las mochilas, también ayudan.
- Cambia la posición del bolso. Transfiere a menudo la posición del bolso de un hombro a otro para alternar el peso y reducir el estrés corporal.
- Haz inventario. Revisa periódicamente el contenido de tu bolso, y elimina lo que no necesitas. Examina cada cosa, y piensa si realmente la necesitas. Te sorprenderás de ver cómo se aligera tu bolso si sacas las cosas que no son imprescindibles.
El punto esencial para cuidar de tu bolso es mantener la higiene. Cuídalo del mismo modo que cuidas tus zapatos: mantenlo limpio y piensa bien en dónde lo colocas. Además, revisa el contenido, y deja sólo lo que te haga falta para el día. Así combates los dos principales enemigos de la “salud” asociados con tu bolso: el exceso de peso y la contaminación, y de paso, lo mantienes en las mejores condiciones posibles.
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