Por primera vez, un grupo de investigadores de Filadelfia ha detectado dos genes que podrían estar relacionados con la obesidad infantil. Y aunque la recomendación sigue siendo estimular a los niños a hacer ejercicios y llevar una dieta saludable, estos hallazgos abren nuevos caminos para tratar de combatir este problema.
La obesidad infantil se ha convertido en una preocupación de salud pública en muchos países. Se estima que, durante las últimas décadas y sólo en los Estados Unidos, se ha triplicado la cantidad de niños con sobrepeso. Y eso no es todo: cada vez son más los niños que comienzan a presentar problemas de salud asociados a la obesidad, que antes eran de predomino de los adultos, como el colesterol alto, la presión arterial elevada y/o la diabetes de tipo 2.
Si bien el avance de la obesidad infantil se ha asociado al estilo de vida sedentario actual, en el que los niños pasan demasiadas horas mirando televisión o sentados frente a alguna pantalla, un grupo de investigadores del Centro de Genómica Aplicada del Instituto de Investigación del Hospital Pediátrico de Filadelfia, en Estados Unidos, ha identificado dos genes relacionados también relacionados a ella.
Se trata del primer hallazgo de este tipo – y ha sido publicado en la edición en línea del 8 de abril de la revista Nature Genetics -, en donde se detalla que los investigadores detectaron mutaciones en dos localizaciones genéticas que parecen predisponer a los niños a volverse obesos.
Para llegar a estos resultados, los autores analizaron lo que describen como la colección más amplia de ADN relacionada con la obesidad infantil de todo el mundo, que incluye datos obtenidos en otros 14 estudios que se habían hecho previamente en Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa, sobre un total de 5.530 niños obesos y 8.318 niños que no tenían sobrepeso (todos de ascendencia europea).
Algunos padres se ofenden cuando el médico les indica que su niño está gordo, rellenito u obeso, para referirse a que tiene unos kilos de más. Sin embargo, es natural y necesario que el médico hable sobre este tema con los padres, para orientarlos sobre un estilo de vida que les permita tanto a los niños como a las niñas crecer y desarrollarse de una manera saludable.
Más allá de los genes, para que los niños crezcan sanos y sin problemas lo principal es que lleven una alimentación saludable y balanceada que les brinde todos los nutrientes que su cuerpo necesita, y si de combatir la obesidad se trata, la recomendación destacada es estimularlos a que hagan ejercicios y a que participen en juegos al aire libre, algo que lamentablemente, no ocurre en la mayoría de los casos.
Por ejemplo, las guías de la Asociación Nacional para el Deporte y la Educación Física de Estados Unidos sugieren que los niños tengan al menos una hora de actividad física por día, y que los preescolares, además, cuenten con algunas horas de tiempo de juego que no sea estructurado cada día.
Pero un grupo de investigadores de la University of Washington en Seattle, en Estados Unidos entrevistó a los padres de casi 9.000 niños y encontró que menos de la mitad de las mamás y sólo un cuarto de los papás reportó llevar a su hijo(a) a caminar o a jugar con ellos en el patio o en el parque, al menos una vez al día.
Asimismo, según los resultados de este estudio, que fue publicado en Archives of Pediatric & Adolescent Medicine, el 44 por ciento de las madres y el 24 por ciento de los padres dijo que tenía tiempo de juego al aire libre con sus hijos todos los días, cuando éstos estaban en edad preescolar. Los niños que menos tiempo jugaban al aire libre tenían menos compañeros de juegos que los demás y sus padres tenían que trabajar más tiempo fuera de casa.
No dejes que la falta de tiempo y las presiones de la vida diaria impidan que te diviertas y que juegues con tus hijos. El tiempo que tu hijo(a) invierte en el parque y en otras actividades físicas durante la infancia puede hacer que más tarde lo(a) haga practicar algún deporte, algo muy sano e importante para su desarrollo físico. Aprovecha esos momentos en familia para ejercitarte tú también. Después de todo, no hay mejor forma de enseñarle que poniendo el ejemplo, ¿no crees?
Imagen © iStockphoto.com / annedde