Cada vez que la bolsa pierde un punto, tu masa muscular también pierde consistencia. Cada vez que un banco se va a la quiebra, tu autoestima baja. Cada vez que bajan los índices financieros, tu estrés aumenta.
Puede sonar absurdo, pero la crisis económica no sólo afecta al corazón de Wall Street, sino a la salud de tu propio corazón y de tu mente. Y es que probablemente tu bolsillo empiece a sentirse también enfermo cada vez que tienes que pagar la clase de yoga o renovar la membresía en el gimnasio, o aumentar la frecuencia de clases de meditación para aliviar tu estrés. ¿Qué hacer entonces en tiempos de crisis para mantenerse en forma? Porque en esta época más que nunca, una buena dosis semanal de ejercicio es justa y necesaria, para sacar toda esa energía antes de que te de un ataque de pánico.
Muchos de los gimnasios tienen promociones para que los que están afiliados no se vayan y para que los que no lo están, lo hagan sin que les cueste demasiado dinero. Algunos centros de ejercicio ofrecen la ropa para que no te tengas que preocupar por llevarla o lavarla después de sudar. Los entrenadores personales están optimizando las secciones de ejercicios en 30 minutos compartidos, porque la gente de negocios ya no tiene tanto tiempo como antes, o todos tiene mil y una cosas en qué ocuparse para ayudarse a salir de esta crisis de bolsillo. Los que no trabajamos en Wall Street también tenemos preocupaciones, porque esto nos afecta a todos.
El otro día hablaba con una paciente que, debido al estrés que le ha causado la caída de las bolsas del mundo, no puede dormir. Entonces ahora se levanta a correr para despejar su mente. Esa es una buena manera de usar ese tiempo muerto y de recuperar el sueño normal. En contraste, otro paciente que tiene varios hijos que mantener, ya no tiene tiempo para su ejercicio diario de una hora. “Ahora tengo que trabajar horas extras”, me cuenta, mientras se queja de que durante estas semanas siente que ha subido algunas libritas de más. La solución que le propuse es que en lugar de una hora, trate de hacer al menos 20 minutos diarios de algún ejercicio cardiovascular o que distribuya su entrenamiento diario en tres sesiones semanales. Le sugiero que es mucho más fácil inventarse una nueva rutina que sacar el dinero para comprarse ropa de una talla más grande y es mejor para su salud. Me mira convencido.
Estar en forma es importante para afrontar eventualidades como un despido, por ejemplo. Si mientras buscas un nuevo empleo ganas peso, tu autoestima bajará a los niveles del Dow Jones. Por el contrario, si te mantienes activo y positivo, puedes incluso usar el tiempo que pasas en el gimnasio como una manera de buscar nuevos contactos o de crear nuevas ideas para salir de la crisis. Otra buena idea es usar el tiempo que tienes mientras buscas trabajo, para poder por fin lograr esa meta que siempre quisiste alcanzar como “voy a correr dos millas diarias” o “voy a empezar a sacar mi bicicleta más a menudo”. ¿Por qué no? Tal vez esa es la mejor manera de superar esta crisis económica: mejorando tu capacidad física, y de paso cotizando tu aspecto y subiéndole muchos puntos a tu autoestima.
Este artículo de la Dra. Aliza fue publicado originalmente en People en Español.
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