Más allá de decir la palabra “gracias” cuando alguien hace algo por ellos, el sentirse agradecidos por las cosas buenas que tienen en la vida, puede hacer que los adolescentes sufran menos de depresión y otros problemas emocionales. Así que si tienes hijos(as) que están en plena adolescencia, háblales de la importancia de reconocer y agradecer las pequeñas cosas que alegran la existencia.
No nos digamos mentiras: los adolescentes pueden llegar a ser bastante crueles y antipáticos. Algunos se la pasan con mala cara, otros no hablan ni expresan su cariño, y están los que a todo le sacan el lado negativo. Si bien es una etapa difícil de la vida en la que estas actitudes acompañan el impacto de ciertos cambios en el cuerpo y en su entorno, hay que recordarles a los adolescentes una simple pero sana costumbre: sentirse agradecidos y practicar decir “gracias”.
Puede parecer una misión imposible, lo sé. Pero tal vez si les cuentas que el hecho de apreciar y valorar las cosa buenas que tienen en la vida puede evitarles problemas de salud mental como la depresión, los motive a ser más agradecidos.
Según un estudio realizado por un profesor de psicología de la Universidad Estatal de California en Domínguez Hills, en Estados Unidos, a medida que la gratitud aumenta, también lo hacen la felicidad, la actitud positiva ante la vida, la esperanza, la satisfacción e incluso, el rendimiento académico.
Pero ¿cómo llegó a esta conclusión el psicólogo que lideró el estudio? Primero, partió de la base de definir a los adolescentes agradecidos como “aquéllos con buena disposición y buen estado de ánimo que les permite responder de manera positiva a las personas que los rodean y a las cosas buenas de sus vidas”. Para analizar si tenían esta actitud ante la vida, los expertos evaluaron a 700 estudiantes de Nueva York de entre 10 y 14 años. Los investigadores tomaron en cuenta las circunstancias socioeconómicas de dichos adolescentes y el nivel educativo de sus padres, pero no sus creencias religiosas.
Al inicio del estudio, se les pidió que respondieran a unos cuestionarios, y esto se repitió 4 años más tarde. Los investigadores compararon los resultados de aquellos adolescentes agradecidos con los menos agradecidos y encontraron que: los que dijeron sentirse agradecidos estaban 15% más satisfechos con sus vidas, y tuvieron una sensación 15% mayor de tener un propósito en la vida. También experimentaron 17% más felicidad y esperanza. Además, este grupo de adolescentes agradecidos redujo 14% sus emociones negativas y 15% sus síntomas de depresión.
A diferencia de lo que muchos pensarían, el nivel socioeconómico no estuvo muy relacionado con el nivel de gratitud. El tener dinero no determinó si se sentían más felices y satisfechos. Por el contrario, los niños de más bajos recursos tenían una mayor capacidad de sentirse agradecidos en sus vidas y con las personas que los ayudan.
De la misma manera, se vio una fuerte relación entre sentirse satisfecho con la vida y ser agradecido.
La pregunta que surge es: ¿Cómo inculcar el agradecimiento en estos jóvenes adolescentes que viven en un mundo materialista y dominado por los medios de comunicación?
Lo mejor que puedes hacer como padre o madre, es primero que todo, analizar qué tan agradecido te sientes tú con la vida. De esa manera, puedes hablarles a tus hijos sobre dar las gracias e inculcarles el hecho de estar agradecidos. Predica con el ejemplo.
Apreciar las pequeñas y grandes cosas del día a día, como estar en familia compartiendo una comida caliente, tener una casa en donde vivir, amigos para charlar, salud para practicar un deporte y para rendir en la escuela, por citar algunos ejemplos, es clave para darles ejemplo. El simple hecho de levantarse y ver el sol puede ser un motivo de agradecimiento. También los son por supuesto, los logros a mayor nivel, como tener un buen trabajo o contar con el apoyo de alguien querido en un momento crítico.
Según los expertos, hablar sobre la gratitud e inculcarla guía a los adolescentes para que sepan identificar las cosas que realmente importan.
Los datos y conclusiones de este estudio se consideran preliminares, pero nos recuerdan la importancia de tener una actitud positiva ante la vida para así tener una buena salud mental. Y todo comienza por algo tan sencillo como decir “gracias”.
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