La teoría de la evolución de Charles Darwin explica que los organismos mejor adaptados son los que acaban prosperando. Esto rige tanto para los grandes animales como para las bacterias y los virus. La presión a la que se somete a ciertos organismos motiva que aquellos con mutaciones específicas que les dan alguna ventaja acaben siendo los que dominen. Esto es lo que está generando un problema de salud pública que empieza ser preocupante: las resistencias antimicrobionas.
El uso indiscriminado durante muchos años de los antibióticos, tanto en la salud de los humanos para combatir infecciones como en la industria veterinaria para prevenir posibles problemas con los animales destinados al consumo alimentario, ha hecho que estos medicamentos cada vez tengan menos efecto. Además, también ha provocado que existan más cepas de bacterias resistentes y que esta problemática se esté acelerando en los últimos años. Así lo ha expresado en numerosas ocasiones la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Primera causa de muerte?
Un ejemplo del problema de estas resistencias lo tenemos en España. En 2016 fallecieron más de 3.000 personas por culpa de infecciones hospitalarias causadas por bacterias resistentes a los antibióticos. Esto supuso para el sistema sanitario español un gasto de alrededor de 150 millones de euros, algo más de 153 millones de dólares, un poco más que el presupuesto destinado para la restauración de 55 escuelas en Puerto Rico contra terremotos. Los expertos señalan que en 35 años, y de no mediar soluciones, se podría llegar a los 40.000 fallecimientos anuales por este motivo y desbancar al cáncer como primera causa de muerte.
“Un estudio llevado a cabo en marzo de 2018 por la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria demostraba que al año las muertes producidas por estas infecciones resistentes eran muy superiores a las ocasionadas por accidentes de tráfico. Es necesario hacer un importante trabajo de concienciación de la población general sobre esta problemática. Tampoco hay que ser alarmistas, pero hay que ponerse a trabajar” explica el Dr. Jordi Nicolás, jefe de Farmacia Hospitalaria en el Hospital Mutua Terrassa de Barcelona, España.
Nuevos antibióticos y optimizar los antiguos
El Dr. Nicolás señala también como en los últimos años se han producido algunos cambios con nuevas incorporaciones de antibióticos, aunque quizás estas no sean suficientes para hacer frente al creciente número de organismos resistentes. “También debemos ser prudentes en el uso para evitar que se produzcan más resistencias y perder la eficacia de estos nuevos fármacos” señala.
En este sentido el experto explica como los nuevos antibióticos que están saliendo ahora, además de ser capaces de cubrir infecciones que han desarrollado resistencias, también han mejorado a la hora de disminuir la frecuencia con la que necesitan ser administrados y con menos efectos adversos.
Así mismo apunta que todavía es posible seguir utilizando antibióticos más antiguos, que con una buena optimización de su uso aun ofrecen un margen aceptable de eficacia. “En este sentido, un diagnóstico temprano nos aporta mucha información y aquí es donde tienen una gran importancia los equipos multidisciplinares en el marco de los programas de optimización de uso de antimicrobianos, que ayudan a valorar el tratamiento más adecuado y buscar no solo el mejor fármaco sino también la dosis más precisa”.
Consejos para ayudar en el problema
¿Y qué se puede hacer para ayudar en este problema? Aunque la investigación de nuevos antibióticos es fundamental para hacer frente a estas resistencias, también es posible que desde un ámbito más personal se tomen algunas medidas que puedan ayudar a paliar en alguna manera esta problemática:
- Evita tomar antibióticos por tu cuenta: La automedicación tiene muchos riesgos, y una parte del problema actual viene por un abuso de los antibióticos. Sigue los consejos de tu médico y no aproveches cajas que te hayan podido quedar ni los compres por tu propia cuenta.
- Cumple con la prescripción: Es habitual que muchas personas abandonen un tratamiento con antibióticos cuando empiezan a sentirse mejor. Esto es un grave riesgo según apuntan los expertos, ya que pueden quedar microbios que hayan aprendido a resistir dosis más pequeñas y acaben volviéndose inmunes. Por eso, es fundamental cumplir con la prescripción completa.
- No presiones a tu médico para que te recete antibióticos: Nos puede parecer que si no nos recetan un antibiótico no nos están tratando, pero tenemos que entender que determinadas enfermedades no mejoran con su uso. Un resfriado o constipado normal no necesita antibióticos y su uso no va a servir para nada. Si tu médico considera que no son necesarios, su opinión debe ser valorada.
- Mejor prevenir que curar: Si no hay infección, no son necesarios antibióticos. Por eso es bueno hacer hincapié en hábitos que ayuden a evitarlas, como el uso de agua potable, los programas de vacunación y una buena higiene que evite el contacto con organismos infecciosos.
- Ante los primeros síntomas, acude a un médico: Un diagnóstico precoz puede ser muy importante, ya que evitará que la infección pueda propagarse y necesitar una mayor cantidad de antibióticos luego. Cuanto menos antibióticos tengas que tomar, menos posibilidades habrá de que se generen resistencias.
Por Miguel Ramudo
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