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  • La anorexia nerviosa se caracteriza por una restricción excesiva en la alimentación, pero se centra en la constante sensación de tener sobrepeso. Este trastorno está causado por múltiples factores, incluida la historia de vida y la genética.
  • Las redes sociales muestran aquello que nos mantendrá por horas mirando, por lo que puede ser un gran detonador de la aparición de anorexia nerviosa. Especialmente si sólo se ve contenido que normaliza y glorifica estas conductas como si fueran un ‘estilo de vida’ y no un trastorno.
  • Pareciera que las redes sociales solo tienen efectos negativos en los trastornos de la alimentación, como la anorexia, sin embargo, con el apoyo de profesionales de la salud y los padres o familiares más cercanos, es posible encontrar comunidades que les ayuden a trabajar su condición, e incluso prevenirla.

La anorexia nerviosa es un grave trastorno que parece trascender a las épocas y momentos, debido a que históricamente han existido personas que lo padecen. Está caracterizado por una restricción extrema en la ingesta de alimentos y centrado en una obsesión con la imagen corporal. Actualmente, lo padecen millones de personas en el mundo, siendo, junto a la bulimia, la que posee la mayor tasa de mortalidad dentro de los trastornos mentales. Actualmente podemos pensar que las redes sociales solamente colaboran en su aparición, pero en los últimos tiempos se ha reconocido que también puede ser una gran herramienta en la lucha contra esta enfermedad.

La anorexia nerviosa

Hace un tiempo te hablamos sobre la anorexia nerviosa, que es un trastorno de la alimentación donde hay una irregularidad extrema en los hábitos alimentarios principalmente impulsado por una preocupación excesiva y distorsionada de la imagen corporal. Así, además de restringir su alimentación, pueden:

  • Inducir el vómito
  • Realizar ejercicio en exceso
  • Tomar laxantes para acelerar el proceso digestivo

Si esto se mantiene en el tiempo, especialmente si ocurre en la primera parte de la adolescencia, marcará el desarrollo de por vida. Razón por la que es la principal causa de muerte entre todos los trastornos mentales.

Las redes sociales pueden ser un detonante

Las personas con anorexia suelen verse a si mismas como si tuvieran sobrepeso. Esto, como lo reconocimos en un artículo reciente, significa que hay factores genéticos y ambientales que gatillan esta distorsión, siendo la comida una forma de llegar a su ‘objetivo’. “La presión social y estándares de belleza promovidos por los medios de comunicación están siendo factores importantes en la aparición de la anorexia, especialmente en aquellos que buscan aceptación y validación”, apunta la Dra. Araceli Aizpur, directora de la Fundación Ellen West en México, lo que considera un detonador si se tiene la predisposición.

Es evidente que los medios de comunicación siempre han tenido un efecto en cómo percibimos el cuerpo y la salud. Sin embargo las redes sociales también:

  • Permiten sentir a los influencers ‘más cerca’, como si fueran un amigo con el que pueden hablar.
  • Estos individuos logran llegar a un enorme número de personas, donde generalmente buscan hacer aquellos que entregue más vistas. Aunque hay otros que sí buscan entregar un mensaje personal o ligado a su profesión.
  • Buscan que los individuos usen filtros que distorsionan su propia imagen corporal, creando estándares que pueden ser inaccesibles, pero ahora se hacen reales. Por lo que se busca replicarlos en la realidad.
  • Pueden hacer que los jóvenes no reconozcan cuál es la realidad detrás de esa glorificación a la imagen personal. Incluso no conocen los procesos de edición de imagen que están detrás.

Para la Dra. Alicia Chung, del Centro para la salud y desarrollo de la primera infancia, en la Escuela Grossman de Medicina de la Universidad de Nueva York los influencers de las redes sociales son considerados como si fueran un igual: “Muchos adolescentes ven las redes sociales como otro grupo de amigos, por lo tanto lo que suceda y vean allí será la influencia que sentirán”.

Si sumamos ambas cosas, y damos un paseo por estas redes, veremos que los jóvenes pueden acceder a:

  • Dietas restrictivas y no acordes a su desarrollo
  • Regímenes de ejercicios rigurosos
  • Acceso a personas que profesionalmente trabajan su cuerpo
  • Influencers que siempre han usado filtros o adaptan su corporalidad
  • Perfiles que se dedican a comer en cámara, produciendo una relación (asociación) negativa (repulsión) con esta, especialmente a aquellos proclives a la anorexia.
  • Espacios o canales ‘pro-ana’ (pro-anorexia) que presentan los comportamientos de la anorexia como un estilo de vida y no un trastorno, glorificando y normalizándolo.

Eso no significa que las redes sociales son una causa directa, más bien, como lo advierte la Asociación Nacional de Trastornos Alimenticios (NEDA), la exposición intensiva puede asociarse a un mayor riesgo de desarrollar comportamientos como la anorexia.

La mejor herramienta

Un estudio realizado en 16 adolescentes donde, mediante una aplicación online, fue posible ir conociendo las perspectivas diarias de los participantes entregó nueva información a los profesionales que los tratan. Además, desde la pandemia han aparecido nuevos espacios terapéuticos online que permite superar las barreras visuales y geográficas.

Tal como te hemos contado en otras ocasiones, saber cómo funciona y que están haciendo nuestros hijos es clave para ayudarlos. Restringir no siempre es la mejor opción. Actualmente la forma en que trabajan las redes sociales es mostrando aquello que considera que hará pasar más tiempo en el celular al usuario, por lo que instar a que elijan aquellos que promueven la positividad corporal y la salud mental es importante. Junto a eso, el ejemplo se tiene que dar desde la casa, además de entablar una comunicación libre y sin prejuicios.

En conjunto, mientras que las redes sociales y la tecnología presentan riesgos reales, es importante verlos como un aliado y que pueden ofrecer oportunidades valiosas para el apoyo y recuperación. Apoyemos a nuestros hijos con sus propias herramientas.

 

Por Carlos Diego Ibáñez
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Imagen: ©Shutterstock / iamshutter

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