Una de las incógnitas más grandes durante el embarazo es saber si estás esperando un niño o una niña . Por supuesto que lo importante es que tu bebé esté creciendo sanamente, pero no podemos negar que saber su sexo nos causa curiosidad e interés. Una prueba de sangre durante las primeras semanas de embarazo, puede tener la respuesta al dilema, ¿rosado o azul? Entérate de qué se trata y cuándo se recomienda.
Amalia tiene 2 niños y está esperando su tercer bebé. Todos en la familia ya empezaron con sus apuestas sobre el sexo del bebé. ¿Será que esta vez es una niña? Todos esperan que así sea, aunque a Amalia le da igual, pues lo que le importa es que sea un bebé sano. Su esposo, en cambio, confiesa que le encantaría que fuera una bebita.
De todas formas, no van a saber hasta que Amalia tenga alrededor de 18 semanas de embarazo, que es cuando tradicionalmente se hace la ecografía (o ultrasonido) que frecuentemente puede ayudar a determinar el sexo del bebé, pues muchas veces se ven los genitales desarrollados. Además, es entonces cuando el sexo se puede determinar sin procedimientos invasivos (como la amniocentesis, por ejemplo), los cuales pueden detectar el sexo a las 11 semanas y se hacen solamente por razones estrictamente médicas (para detectar anormalidades).
Pero como la ciencia nos sorprende cada día con sus avances, todo parece indicar que una prueba de sangre durante las primeras semanas del embarazo podría determinar el sexo del bebé que esperas. Sin embargo, esta prueba no debe hacerse por el capricho de conocer el sexo del bebé antes de que sea visible físicamente, sino, dicen los especialistas, para evaluar los riesgos de algunas enfermedades genéticas que prevalecen en un género, como por ejemplo la hemofilia que es más común en los niños.
Unos investigadores en Corea del Sur recolectaron pruebas de sangre en 200 mujeres embarazadas durante el primer trimestre del embarazo y concluyeron que la presencia de dos enzimas llamadas DYS14 y GAPDH, indican si el bebé es niño o niña. Esta es la primera prueba de este tipo y según los especialistas, reduciría la necesidad de hacer procedimientos invasivos para detectar el sexo del bebé de manera temprana, pues estos procedimientos, como la amniocentesis, conllevan un riesgo de aborto de un 2%.
Ya se habían realizado otros estudios al respecto. Los investigadores advierten que es necesario hacer más pruebas antes de que esta manera de determinar el sexo del bebé esté al alcance de todos.
El dilema es principalmente ético, pues se teme que algunas mujeres o parejas utilicen esta prueba de sangre para detectar el sexo del bebé de manera temprana, para decidir abortar en base al sexo del bebé. Por esto, los especialistas dicen que esta prueba, si es que empieza a ofrecerse abiertamente, es solamente para las mujeres que las necesitan por razones exclusivamente médicas.
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