Según un estudio reciente, el consumo de soya podría reducir los síntomas de la menopausia.
La soya o soja es una planta subtropical, oriunda del sudeste de Asia. Este miembro de la familia de los guisantes o chícharos (Fabaceae) crece de uno a cinco pies (30 a 150 cms) de alto y forma racimos de tres a cinco vainas, cada una con entre dos y cuatro granos (o frijoles de soya). La soja ha sido un alimento básico en los países asiáticos durante al menos 5.000 años. Durante la dinastía Chou en China (1134-246 AC), se descubrieron técnicas de fermentación que permiten que la soya se prepare en formas más fáciles de digerir, tales como el tempeh, el miso y la salsa de soja tamari.
La soya contiene proteínas, isoflavonas y fibra, elementos que se consideran beneficiosos para la salud. La soja es una excelente fuente de proteínas dietéticas, incluyendo todos los aminoácidos esenciales. La soya es también una fuente de lecitina o fosfolípido. Las isoflavonas de soja y la lecitina se han estudiado científicamente en numerosas condiciones de salud. Se cree que las Isoflavonas como la genisteína tienen efectos similares al estrógeno en el cuerpo, y como resultado a veces se denominan “fitoestrógenos”.
Las fuentes comunes de las isoflavonas de soja incluyen la soja tostada, la soja verde, la harina de soya, el tempeh, el tofu, el yogurt de tofu, las salchichas de soja, el miso, la mantequilla de soya, la mantequilla de nuez de soja, el helado de soya, la leche de soya, el yogurt de soya, los tofu pups®, el queso de soya, el seitán y los fideos de soja. La harina de soja se encuentra en los embutidos españoles (chorizo, salchichón, mortadela y jamón cocido), en los buñuelos y en los cubitos de caldo. Aunque los alimentos procesados de soya (por ejemplo, las hamburguesas vegetarianas, los platillos principales sin carne, los nuggets de “pollo” de soja, los helados y las barras de energía de soya) son generalmente altos en proteínas, normalmente contienen niveles más bajos de isoflavonas.
En un estudio chino publicado en el medio profesional Menopause, los investigadores evaluaron si los suplementos de soja podrían ser útiles como una alternativa a la terapia con estrógenos. Reclutaron a 90 mujeres posmenopáusicas chinas de entre 45 y 60 años de edad, y las asignaron al azár para recibir cada día un placebo, una dosis baja de germen de soja o una dosis alta de germen de soya. Se evaluaron diversas medidas de resultado, incluyendo la frecuencia de los sofocos, antes del tratamiento y nuevamente 12 y 24 semanas después del mismo.
Los investigadores reportaron que todas las participantes experimentaron una reducción de bochornos debidos a la menopausia después del período de estudio. Las mujeres que recibieron las dosis bajas y altas de germen de soya experimentaron los mayores beneficios, en comparación con aquellas que recibieron un placebo.
El equipo de investigación concluyó que la suplementación con germen de soja puede ser beneficiosa para las mujeres que experimentan síntomas de la menopausia. Sin embargo, se necesita más evidencia antes de que se pueda recomendar al germen de soja como una alternativa potencial a la terapia con estrógenos.
La proteína de soja también ha sido investigada por sus potenciales beneficios en otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, en la reducción de los síntomas de la menopausia, en la pérdida de peso, en la artritis, en la mejora de la función cerebral y en la mejora del rendimiento del ejercicio. El consumo alimenticio de la soja podría disminuir el riesgo de cáncer de mama en mujeres y de cáncer de próstata en los hombres, así como de otros tipos de cáncer. Pero, en general, la evidencia de apoyo para el uso de fitoestrógenos como tratamientos para la menopausia, las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis (masa ósea débil) y el cáncer es limitada. El uso de la fórmula de soya se ha investigado para el tratamiento de la diarrea en los bebés y es una alternativa eficaz y segura a la fórmula de leche de vaca en la mayoría de los bebés. Debido a una escasez de estudios en humanos, no existe actualmente suficiente evidencia para recomendar ni a favor ni en contra el uso de la soja para la reducción de peso.
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