El Consejo Americano de la Visión recomienda que todos, padres e hijos, nos hagamos periódicamente un examen de la vista. Hay varias señales que sugieren que tú o tu hijo deben de visitar a un profesional de la salud visual para que éste examine su visión y su salud visual en general. Algunos de éstos son:
- Visión borrosa
- Visión nocturna deficiente
- “Moscas volantes” en la visión
- Dificultad para leer
- Tensión ocular, fatiga visual
- Falta de agudeza visual, incluso a plena luz del día
- Aumento en la frecuencia o intensidad de los dolores de cabeza
Los dos problemas mas comunes son la miopía y la hipermetropía.
La miopía o visión de lejos es la visión que se limita a distancias cortas. Esta hace que los objetos se vean con claridad cuando están cerca y que aparezcan borrosos cuando están lejos.
La hipermetropía (también denominada hiperopía o visión de lejos) es la visión que se limita a distancias largas. Esta hace que los objetos se vean con claridad cuando están lejos y aparezcan borrosos cuando están cerca.
Asegúrate de llevar a tu hijo a consultar un profesional de la salud visual si observas que:
- Se sienta demasiado cerca del televisor
- Sostiene los objetos muy cerca de su cara
- Tiene dificultad para ver el pizarrón en la escuela
Si tu hijo efectivamente necesita anteojos, una buena opción a tener en cuenta son los lentes fotocrómicos, que en presencia de luz ultravioleta cambian de claros a oscuros. Estos anteojos constituyen una ventaja en la ya que proporcionan de manera automática 100% de protección de los dañinos rayos UV y tu hijo no tiene que acordarse de cargar un segundo par de lentes obscuros y de cambiárselos al salir a jugar. Además, pueden contribuir a aumentar su predisposición a usar sus anteojos. A los niños les encanta la idea de usar anteojos con lentes “mágicos” que se oscurecen con el sol. Y a los adultos… ¡también!
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