Atención papás y mamás: obligar a que sus hijos se coman todo o controlarles el consumo de ciertos alimentos, puede ser contraproducente. Es mejor encargarse de poner alimentos saludables en la mesa y dejar que ellos sigan su instinto y las señales de su cuerpo para saber cuánto comer.
En una sociedad con epidemia de obesidad entre toda la población, es normal que haya tendencias por parte de los padres a controlar lo que sus hijos comen. Por ejemplo, algunos papás y mamás consideran que sus hijos adolescentes están delgados y los obligan a comerse todo lo que hay en el plato. Lo alarmante es que esto también sucede incluso cuando sus hijos tienen sobrepeso.
La otra cara de la moneda la representan los papás y las mamás que restringen el consumo de ciertos alimentos a sus hijos adolescentes, como los dulces, por ejemplo.
¿Con cuál conducta te identificas? Cualquiera que sea, te cuento que no se recomienda que sigas ninguna de las dos. Un estudio que se publicó recientemente en la revista Pediatrics reporta que tanto las conductas de presión que invitan a no dejar nada en el plato, como las de restricción, que obligan a no probar ciertos alimentos, son contraproducentes para los adolescentes.
El lograr tener un peso saludable tiene mucho más que ver con la forma en que comen los padres. Si en tu casa siempre hay alimentos sanos al alcance de tus hijos jóvenes y han desarrollado hábitos alimenticios saludables, es mucho más probable que tengan un peso sano y puedan regular lo que comen por sí mismos.
Si todo el tiempo les dices qué comer, qué no, cuánto y a qué hora, puede lograrse un desequilibrio que produzca obesidad o delgadez. Además, los investigadores dicen que por ejemplo, en los Estados Unidos, los jóvenes que tienen un peso normal, muchas veces son considerados delgados, pues es un país en el que mucha gente tiene sobrepeso.
En lugar de apresurarte a adoptar conductas controladoras cuando te sientes a la mesa con tus hijos, mejor observa cuáles son los hábitos alimenticios con los que los has educado. Por eso, te invito a que examines qué hay en tu nevera (tu refrigerador) y en tu alacena. Si son alimentos sanos, muchas frutas, verduras y proteínas magras, deberías quedarte tranquilo(a) porque tus hijos comen lo que tú comes.
Es importante invitar a los jóvenes a participar en el proceso de comprar la comida, involucrarlos en su preparación y de esa forma enseñarles, a través del ejemplo, cómo llevar una dieta sana.
No te olvides que la comida es un asunto de toda la familia: comer más frutas y verduras, y eliminar los refrescos (las sodas) que contienen calorías vacías (que no proporcionan nutrición) es la clave para que tus hijos adolescentes tengan un peso saludable.
Si tu hijo o hija adolescente tiene problemas de peso o si tienes dudas, consulta con su médico para que analice su caso particular y haga las recomendaciones necesarias para que siga creciendo sano y fuerte.
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