Después de los 60, es frecuente que los hombres empiecen a tener algunos problemas para ir al baño a orinar. Esto es común y se debe a un crecimiento natural de la próstata. Sin embargo, no debes descuidarte, pues se te puede convertir en un problema mucho más grave.
La próstata es la glándula masculina encargada de producir el semen. Se encuentra por debajo de la vejiga y rodea a la uretra, que es el tubo por donde sale la orina. Es común que la próstata crezca a partir de los 50 o 60 años de edad. Este crecimiento se llama Hiperplasia Prostática Benigna (HPB).
Nadie sabe exactamente qué es lo que genera este crecimiento, pero se cree que con la edad, los cambios hormonales en los hombres causan un aumento en las células agrandando así el tamaño de la próstata. Por lo general esto es benigno, pero cuando la próstata crece demasiado puede presionar la uretra y darte problemas para orinar.
Algunos signos o síntomas que podrías notar cuando la próstata crecida está presionando la uretra son:
- El chorro de orina es débil
- Es difícil empezar a orinar
- Necesitas hacer fuerza mientras orinas
- Al final hay un goteo
- Orinas frecuentemente, especialmente durante la noche
Si aparecen estos síntomas, consulta con tu médico para estar seguro que no se deben a otras causas. Si se deben únicamente a la próstata crecida, y son leves, puede no recomendarte ningún tratamiento, si son molestos, hay tratamientos que te pueden ayudar. En lo que vas a tu cita, puedes reducir la incomodidad dejando de tomar líquido por las noches, evitando tomar café y alcohol pues son diuréticos, y yendo al baño cada vez que sientas ganas de orinar en lugar de aguantarte.
De todos modos no te descuides, porque las cosas se pueden complicar. Cuando sientas que no puedes desalojar la vejiga por completo, que casi no puedes orinar o si ves sangre en la orina, esas son señales de alerta para que busques atención médica urgentemente. Cuando la orina se queda en tu vejiga por mucho tiempo, corres el riesgo de desarrollar infecciones urinarias recurrentes (como cistitis), de desarrollar cálculos en la vejiga o los riñones (cálculos renales) o de dañar seriamente tu vejiga y tus riñones.
En esos casos tu médico puede recetarte un tratamiento con medicinas, o como última opción, hacerte una prostatectomía, la cirugía en la que se extrae parte o toda tu próstata. Pero no te angusties, que eso no sucede muy frecuentemente.
De todos los cambios que sufre el cuerpo al llegar a la madurez, la próstata crecida es uno de los menos problemáticos. Sin embargo, no se puede ignorar pues puede complicarse y afectar tu calidad de vida.
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