La percepción de la terapia hormonal para la menopausia cambió en los últimos años, muchas mujeres ya no saben si es un tratamiento confiable o no. ¿Qué tan ciertos son los rumores? Conoce cuáles son los riesgos de la terapia hormonal y aprende a controlarlos.
La terapia hormonal es uno de los tratamientos más comunes para la menopausia. Su nombre completo es terapia de reemplazo hormonal, pues se encarga de remplazar las hormonas femeninas que tu cuerpo ya no produce en esta etapa. La terapia varía de acuerdo al tipo de hormona que se tomen: estrógenos y/o progesterona o progestina (que es la progesterona sintética).
Y ¿para qué las reemplaza? Principalmente para aliviar los síntomas típicos de la menopausia que se generan justamente por la falta de hormonas, como los bochornos o “calores”, los cambios en el estado de ánimo, la resequedad vaginal, etc. Además, también se creía que ayudaba a prevenir otras enfermedades que llegaban después de la menopausia como el cáncer colorrectal y las enfermedades del corazón.
Por eso la terapia hormonal se ha usado durante décadas. Pero hoy en día hay tanta confusión sobre sus riesgos, que muchas mujeres prefieren evitarla y muchos médicos se abstienen de recetarla.
¿Cuáles son los riesgos?
La confusión sobre los riesgos de la terapia hormonal empezó en el 2002 a raíz de un estudio conocido como la Iniciativa de Salud Femenina (Women’s Health Initiative). Antes de realizar este estudio se pensaba que las mujeres que tomaban hormonas obtenían un efecto cardiovascular protector.
El estudio descubrió que no era así para las mujeres que participaron que en su mayoría eran mayores de los 60 años. Y aunque no estaba diseñado con ese objeto, obtuvieron información adicional. Entre otras cosas, que los efectos eran diferentes para las mujeres que tomaban estrógenos únicamente o la combinación de estrógenos y progestina, ya que el estudio se realizó con Prempro, que contiene esa combinación. Por cierto, la diferencia en cuanto a tomar la combinación o no depende de si la mujer ha tenido una histerectomía (o sea, si se le ha quitado la matriz). Si se no se tiene matriz, la terapia de remplazo puede ser estrógeno exclusivamente. Si se tiene matriz, es necesario toma progesterona.
De acuerdo al estudio la combinación de estrógenos con progestina (Prempro), aumentaba el riesgo en la coagulación de la sangre, enfermedades del corazón, apoplejías y cáncer del seno ligeramente. Para que se den una idea del riesgo, si lo comparamos con las que no tomaban hormonas (las que estaban en placebo), en el transcurso de un año de 10,000 mujeres tomando esta combinación habría 8 mujeres más de las que tomaron la combinación que desarrollarían cáncer del seno, 8 mujeres más que desarrollarían un accidente cerebral, 7 mujeres más que desarrollarían un problema cardiovascular y 18 que tendrían un problema de un coágulo. Que de 10,000 representan un número pequeño, pero a nivel individual a la persona que le toca es importante.
En cuanto a las mujeres que tomaban sólo estógenos, de 10,000 casos en un año comparado con las que tomaban placebo, hubo 12 casos de accidentes cerebrales, 6 de coágulos y no hubo más casos de cáncer del seno pero si hubo más casos de anormalidades en las mamografías debido a que los estrógenos aumentaban la densidad del tejido de los senos.
¿Qué hacer, tomarla o no?
Sin duda esa investigación permitió estar alerta a los riesgos. Y aunque los riesgos individuales para cada mujer no son tan altos, existen.
Además, la terapia hormonal sigue siendo el tratamiento más efectivo para aliviar los incómodos síntomas de la menopausia. También se ha comprobado que ayuda con la prevención de la osteoporosis, del cáncer del colon, de las enfermedades cardiovasculares cuando se da por periodos cortos al inicio de la menopausia en mujeres jóvenes y parece seguir siendo el tratamiento de elección por la mayoría de los expertos en las mujeres con síntomas severos causados por la menopausia, que no tienen contraindicaciones para tomar hormonas de remplazo, por periodos cortos al inicio de la menopausia.
La cuestión está, entonces, en poner en una balanza los beneficios y los riesgos, y en saber cómo tomarla con precaución:
- Consultando con tu ginecólogo
- Tomando dosis bajas y por períodos cortos (entre 2 y 5 años)
- Haciéndote la mamografía frecuentemente, especialmente si tomas estrógenos
Y evitando la terapia hormonal si…
- Tienes cáncer del seno, de la matriz o de los ovarios
- Tienes problemas del corazón o haz tenido un accidente cerebral (derrame cerebral)
- Tienes problema de coagulación de la sangre
Con la ayuda de tu ginecólogo, puedes tomar una decisión saludable y con los menores riesgos para ti. Y así sacarle el mayor provecho a la terapia hormonal.
Una recomendación final, consulta a un médico antes de tomar o aplicarte cualquier hormona. Las hormonas vienen en diferentes formas (pastillas, parches, cremas, etc.). Y si tienes dudas, pide una segunda opinión. Además, pregúntale si eres candidata para un nuevo tratamiento sin hormonas con una medicina que se conoce como paroxetine (Brisdelle).
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