El ser testigos de peleas y discusiones entre los padres es común entre muchos adolescentes. Estos episodios traen confusión y tristeza entre los chicos y chicas. Acá te contamos qué puedes hacer ante esta situación.
Si miras lo que sucedió esta semana seguramente encontrarás que ya discutiste con tu papá o tu mamá sobre cualquier cosa. Que a ellos no les gusta tu ropa, que no haces los deberes, que no les gustan tus amistades, que no están de acuerdo con que a toda hora estés conectado(a) a tu móvil. Es común que durante la pubertad y la adolescencia, más que nunca, los padres e hijos “choquen” sobre sus visiones de la vida.
Para Julia, una adolescente de 16 años, el pelear con sus padres es cosa de todos los días. Ella siente que no la entienden, y piensa, como muchos jóvenes de su edad, que las medidas de disciplina que toman sus padres no tienen razón de ser. Sin embargo, cuando Julia escuchó a sus padres discutiendo el otro día, no pudo dejar de sentirse profundamente afectada. Por una parte, se alivió de no ser ella la que provocaba la discusión, pero por otro lado, se sintió confundida y triste al escuchar cómo se alzaban la voz. “¿Será que ya no se quieren y se van a separar?” pensó Julia. Y este pensamiento le causó angustia.
La realidad es que es normal tener discusiones durante la vida en pareja. Los padres pueden no estar de acuerdo en muchas cosas que pueden involucrar las finanzas de la familia, el estrés en el trabajo o la manera cómo educan a sus hijos. Algunas discusiones pueden ser sobre temas importantes como dejar o aceptar un trabajo, cambiarse de casa o de ciudad. Otros en cambio, se limitan a que alguno de los padres tuvo un mal día, que no se lavaron los platos o que la comida no estaba caliente. Cualquiera que sea el motivo, sin embargo, es normal que te afecte.
¿Cómo te sientes cuando tus padres discuten? Probablemente, desprotegido(a) porque sientes que tu mundo se puede colapsar en cualquier momento si ellos se separan. Puede que te den ganas de llorar, te cause ansiedad y preocupación. Incluso puedes tener problemas para dormir, concentrarte y estar en la escuela. Algunos adolescentes sienten vergüenza y no comparten esto con sus amigos. Pero sobretodo, puede que te preocupes porque uno de tus padres está maltratado al otro. Es entonces cuando debes estar atento a señales de alerta que puedan indicar que la discusión está fuera de control.
El insultarse y gritarse no está bien. El tratarse con respeto debe ser la norma en cualquier relación. Si ves que uno de tus padres es violento física o psicológicamente con el otro, mantente atento(a) y habla de esto con otros miembros de la familia, un maestro o un consejero en la escuela. Mantén tus ojos abiertos si:
- Durante la discusión tus padres se empujan o se golpean.
- Alguno de los dos amenaza con hacerse daño o hacerle daño al otro.
- Alguno de los dos amenaza al otro con dejarlo o dejarla.
- Alguno de los dos amenaza con quitarse la vida.
- Alguno de los dos o los dos destruye cosas o amenazan con denunciar al otro.
Recuerda que no está bien que haya violencia. Esto seguramente te hará sentir asustado(a) y es necesario actuar. Cuéntale a alguien para que puedan recibir ayuda sobre cómo manejar sus emociones.
Sin embargo, surge la pregunta: “¿Qué puedo hacer cuando mis padres pelean?”
Tal vez lo mejor es que te mantengas fuera de la pelea. Si te afecta mucho, sal afuera o ve a un lugar de la casa donde no los puedas escuchar. Cuando la situación se haya calmado, dile a tus padres que ese tipo de peleas te afectan y te entristecen. Es común que no se den cuenta de que sus discusiones afectan a los demás.
Si ves que la pelea se sale de control, busca ayuda antes de que alguno de los dos padres le haga daño al otro. Llama a otro miembro de la familia o a un amigo al que le tengas mucha confianza.
Recuerda que las discusiones se presentan “hasta en las mejores familias”. Hasta cierto punto son normales y puede que sucedan con frecuencia. Sin embargo, si te afectan al punto de interferir con tus emociones, es necesario que hables con tus padres para buscar ayuda. Existen profesionales que pueden ayudar a las familias a superar sus problemas.
Háblales con claridad sobre tus sentimientos, tal vez así tus padres pueden abrir los ojos y ver desde otro punto de vista las situaciones antes de embarcarse en discusiones.
Los problemas familiares se pueden resolver con comprensión, paciencia y perseverancia.
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