Un día Silvia recibió este reporte del Jardín Infantil de su hijo Paulino, quien ya casi cumple dos años: “Paulino no ha desarrollado las habilidades normales de su edad. No quiere hablar, no presta atención cuando las maestras hablan, no comparte con otros niños y es agresivo cuando nos acercamos a él”. ¿Qué le pasará a Paulino? Es muy difícil identificar cuando un niño tiene autismo, pero puede ser que Paulino tenga este trastorno. Si pasa algo similar con tu hijo, en Vida y Salud te damos algunas claves para empezar a identificarlo.
El decir que un niño puede tener autismo son palabras mayores. Por eso, antes de preguntarte si tu hijo podría tener autismo, aclaremos primero de qué se trata este problema. El autismo es un trastorno del cerebro que afecta el desarrollo de un niño, es decir, impide que desarrolle sus habilidades sociales, de comunicación y/o de comportamiento dentro de lo que se considera normal, o sea que hay cierto grado de discapacidad.
Probablemente eso ya lo sabías. Pero te voy a contar dos cosas que muchos desconocen sobre este trastorno. La primera es que el autismo no es igual en todos los niños. Y la segunda es que, por lo mismo, se le llama “espectro de trastornos de autismo”, que significa que hay diferentes niveles y tipos de autismo, y por eso es tan difícil identificar cuándo un niño sufre esta enfermedad.
¿Cómo puedes entonces saber si tu hijo tiene algún tipo de autismo?
Generalmente este trastorno se hace evidente antes de que tu hijo cumpla 3 años. Y básicamente se nota porque parece demasiado tímido y no hace ciertas cosas que corresponden a su edad. Estas son algunas de las señales:
- Habla muy poco o nada en absoluto
- No presta atención cuando alguien le habla, como si no escuchara
- No responde cuando lo llaman por su nombre
- No entiende gestos ni señales corporales
- No puede mirar a los ojos
- No le gusta que lo toquen o que se le acerquen
- No comparte con los demás
- Muy pocas cosas o actividades le llaman la atención
- Repite comportamientos y movimientos una y otra vez, como golpearse la cabeza, levantar los brazos, golpear las manos, etc.
- Repite rutinas de forma dedicada y a veces obsesiva. Por ejemplo, comer siempre del mismo lado o seguir sigue siempre el mismo proceso para dormirse.
- Mira fijamente algunos objetos por un tiempo largo
- Le cuesta trabajo aceptar los cambios como mudarse de casa, de jardín infantil, o simplemente cambiar una rutina diaria
- Responde de manera agresiva cuando un desconocido intenta acercársele, cuando lo acarician o cuando interrumpen su rutina
Muchas personas, cuando piensan en el autismo, recuerdan el personaje de la película “Rain Man”, que tenía habilidades impresionantes para resolver problemas matemáticos rápidamente, y por eso ganaba todas las apuestas en el casino. Esto puede ser posible, pero es muy raro que suceda. Al contrario, lo más común es que el autismo vaya acompañado de cierto nivel de retraso mental.
¿Qué causa el autismo?
Esta es la segunda pregunta que todos los padres y madres se hacen. Pero lamentablemente no hay una respuesta definitiva.
Durante un tiempo se pensó que el autismo era culpa de los padres, de cómo habían cuidado de la salud de sus hijos. ¡No creas ese argumento ni por un segundo! En primer lugar, porque las discapacidades de un hijo son circunstancias de la vida, difíciles sí, pero jamás negativas y mucho menos deben ser usadas para culpar a alguien.
Y en segundo lugar, porque actualmente aún no se sabe qué causa específicamente el autismo. La ciencia ha encontrado pruebas de que este trastorno puede deberse a herencia familiar (genética). Pero sigue investigando si también se relaciona a problemas del medio ambiente (causas ambientales), aunque no ha encontrado una respuesta contundente.
Otra teoría muy popular durante algunos años basada en un estudio fraudulento que decía que las vacunas provocan autismo, especialmente la que es contra sarampión, paperas y rubéola. Por eso algunos padres empezaron a dudar sobre si vacunaban o no a sus hijos. Sin embargo, se ha comprobado científica y repetidamente haciendo varios estudios desde entonces, que no es así.
¿Tiene cura?
Esta es la tercera pregunta más común. Y la respuesta es no, en este momento desafortunadamente el autismo no tiene cura. Pero… si se detecta temprano y el niño empieza a recibir tratamiento rápidamente, mejoran las posibilidades de que mejore su comportamiento y sus capacidades. El pronóstico depende de la severidad del problema.
Si tienes serias sospechas de que tu hijo puede padecer de autismo, busca a un especialista para que te ayude a salir de la duda. Por ejemplo, en el caso de Silvia, después de recibir la carta del Jardín de Niños yo le recomendé que buscara la evaluación de un neurólogo infantil, psiquiatra infantil, o pediatra especializado en el desarrollo infantil o un psicólogo infantil de inmediato, pues ellos son los indicados para identificar los trastornos de autismo.
Hoy en día afortunadamente existen muchas opciones para tratar el autismo, incluyendo terapia del comportamiento y del lenguaje, medicamentos y tratamientos alternativos. Pero sobretodo existen muchas opciones para apoyar a los padres que tienen que afrontar esta difícil prueba en la vida: centros de cuidado, grupos de apoyo, especialistas. ¡No estás solo!
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