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“Me choca mi pelo” o “Siempre me veo horrible” son quejas comunes de los pre-adolescentes. De hecho, una de las características comunes de esta etapa de la vida es a una mala imagen corporal – tanto para los niños y las niñas. Y, la verdad es que esto se puede comprender ya que están viviendo una transición dentro de otra transición.

La pre-adolescencia — los años entre los 8 y los 12 — son difíciles porque el jovencito ya no es visto como un niño, pero aún no es visto como un adolescente ni como adulto. Sin embargo, sus cuerpos están empezando a cambiar y muestran signos de que están madurando. De hecho, las investigaciones muestran que los niños están entrando en la pubertad y experimentar los hitos biológicos a una edad más tempranas que en las generaciones anteriores.

Esto significa que muchas niñas comienzan a desarrollar sus pechos y a tener sus períodos durante esta etapa, y que los niños comienzan a notar cambios en su piel y el crecimiento de pelo en lugares nuevos.

Pero, más allá de estos cambios físicos normales, los pre-adolescentes también son cada vez más conscientes de lo que se percibe en los medios como “la norma”. Todos los días son arrollados por imágenes de los cuerpos que no representan en lo más mínimo las tallas de la gente real – una musculatura extrema en el caso de los niños y una delgadez extrema en el de las niñas. No sólo muchas de estas personas de mala salud, pero los preadolescentes a menudo no se dan cuenta de que muchas de las imágenes han sido alteradas para jugar hasta ciertas características.

Entonces, ¿qué puedes hacer para ayudar a tus hijos a aprender a amar sus cuerpos y a aceptarlos tal y como son?

  1. Para empezar, recalcándoles que la belleza física no es la medida con la cual se valora a una persona. Diles que su valor como ser humano está determinado por su espíritu, su personalidad, sus valores y sus relaciones – no por su cuerpo.
  2. Enséñales que no deben compararse con los demás. Cada persona es diferente, y la forma del cuerpo no es necesariamente el mejor indicador de su salud. Recuérdales que hay muchos factores que contribuyen a la buena salud — hábitos de alimentación, de sueño, de ejercicio, etc — y que lo más importante es cuidar de sí mismos y llevar una vida sana.
  3. Identifica las cosas que tu pre-adolescente puede cambiar y las que no puede. Si tu hija se queja de su apariencia, tratar de ayudarla a enfocarse en lo que puede hacer para sentirse mejor consigo misma. Por ejemplo, tal vez pueda cortarse el pelo o comenzar a hacer ejercicio.
  4. Apláudele y enséñale a aplaudirse él mismo. Asegúrate de halagarlo con regularidad, así como en los momentos en que es obvio que ha hecho un esfuerzo especial. Además, entrénalo a pensar en algo positivo sobre sí mismo cada vez que algo negativo de le ocurra.

En general, recuerda que esta tiende a ser una etapa difícil pero que puedes marcar la diferencia. Es importante poner el ejemplo,  evita quejarte acerca de tu propio cuerpo, trata de no enfocarte en las dietas poco saludables y no te compares con los demás. Si tu le demuestras tus propios hábitos saludables y te esfuerzas para mantener abiertas las líneas de comunicación con tu pre-adolescente, no sólo la ayudarás con su imagen propia, sino que también fomentarás su confianza en sí misma.

 
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Imagen: ©Shutterstock/HTU

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