Tu hijo de 15 años está en vacaciones. Cuando sales al trabajo, lo ves durmiendo y sabes que seguirá en la cama hasta medio día. Cuando llegas por la noche, lo ves tirado en el sofá viendo televisión o jugando videojuegos, lo mismo que ha estado haciendo desde que se levantó, y lo mismo que seguirá haciendo hasta que te vas a dormir. Incluso comió la cena frente al televisor. Mañana será exactamente igual. ¿Qué puedes hacer para que se mueva?
Muchos padres como tú ven con desconcierto el desesperante espectáculo de la pereza adolescente y no saben qué hacer. Aunque no todos los adolescentes son perezosos, ¿por qué tu hijo sí lo es?
La pereza en la adolescencia es normal. Es parte de la apatía típica de esta edad producto de los cambios físicos y mentales. Aunque en algunos casos puede ser un síntoma de depresión.
Sea lo que sea, hay que tomar medidas al respecto. Porque si piensas en la vida que le espera a tu hijo si sigue ahí sentado (obesidad, depresión, varias enfermedades, huesos débiles, etc.), no es un buen panorama. ¿Cómo puedes motivar a tu hijo a hacer ejercicio?
Dale razones
Intenta motivarlo con razones, diciéndole que hacer ejercicio…
- le ayuda a tener un peso saludable y por lo tanto, a verse mejor
- le ayudará a sentirse mejor consigo mismo
- es bueno para la salud en todo sentido y le dará mucha energía
- le hará más fuerte
- le volverá más competitivo en la escuela y podrá entrar al equipo que le guste.
Dale un empujón
Si las razones no funcionan, puedes darle un primer empujón…
- Motívalo a que se inscriba para hacer algún deporte en la escuela y apóyalo en lo que quiera. Dile que pertenecer a un equipo, es una excelente manera de hacer más amigos
- Llévalo a hacer un deporte que le llame la atención: fútbol, patinaje, escalada en roca, ciclomontañismo, equitación, rafting, etc.
- Invítalo a ver un deporte en vivo para que se contagie del espíritu deportivo
- Planifica paseos o campings y organiza actividades físicas: juegos, competencias, exploraciones, etc.
- Invítalo a que salga a montar bicicleta o a caminar contigo aunque sea una vez. El primer día reprochará, pero muy probablemente le gustará la sensación física y querrá volver a hacerlo una segunda vez
Pequeñas trampas útiles
- Convéncelo de que trabaje en casa a cambio de algo, un permiso para salir con sus amigos, un poco más de dinero para sus gastos, un premio. Inventa pequeños proyectos en la casa para motivarlo a que te ayude en tareas como cortar el pasto y barrer las hojas del jardín, pintar las rejas, limpiar el garaje, lavar el coche o pasear al perro…
Además, dile que durante la adolescencia, la mejor terapia que existe para la apatía es moverse. El ejercicio sube el estado de ánimo. Eso está garantizado.
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