Salir de fiesta es divertido y algunos creen que tomarse un trago puede hacer la fiesta aún más divertida. Pero lo que nunca debes olvidar, es que tomar bebidas alcohólicas en exceso, puede arruinarte la fiesta y hasta poner en riesgo tu vida. ¡No estamos exagerando! Sigue leyendo para que te enteres.
A veces puede parecerte muy divertido tomar alcohol hasta caer o hacer competencias de quien bebe más rápido. Pero el tomar licor no es un juego, y la verdad es que si tomas en exceso, te puedes intoxicar y puedes exponerte a entrar en un coma y hasta de morirte. Sí, es en serio.
¿Alguna vez has escuchado decir: “se me subió el trago a la cabeza”? Eso es lo que sucede literalmente cuando tomas alcohol. Tu cuerpo lo absorbe más rápido que cualquier otro alimento, especialmente cuando tienes el estómago vacío. El alcohol llega a tu cerebro y afecta tus nervios; por lo que, muchas de las funciones voluntarias de tu cuerpo se vuelven más lentas: la respiración, los reflejos, la reacción natural de vomitar. Por eso cuando tomas alcohol, empiezas a sentir que el mundo se mueve, que te mareas, que no puedes coordinar los movimientos o hablar claramente.
Esa reacción del cuerpo al alcohol ha sido motivo de burla por siglos. El problema es que cuando tomas mucho alcohol, puedes exceder la capacidad de tu cuerpo para asimilarlo y vas a tener problemas para funcionar adecuadamente. Por ejemplo, no puedes conducir un auto de ninguna manera.
Por otro lado, entre más alcohol tengas en la sangre, eso significa que más tienes más sustancias tóxicas recorriendo tu cuerpo. Tu hígado, que es el encargado de metabolizar todo el alcohol que te tomas y limpiar esas sustancias tóxicas, generalmente necesita una hora para procesar por ejemplo una cerveza. Es como el laboratorio del cuerpo. Si son cócteles que mezclan licores, tarda mucho más. Así que si tomas 5 o más cervezas en 1 hora… ¡Imagínate! Tu hígado se tendrá que esforzar 5 veces más. Si exageras en una fiesta o en un día puedes causar que se inflame. Si lo haces muy seguido puedes hacer que desarrolle cirrosis, que falle y que deje de eliminar ya no sólo las sustancias tóxicas del alcohol de tu cuerpo, sino que deje de realizar sus funciones normales. Es muy peligroso.
Pero suponiendo que aunque tu hígado no fallara, de todos modos puede llegar un momento en que tu cuerpo no va a aguantar más tanta bebida. Lo más común es que quiera sacar afuera todo el alcohol que tienes adentro, el estómago se irrita, incluso puedes vomitar sangre. A veces te puede costar un poco de trabajo expulsar el vómito pues la reacción voluntaria de vomitar podría estar más lenta de lo normal. Si es así, en cualquier momento puedes ahogarte con tu propio vómito ya que tus pulmones pueden aspirar un poco de ese vómito y te puede causar pulmonía o puede impedirte respirar. Insistimos, ¡es en serio!
Y lo peor es que el grado de intoxicación puede llevarte a tener convulsiones y a perder la conciencia. Si llegas a este punto, estás a un paso de caer en coma y… bueno, ya sabes… no volverte a levantar más.
Definitivamente tomar alcohol no es así de sencillo. Por eso tus padres insisten tanto en que no lo hagas hasta que conozcas los límites y puedas controlarlos. Además, no es cierto que sea siempre tan divertido verte torpe por culpa del alcohol. La mayoría de las veces terminas haciendo cosas de las que te arrepientes y ¡se ve muy mal!
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