Durante los primeros años de vida de un niño/a puede presentar un trastorno en el desarrollo conocido como autismo. En general se lo asocia con niños/as que no se comunican con su entorno pero no todos los casos son así, muchos niños/as autistas pueden interactuar con los demás y tener vidas felices. Aquí te contamos qué es el autismo y cómo puedes detectarlo.
Acostumbrados a las típicas escenas de las películas en las cuales aparecen niños o niñas autistas que juegan aislados y solos, sin emitir ni una palabra (sin hablar), como viviendo en su propio mundo, muchas personas desconocen que, en realidad, el autismo puede presentarse de diferentes maneras. ¿En qué mundo está tu niño/a? ¿Está siempre aislado/a y no habla con nadie o es revoltoso/a, tiene problemas de conducta recurrentes y parece que no te hace caso? Ambas situaciones pueden ser signo de un mismo trastorno, llamado autismo.
El autismo es un trastorno del desarrollo que aparece en los primeros 3 años de la vida y afecta el desarrollo cerebral normal en el área de las habilidades sociales y de la comunicación, y puede ser difícil de detectar. En general los padres son los primeros en notar que algo no funciona como debería. Y si bien en la mayoría de los casos son ellos quienes buscan ayuda profesional cuando el niño o la niña tiene alrededor de dos años, a veces el autismo se detecta sólo cuando el niño entra al colegio, debido a problemas recurrentes de conducta y comunicación.
Hay padres temen que algunas vacunas puedan ser responsables del autismo. Sin embargo, se ha comprobado en varios estudios que esto no es cierto y que el estudio original que propuso esta teoría fue un fraude. No hay correlación entre las vacunas y el autismo. Las vacunas protegen a tus hijos contra varias enfermedades infecciosas. Si te interesan los detalles que desmintieron la relación entre las vacunas y el autismo, los puedes encontrar en una columna previa aquí en Vida y Salud.
Los síntomas del autismo se pueden manifestar no sólo de diferentes formas, sino en diferentes intensidades, y a veces, el desarrollo de un niño con autismo puede parecer normal al principio, en los primeros 18 a 24 meses de edad y luego puede sufrir un retroceso. O sea, pierde las habilidades sociales y del habla que había adquirido. Al crecer, es posible que algunos niños/as autistas no aprendan a hablar pero otros sí lo hacen y hasta podrán trabajar y comunicarse sin mayores inconvenientes, siempre que cuenten con el apoyo necesario.
¿Te preguntas cómo puedes detectar si tu niño o niña podría tener este problema? Ten en cuenta que los niños con autismo se caracterizan porque su comportamiento suele ser inapropiado: tienen dificultad cuando juegan con otros, en las relaciones con los demás y en la forma en que se comunican, ya sea a través del habla o por señas.
Algunas de las señales que pueden indicarte la existencia de un problema de autismo son:
- Prefiere estar solo/a y le resulta difícil jugar y estar con otros niños.
- No sonríe cuando alguien le sonríe y se ríe o sonríe en momentos y/o situaciones inapropiadas.
- Tiene dificultad para interpretar lo que los demás están pensando o sintiendo, no responde adecuadamente al tono de voz o a las expresiones faciales y no observa las caras de las otras personas.
- Tiene poco contacto visual, o no lo tiene. Parece estar en su propio mundo y se desconecta de los demás. Actúa como si fuera sordo o sorda o parece que algunas veces escucha pero otras no.
- Tiene dificultad para expresar sus necesidades, emplea gestos o señala los objetos en vez de usar palabras.
- Repite palabras o frases pero sin que tengan un significado (esto se conoce como ecolalia).
- No responde a su nombre y se refiere a sí mismo por el nombre en lugar de “yo” o “mí” o no se refiere a sí mismo correctamente (por ejemplo, dice “usted quiere agua” en vez de decir “yo quiero agua”).
- Quiere hacer todo de la misma manera, se resiste a los cambios en la rutina y tiene sus propios itinerarios (por ejemplo, siempre tiene que ponerse las medias antes que los pantalones).
- Tiene patrones de movimiento raros. Por ejemplo, hace movimientos repetitivos como mecerse y dar vuelta, tiene conductas auto-abusivas como morderse o golpearse la cabeza, camina en las puntas de los pies, frota las superficies o se lleva objetos a la boca y los lame.
- No sabe cómo entretenerse con los juguetes y/o juega a juegos raros sin parar. Pasa mucho tiempo alineando las cosas o poniéndolas en cierto orden. Hace girar los objetos y/o muestra un apego inapropiado por determinados objetos.
- No muestra ningún temor real a los peligros y puede no ser sensible o ser demasiado sensible al dolor. Asimismo, no se sobresalta ante los ruidos fuertes o, por el contrario, los ruidos normales le pueden parecer dolorosos y se lleva las manos a los oídos.
- Tiene rabietas intensas y muestra angustia sin ninguna razón aparente.
- Es muy independiente para su edad y hace cosas antes de lo esperado, comparado con niños de su edad.
- Tiene un período de atención breve e intereses muy restringidos.
- Es hiperactivo/a o demasiado pasivo/a
Aunque no hay cura para el autismo, en muchos casos los síntomas mejoran con el tratamiento y con la edad; y como ocurre en otras circunstancias, cuando antes se detecte el autismo y se comience el tratamiento, mejores serán los resultados.
Recuerda que con el apoyo apropiado, la gente con autismo puede tener una vida activa en sus comunidades. Por eso, no te desanimes: asesórate, infórmate, busca información profesional y aprende cómo ayudar a tu hijo/a a descubrir que el mundo es un lugar interesante.
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