El método del ritmo o método del calendario, es una alternativa para prevenir embarazos que debe ser usada con precisión y responsabilidad. Por eso, este método, aunque se ha vuelto popular entre los adolescentes que están sexualmente activos, no es necesariamente el mejor. Sigue leyendo para que te enteres de por qué el método del ritmo no trae los resultados esperados entre los jóvenes actualmente.
El método del ritmo tiene que ser bastante preciso: debes saber calcular exactamente cuándo estás ovulando (tu día fértil) y abstenerte de tener relaciones sexuales ese día, unos días antes y unos días después. Ya que, por lo general, los espematozoides pueden permanecer vivos durante varios días en el cuerpo de la mujer y esto puede causar un embarazo aunque no tengas relaciones sexuales el día preciso de la ovulación. El método del ritmo es una buena forma de prevenir embarazos, pero no para todo el mundo.
Este método es ideal para aquellas personas que tienen una pareja estable, que conocen bien su cuerpo o que por lo menos saben cómo utilizar los llamados “equipos de ovulación” que ayudan a determinar por medio de algunos métodos como la temperatura basal, si estás en tu día fértil. Seamos realistas: los adolescentes están experimentando con el sexo y pueden tener más de una pareja. Además, es frecuente que el ciclo menstrual de las chicas adolescentes sea aún irregular, lo cual hace que sea difícil calcular la fecha de su ovulación con precisión. Además, este método exige otro un elemento que tal vez muchos adolescentes no tienen: compromiso y disciplina. ¿Te consideras suficientemente responsable para abstenerte de tener relaciones sexuales durante los días de riesgo? Parece que muchos adolescentes creen que sí lo son, o por lo menos, así lo indican las cifras.
Una encuesta realizada a miles de adolescentes en los Estados Unidos por el National Center for Health Statistics (NCHS), indica que los jóvenes de hoy en día, están usando cada vez más el método del ritmo para evitar los embarazos. El 17% de las chicas adolescentes encuestadas dijeron que estaban usando este método para evitar quedar embarazadas. Esto demuestra un aumento bastante significativo desde el 2002, año en que este tipo de encuesta fue realizada por última vez. En ese entonces, sólo un 11% de las adolescentes usaba este método.
Esta puede ser la razón por la que los embarazos en los adolescentes hayan aumentado, a pesar de que tuvieron una tendencia constante a disminuir de 1991 al 2005. Sin embargo, desde el 2008, los embarazos en las chicas jóvenes siguen subiendo. ¿La razón? El método del ritmo no funciona en el 25% de los casos (datos suministrados por el Centers for Disease Control and Prevention); es decir, que de 100 parejas que se valen de este método para evitar embarazos, aproximadamente 22 quedarán embarazadas.
Es curioso que los jóvenes hoy en día estén volviendo a inclinarse por los métodos ‘naturales’ de anticoncepción. La revolución de los años sesenta, durante la cual
las mujeres libraron una gran batalla por tener el derecho de decidir acerca de su sexualidad, parece que no los ha influenciado en gran medida. Pero sea cual sea la razón para que este método esté de moda, los adolescentes deben recordar que el método del ritmo:
- exige madurez emocional y disciplina
- puede fallar porque el cuerpo de las chicas aún está en desarrollo y los ciclos menstruales no son tan regulares
- no protege contra las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS)
- aumenta el riesgo de embarazos en un 78% contra un 99% de efectividad de otros métodos como la píldora o el condón.
La salud sexual de una pareja requiere el compromiso y la responsabilidad por parte de ambos. Cuando se es joven, pocas veces se piensa en los posibles efectos de una decisión. Si eres adolescente puedo confirmarte que el método del ritmo, no es lo mejor en esta etapa de tu vida. Busca ayuda profesional e información de calidad. Tal vez tengas que esperar un tiempo, pero podrás disfrutar de tus relaciones de pareja de forma saludable y responsable. Ser padres es algo serio que no debe suceder por accidente.
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