- Un estudio reciente revela que después del primer año de vida, la contribución del padre a la microbiota intestinal del bebé es comparable a la de la madre, independientemente del tipo de parto.
- La microbiota intestinal, crucial para la salud, se coloniza desde el nacimiento. Aunque tradicionalmente se considera a la madre como la principal fuente, este estudio muestra la significativa contribución paterna.
- Los bebés nacidos por cesárea tienen una transmisión microbiana materna reducida, lo que puede facilitar la colonización por patógenos. El uso de antibióticos durante el parto también afecta negativamente esta transmisión.
- El trasplante de microbiota materna ha demostrado ser eficaz en bebés nacidos por cesárea, promoviendo el crecimiento de bacterias beneficiosas y reduciendo la colonización por patógenos.
Cada vez hay más evidencias de la importancia que tiene la microbiota o flora intestinal para nuestra salud. Como te contamos en otro artículo, los microbios que viven en nuestro cuerpo son parte de algo mucho más grande: la mayoría de las bacterias y hongos que nos rodean, quieren vivir en armonía.
Se sabe que nuestra madre, en el nacimiento, nos entrega los primeros compañeros microscópicos y que hay diferencias entre los partos vaginales y los que ocurren por cesárea. Pero ahora, un nuevos estudio publicado en la revista Cell Host & Microbe ha descubierto que después del primer año de vida, la contribución del padre a la microbiota de su bebé es comparable a la contribución de la madre, independientemente del tipo de parto.
La microbiota intestinal, compuesta por billones de microorganismos, juega un papel crucial en la salud del ser humano. La colonización microbiana del intestino comienza en el momento del nacimiento, y tradicionalmente se ha considerado que la madre es la principal fuente de estas bacterias. Sin embargo, este nuevo estudio revela que los padres también tienen un papel significativo en este proceso.
A través del análisis de datos de un total de 81 infantes y más de 400 muestras, los investigadores encontraron que los padres contribuyen de manera estable al microbioma de los bebés, independientemente del modo de parto. De hecho, después de un año, la contribución del padre puede llegar a ser comparable a la de la madre.
El estudio confirmó que los bebés nacidos por cesárea tienen una transmisión microbiana materna reducida, lo que puede facilitar la colonización por patógenos oportunistas. Este fenómeno también se ve agravado por el uso de antibióticos durante el parto, una práctica común para prevenir infecciones pero que puede alterar la composición del microbioma materno.
Intervenciones prometedoras: trasplante de microbiota materna
Para mitigar estos efectos, los investigadores exploraron el efecto de un procedimiento conocido como trasplante fecal y que ayuda a transmitir la microbiota de la madre al bebé en el caso de los nacidos por cesárea. Los resultados fueron alentadores: este trasplante aumentó la similitud de las bacterias compartidas entre madre e hijo y promovió el crecimiento de bacterias beneficiosas, al tiempo que redujo la colonización por patógenos indeseados.
La investigación destaca la necesidad de considerar tanto la transmisión microbiana paterna como las intervenciones inducidas para asegurar una colonización microbiana saludable en los recién nacidos. Con más de un cuarto de los nacimientos ocurriendo por cesárea a nivel mundial, estos hallazgos son de gran relevancia para la salud pública y el bienestar de futuras generaciones.
La comprensión detallada de cómo otros individuos cercanos al bebé, además de la madre, pueden contribuir a una microbiota intestinal saludable, es esencial para desarrollar nuevas intervenciones y políticas que favorezcan un inicio de vida saludable para todos los recién nacidos.
La Dra. Rosa del Campo Moreno, investigadora clínica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid explica en declaraciones al Science Media Center España que “tradicionalmente se ha atribuido a las madres el papel de inocular a los bebes, bien a través de la microbiota vaginal durante el parto, bien por el contacto de la piel al mamar, o por la leche que contiene bacterias del intestino de la madre. Es una muy buena aportación estudiar la influencia de la microbiota paterna, si bien se conocía que los familiares también condicionan a la microbiota final del niño, es la primera vez que se pone de manifiesto la influencia del padre. Eso en cierta medida, iguala la responsabilidad de ambos padres de dotar de buenas bacterias al niño”.
Por su parte, el Dr. Toni Gabaldón, profesor de investigación ICREA y jefe del grupo de Genómica Comparada del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y del Barcelona Supercomputing Centre (BSC-CNS), añade que “el estudio es de muy buena calidad y usa datos y herramientas apropiadas a las preguntas que se hacen. El tamaño muestral es todavía reducido, pero el acceso a datos longitudinales de las mismas personas permite reducir parte de la variabilidad”.
Para este experto, “los resultados arrojan resultados interesantes, como un papel relevante de los padres que es más tardío e inicialmente más modesto que el de las madres, pero que se iguala cuantitativamente cuando el niño o niña tiene un año de edad. Se observa que madre y padre aportan especies diferentes a la microbiota del infante y, por tanto, podrían ser complementarias”.
Además, añade que “quizá el uso de antibióticos antes o durante el parto tiene un impacto claro en la microbiota infantil, pero consigue reducir la abundancia de patógenos. De forma similar, el trasplante fecal consigue reducir también la presencia de especies patógenas oportunistas. Sin embargo, en partos con cesárea no consigue restaurar una microbiota similar a la de un parto vaginal, sino una distinta, rica en especies y pobre en patógenos, pero distinta”.
El Dr. Gabaldón concluye que “el papel de los padres en el establecimiento de la microbiota de los bebés no es sorprendente, pero plantea preguntas sobre las implicaciones sobre la salud. Así mismo sería interesante estudiar casos con otras conformaciones familiares, como monoparentales u homoparentales”.
Por Karla Islas Pieck
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