- Se calcula que cada hora mueren en Estados Unidos más de dos personas por culpa del cáncer de piel
- Es importante inculcar desde la infancia hábitos saludables que ayuden a reducir el impacto de la radiación UVA en nuestra piel
- La autoexploración es fundamental para detectar posibles lesiones cancerígenas antes de que estas puedan volverse más agresivas
El cáncer de piel es el tipo de cáncer más común en los Estados Unidos. Se estima que más de 9.500 personas son diagnosticadas en este país todos los días y más de dos personas mueren cada hora por causa de este tipo de cáncer. El número de cánceres de piel ha estado aumentando durante muchos años debido a una combinación de una mejor detección, que las personas reciben una mayor exposición a la luz solar y a que viven más tiempo.
Entre los cánceres de piel solo el 1 % son melanomas, un tipo concreto que se origina en las células productoras de pigmento, pero a pesar de esta baja incidencia, representan la mayoría de las muertes por cáncer de piel. Además del melanoma, los otros dos tipo de cáncer de piel que existen son el carcinoma de células basales, que es el tipo más común y suele generarse en áreas muy expuestas como la cara y el cuello pero que no se propaga a otras zonas, y el carcinoma de células escamosas, que también se origina en las mismas zonas pero que a diferencia del de células basales si puede propagarse. Los tres tienen en común que la principal causa de su origen es la exposición a la radiación ultravioleta (UVA), bien del sol o bien de fuentes artificiales, como las camas de bronceado.
Factores de riesgo del cáncer de piel
La protección solar es una de las principales claves para la prevención de un cáncer cuya incidencia ha aumentado en un 40 % en los últimos cuatro años. Por eso los expertos inciden en la importancia tanto de protegerse frente al sol como vigilar la piel una vez al mes para disminuir el riesgo de aparición y promover un buen pronóstico. “Es indispensable cambiar los modelos que la población más joven utiliza como referencia de una piel saludable. Entender el bronceado como un mecanismo de defensa de la piel frente a la quemadura solar y no como un hábito saludable es un mensaje que debe tener calado en estas generaciones”, explica la Dra. Ángeles Flórez, coordinadora en España de la Campaña Euromelanoma.
Aunque la exposición a los rayos UVA es el principal factor de riesgo, también es cierto que no todas las personas responden de igual manera. Tener la piel o los ojos claros, el cabello rubio o pelirrojo, contar con muchos lunares o tener algún familiar diagnosticado de cáncer de piel también son factores que se deben tener en cuenta y que pueden aumentar el riesgo de padecer este tipo de cáncer.
En este sentido, como insiste la Dra. Flórez, “los hábitos de la infancia y adolescencia pasan factura a lo largo de la vida y la radiación ultravioleta se va acumulando a lo largo de los años, por eso es importante evitar la quemadura solar, lo que no quiere decir que se deban evitar las actividades al aire libre, sino que hay que realizarlas con una adecuada protección y sin que el bronceado sea el objetivo.”
¿Cómo protegernos de la radiación UVA?
Para ello, esta especialista considera que la exposición solar debe realizarse de una forma gradual para facilitar la adaptación de la piel y favorecer los mecanismos naturales de defensa evitando, sobre todo, la exposición directa en las horas centrales del día. “No debe olvidarse que algunas superficies, como la arena, el agua, la nieve o la hierba reflejan la radiación como si fuesen un espejo, aumentando así la intensidad de la radiación que recibe nuestra piel y pudiendo alcanzarnos incluso bajo una sombrilla”. Además, la aplicación de cremas de protección solar de amplio espectro en las zonas que vamos a exponer y repetir su aplicación es un punto clave en la prevención según esta dermatóloga.
En esta misma línea, no hay que olvidar recurrir a los espacios de sombra y a las medidas físicas. Lo más indicado es utilizar prendas que tengan un efecto protector testado, lo que se incluye en el etiquetado, y que pueden conseguirse fácilmente en la mayoría de las tiendas de ropa, especialmente la deportiva. También es de ayuda el uso de una gorra o un sombrero con ala ancha y de gafas de sol homologadas.
La importancia de la autoexploración
Por otra parte, tal y como explica la Dra. Elena Godoy, responsable de coordinadores de la campaña Euromelanoma, “cabe recordar que el cáncer de piel es una enfermedad que puede afectar a todos los tipos de piel y aunque es más frecuente en la edad avanzada, algunos tipos de melanoma se diagnostican en pacientes muy jóvenes.” Es por ello por lo que esta dermatóloga incide también en la importancia de aprender a autoexplorarse desde una edad temprana: “con tan solo dedicar unos minutos al mes a explorar nuestra piel, se puede prevenir y tratar eficazmente la mayoría de los casos de cáncer de piel si se detectan a tiempo”, asegura.
Autoexplorarnos y conocer nuestra piel hará que detectemos cambios y nuevas lesiones con más facilidad, aunque es necesario hacer hincapié en las áreas de piel que no vemos durante nuestra vida rutinaria. Según la doctora Godoy, “lo más cómodo es realizarla ante un espejo y con la ayuda de otro espejo de mano sin olvidar zonas como los pies, las manos o la zona genital donde también pueden aparecer lesiones. En el cuero cabelludo se puede observar con la ayuda de un secador y el espejo”.
La dermatóloga insiste en la necesidad de generar consciencia acerca de aquellos factores que podrían aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel, como pueden ser la aparición de nuevos lunares o el crecimiento atípico de los lunares que ya teníamos previamente y que requieren de una valoración con nuestro médico.
Por Miguel Ramudo
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