El lavarse las manos y mantener una buena higiene es muy importante para conservar la buena salud y evitar el contagio de las infecciones. Sin embargo, un nuevo estudio encontró que, cuando se trata de los niños, el uso de productos con antibacterianos y conservantes puede aumentar las posibilidades de que desarrollen alergias.
Como la madre responsable que es, Lizbeth se preocupa de darle lo mejor a sus niños y de protegerlos de cualquier tipo de peligro, incluyendo una enfermedad o infección. Por eso, les ha enseñado a mantener una buena higiene personal. Y para sentirse más segura aún, suele elegir productos con ingredientes antibacterianos, entre los que se incluyen algunos jabones, pastas dentales y enjuagues bucales.
Lo que Lizbeth no sabe es que esto puede generar el efecto contrario al que ella busca. Al menos, eso encontró un grupo de investigadores del Centro Pediátrico Johns Hopkins, en Estados Unidos, que ha analizado los datos de 860 niños de 6 a 18 años de edad, que participaron en una encuesta nacional de salud de ese país.
Al contrario de lo que cualquiera esperaría al mantener un alto nivel de desinfección y limpieza, según este estudio -que ha sido publicado en la edición en línea del 18 de junio de la revista Journal of Allergy and Clinical Immunology-, los niños que usaban algunos productos con antibacterianos y conservantes tenían más posibilidades de desarrollar alergias, tanto a los alimentos como a sustancias en el ambiente.
Específicamente, los investigadores examinaron la posible relación que hay entre los niveles en la orina de antibacterianos y conservantes que se hallan en muchos productos de higiene personal y la presencia de anticuerpos IgE (inmunoglobulina E) en la sangre de los niños. Los anticuerpos IgE forman parte del sistema de defensas (el sistema inmunológico). Sus niveles aumentan en respuesta a cualquier sustancia que provoque alergia (o alérgeno) y están elevados en personas que tienen alergias.
Así, los investigadores han detectado que los niños con los niveles más altos de un agente antibacteriano llamado triclosán tenían más del doble de riesgo de desarrollar alergias alimenticias y casi el doble de posibilidades de tener alergias ambientales, en comparación con los niños que mostraron los niveles más bajos de triclosán.
Del mismo modo, los niños con los niveles más altos del conservante denominado propil parabeno tenían más del doble de posibilidades de desarrollar alergias ambientales, que los que tenían los niveles más bajos (pero, en este caso, el propil parabeno no se ha asociado con el riesgo de sufrir alergias alimenticias).
¿Significa esto que debes dejar de promover la higiene en tu hogar? Desde luego que no, sólo que -como en otros ámbitos de la vida- los extremos son malos. A menos que en tu familia haya alguna situación de salud especial que así lo requiera, en general no es necesario usar productos con antibacterianos. Un buen jabón y el agua limpia son suficientes para cumplir esta misión.
Sobre todo, está comprobado que lavarse las manos de manera apropiada ayuda a evitar el contagio de infecciones y de enfermedades. Enséñales a tus niños a lavarse con agua y jabón antes de comer y luego de ir al baño o después de haberse sonado la nariz o de estornudar.
También hay que lavarse las manos luego de haber estado jugando con las mascotas o tras haber estado en contacto con superficies que pueden tener gérmenes, como las agarraderas en los transportes públicos, con el dinero que pasa de mano en mano y con la basura.
Lavarse las manos es algo sencillo, pero no sólo es cuestión de mojarse un poco con agua. También se necesita jabón y frotarse bien. Recuerda y explícales a tus niños que antes de lavarse las manos, hay que quitarse los anillos y las joyas.
Luego, hay que mojarse las manos con agua corriente (tibia o fría), enjabonarlas y frotarlas hasta formar espuma (incluido el dorso de las manos, ente los dedos y debajo de las uñas), durante al menos 20 segundos (una buena referencia para calcular ese tiempo es cantar el feliz cumpleaños dos veces. ¡Prueba y verás!).
Para finalizar, hay que enjuagarse bien las manos con agua corriente, hasta eliminar todo el jabón y, secarse con una toalla de papel o con un secador de aire, para evitar que las manos queden húmedas.
Con estos sencillos cuidados es suficiente para mantener una buena higiene, evitar el contagio de infecciones y ayudar a que tus niños crezcan sanos y fuertes.
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