Muchos padres de familia creen que pegar es una manera efectiva de disciplinar a sus hijos. Ya sea porque crecieron de esa manera o porque no conocen otras formas de corregir o cambiar su conducta. Quienes les pegan o los castigan físicamente no sólo les causan un daño emocional sino que están provocando que sus hijos tengan problemas de salud como obesidad y enfermedades cardíacas. Antes de levantar la mano de nuevo, para. Lee este artículo para que te informes al respecto.
Hay una historia conocida que siempre ha rondado por ahí. Una mamá que siempre le pegó a sus hijos, dejó de hacerlo cuando vio a su hija de 4 años pegarle a su bebé de un año. Al reclamarle qué hacía, la pequeñita contestó: “estoy jugando a la mamá”. La lección para esa mamá fue clara: los niños imitan a sus padres. No es un mito que los niños aprenden de tu ejemplo, no es una historia inventada, es la verdad.
Cada cosa que haces o dices, les da una pauta que ellos interpretan como lo que es correcto. Así que si les pegas, les estás enseñando que el maltrato físico es algo aceptable. Pero además de eso, les estás causando un daño emocional enorme que va desde la disminución de su autoestima hasta el deterioro de la relación con los padres. Además, crea un círculo vicioso de violencia que no termina, pues los niños que reciben castigos físicos tienden a hacer lo mismo con sus hijos. El tema del castigo físico es algo tan extenso que sin duda alguna ya lo trataremos en otro artículo.
En este, quiero enfocarme en las consecuencias para la salud física que trae el castigo físico. Un estudio realizado por unos investigadores canadienses y publicado recientemente en la revista Pediatrics, indica que los niños que sufren de castigos físicos severos tienen un riesgo más elevado de desarrollar enfermedades cardiovasculares, artritis y obesidad en la adultez.
Cuando se compararon los adultos que no recibieron castigos físicos severos en su infancia con aquellos que sí fueron víctimas de dichos castigos, estos últimos tuvieron 24 por ciento más probabilidades de ser obesos, 35 por ciento mayor predisposición de desarrollar artritis y también mayores probabilidades de sufrir enfermedades del corazón. Estos resultados se obtuvieron de analizar una muestra de 34,226 adultos en Estados Unidos comparándola con otra muestra representativa de adultos en el mismo país.
Si bien anteriormente se había establecido una relación entre el castigo y maltrato físico que incluye pegar, empujar, sacudir, palmotear y agarrar fuertemente con las enfermedades mentales, la agresión y la delincuencia, esta es la primera vez que se exploran los efectos a largo plazo en la salud de los adultos que crecieron recibiendo este tipo de castigos. También cabe anotar que los castigos físicos, severos o leves tienen una relación directa con el abuso sexual, el abuso emocional y la violencia familiar.
En cuanto a este estudio, algunos especialistas anotaron que si bien se estudiaron diferentes variables, el enfoque ha debido no sólo ser exclusivo hacia las consecuencias que trae el castigo físico severo, sino al abuso físico en general.
De cualquier modo, recuerda que el castigo físico no es un buen método para corregir a tus hijos. Crea más violencia, aumenta la distancia emocional entre padres e hijos y no hace que la actitud que se quiere corregir, mejore. Por el contrario, los niños que son golpeados sufren de más problemas de conducta y agresividad.
Lo que este mundo necesita es más diálogo, comprensión y amor. No les pegues a tus hijos, habla con ellos si hay algo que no te gusta en su comportamiento, recuerda que muchas veces esa es su manera de expresar alguna necesidad o carencia.
Si necesitas ayuda porque pierdes el control fácilmente con tus hijos, consulta con tu pediatra o con un psicólogo para que te oriente respecto a cómo disciplinar con amor.
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