La obesidad infantil es mucho más que un problema estético: representa un verdadero peligro para la salud del niño y para su calidad de vida futura. Una investigación reciente sugiere que si los niños llegan a los siete años con sobrepeso u obesidad, tienen más posibilidades de sufrir asma que otros niños con un peso adecuado para su edad. La buena noticia es que el mismo estudio demuestra que si se pierde el exceso de peso antes de los siete años, también se reducen las posibilidades de sufrir esa condición pulmonar.
La obesidad infantil afecta a 1 de cada 3 niños en Estados Unidos y como resultado es más común ver a niños y niñas con problemas que antes eran propios de los adultos, como el colesterol alto y la diabetes tipo 2. Pero no sólo afecta a los niños en Estados Unidos, el sobrepeso y la obesidad van en aumento también en Latinoamérica, en España y en otros lugares, como en Europa. De los países en Latinoamérica, México parece tener la cifra de obesidad infantil y de obesidad adulta más alta a nivel mundial, y el primer lugar en diabetes infantil, de acuerdo al Instituto Mexicano del Seguro Social, comunicado por el Presidente de México el 25 de enero del 2011. O sea, la obesidad infantil no es sólo una cuestión estética sino un problema de salud real, que puede afectar a tus niños, tanto ahora como a largo plazo, cuando crezcan y se vuelvan adultos.
Otra condición de salud que podría estar asociada a la obesidad infantil es el asma, una enfermedad crónica que hace que los bronquios, una parte de las vías respiratorias, que son las que permiten que el aire entre y salga de los pulmones, se sensibilicen y se inflamen. Esto provoca síntomas muy molestos como un silbido al respirar, tos, rigidez torácica y dificultad para respirar, especialmente temprano en la mañana o en la noche.
El asma también es una condición muy común. En Estados Unidos hay alrededor de 20 millones de personas con esta enfermedad, de las cuales casi 9 millones son niños. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que a nivel mundial 235 millones de personas la padecen y que cada año, 250,000 personas fallecen debido a ella. Como los niños tienen las vías respiratorias más pequeñas que los adultos, el asma puede ser una condición más seria en ellos.
¿Cuál es la relación entre el asma y la obesidad? A decir verdad, no se sabe a ciencia cierta, pero los investigadores están tratando de resolver este enigma. Por ejemplo, en un estudio reciente desarrollado por unos especialistas del Instituto Karolinska de Estocolmo, en Suecia, los niños con sobrepeso a los 7 años de edad tuvieron más posibilidades de desarrollar asma. Por el contrario, los niños que habían perdido el exceso de peso antes de esa edad tuvieron menos posibilidades de llegar a padecerla.
Para llegar a estos resultados, que fueron publicados en la revista Pediatrics, los investigadores hicieron un seguimiento de más de 2.000 niños durante ocho años, usando los expedientes de salud del preescolar y la escuela para rastrear su estatura y peso en distintas edades (1 año, 18 meses, 4 y 7 años). En los expedientes también se incluían cuestionarios completados por los padres en relación a la salud general de los niños, incluyendo los padecimientos de asma y de alergias. De esta forma detectaron que los niños con índice de masa corporal alto durante los primeros años infantiles, (un percentil de 85 o más), o que tuvieron un peso normal durante unos años pero aumentaron de peso e incrementaron su IMC para los 7 años, eran más propensos a sufrir de asma que los niños que tenían un peso corporal normal. A la inversa, los niños que tenían un IMC alto a una edad temprana (a los 18 meses o a los 4 años) pero que habían rebajado libras o kilos para los 7 años no estaban en mayor riesgo de desarrollar asma comparado con los demás niños.
Los investigadores advirtieron que este estudio no es lo suficientemente extenso como para demostrar que tener sobrepeso o ser obeso puede provocar asma. Pero como el incremento en las tasas de obesidad infantil ha coincidido con un aumento en las tasas de asma, es comprensible que se especule sobre una posible relación entre ambas condiciones de salud.
Lo que sí está claro es que los riesgos de los niños disminuyen al perder el exceso de peso, y aquí no estoy hablando sólo de los problemas respiratorios. La obesidad infantil es una condición que puede mejorarse mucho si se cambia el estilo de vida, y lo mejor en esos casos es hacerlo todos juntos en familia, ¡verás cuán bien les hará a todos!
Puedes empezar a la hora de llenar la alacena, desde el mismo momento en que vas al mercado, eligiendo alimentos más saludables y revisando las etiquetas de los productos. Elige los bocadillos bajos en grasas y azúcares, así como las frutas y las verduras, en lugar de las tan codiciadas comidas rápidas, los dulces y las golosinas.
Al mismo tiempo, busca al menos un día en la semana para ir a jugar con tus niños al parque y hacer actividades al aire libre, como salir a caminar o andar en bicicleta, y estimula a tus niños a que practiquen algún deporte con compañeros de su edad, para fomentar las amistados y mantenerse siempre activos.
Si lo ayudas a mejorar su calidad de vida, también lo estarás ayudando a alcanzar una adultez más saludable, sin sobrepeso y sin problemas respiratorios.
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