Quizá has notado que cuando escuchas malas noticias tiendes a comer comida chatarra alta en calorías. El tipo de comida dulce o salada que te gratifica. Sabes que no te quita el estrés, pero te la sigues comiendo. De acuerdo con unos investigadores, esto se debe más a la forma en que está interconectado evolucionariamente nuestro cerebro que a la gratificación que obtenemos de la comida. Y lo mismo podría ayudar a superar esos antojos. Aquí te explico:
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores hicieron varios experimentos.
En el primero, invitaron a un grupo de personas y les dijeron que la prueba era para probar un nuevo tipo de chocolate M&M. Los 121 participantes recibieron un envase que contenía 48 gm (1.7 oz) de los M&M comunes y corrientes y los invitaron a probarlos. A la mitad les dieron los mismos y les dijeron que contenían un chocolate especial de “altas calorías e ingredientes especiales”. A la otra mitad, les dieron los mismos M&M y les dijeron que contenían “bajas calorías e ingredientes especiales”.
Lo interesante es que mientras los probaban, algunos estaban viendo carteles en la pared que incluían palabras como: déficit, lucha, adversidad – que representaban un ambiente hostil. Mientras los otros participantes estaban viendo mensajes neutrales, sin palabras y sin un ambiente hostil.
El resultado:
- Entre los participantes en el ambiente hostil, los que pensaban que los M&M eran altos en calorías, comieron un promedio de 18.9 gm.
- Pero los que pensaban que los M&M eran bajos en calorías comieron sólo 10.6 gm.
- Entre los participantes en el ambiente neutral, hubo muy poca diferencia. Los que pensaban que los M&M eran de alta calorías, comieron 13.7 gm y los que pensaron que eran de bajas calorías, 14.7 gm.
En otro experimento, los investigadores decidieron evaluar si el proporcionar recursos cambiaba lo que a persona comía. Diseñaron este experimento utilizando computadoras. Lo hicieron en forma de un juego en el que los participantes presionaban una tecla determinada en el teclado cada vez que aparecía una palabra en la pantalla. Presionaban una tecla diferente cada vez que aparecía una lista de letras que no deletreaba una palabra verdadera.
Les dijeron a los 238 participantes que la prueba era su habilidad de prestar atención. Pero en realidad, el propósito era exponerlos a diferentes tipos de ambientes. Al primer grupo le enseñaron palabras que representaban un ambiente hostil (resistencia, supervivencia, persistencia). Al segundo grupo le enseñaron palabras asociadas con el placer (disfrute, comodidad, indulgencia) y al tercer grupo le ensenaron palabras neutrales.
El siguiente paso fue darle a la mitad de cada grupo $1 (el recurso), mientras el otro grupo no recibió nada. Después de eso, se preguntó a todos los participantes si preferirían comer una ensalada o pastelitos. Los participantes en realidad no tenían que pagar por la comida que eligieron; más bien, el objetivo del dólar era disipar la impresión subconsciente de que los recursos eran escasos. (Después de todo, cuando tienes dinero, puedes permitirte comprar alimentos, por lo que un entorno hostil parece menos amenazante).
El resultado de este estudio fue que los participantes que habían visto palabras neutrales o asociadas con el placer eran igualmente propensos a seleccionar los pastelitos, ya sea que hubiesen recibido el dólar o no. Mientras que los participantes que vieron las palabras asociadas con el ambiente hostil, solamente el 5% de los que recibieron el dólar (el recurso), seleccionaron los pastelitos, mientras que el 73% de los que no recibieron el dólar (escasez de recursos supuestamente), seleccionaron los pastelitos.
De acuerdo con los investigadores podemos hacer esta información funcionar a nuestro favor:
- Cuando sientas la necesidad de ir al cajón de las golosinas, aunque no tengas mucha hambre, ¿por qué no primero haces una revisión mental de lo que acabas de hacer? Recuerda que eres más vulnerable a los antojos de alimentos ricos en calorías después de haber estado, por ejemplo, viendo escenas de disturbios políticos en las noticias de televisión, leyendo un artículo del periódico sobre la pésima economía o hablando con un amigo que acaba de perder una promoción en el trabajo.
- Antes de ceder a tu impulso primario de consumir calorías adicionales innecesarias porque el mundo que te rodea te parezca difícil y te sientas estresado, recuerda que los alimentos (generalmente) no son escasos. Incluso puedes asomarte a tu refrigerador o a tu despensa sin necesidad de comer en ese momento.
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