Si supieras que una boca normal y corriente puede alojar a un número de bacterias igual al de la población de toda la Tierra, seguro que te sorprenderías. Esos minúsculos organismos unicelulares conforman lo que se conoce como la flora bucal, que por lo general, no es dañina. Pero cuando la higiene de la boca es deficiente, empiezan a alojarse entre los dientes y a formar la placa dental. Así comienzan a afectar el esmalte y las encías y a provocar otros trastornos de salud.
Tu boca, húmeda, oscura y caliente, es un ambiente ideal para las bacterias, algo así como la casa de sus sueños. De hecho, en un diente cualquiera podrías encontrar millones de ellas si pudieras verlas a través de un microscopio. Una buena higiene dental, que incluya frecuentes cepillados a fondo, pasar el hilo dental y el uso de enjuagues mantendrá tu flora bucal a raya. Pero si te descuidas, comienzan los problemas.
Las bacterias se multiplican rápidamente y comienzan a alojarse y a acumularse en los rincones más imperceptibles: en las rugosidades de la superficie de los dientes, entre un diente y otro, y así, junto con los restos de los alimentos que también quedan atrapados en la dentadura, comienza a formarse la placa dental. Esta, recuerda, produce ácidos que van destruyendo el esmalte que cubre y protege los dientes, dando lugar a las caries. Si se alojan en el cuello de los dientes, formando sarro, también se van enfermando las encías.
Cuando las encías se enferman, entonces los problemas de la boca comienzan a reflejarse en otras partes del cuerpo. Estas son algunas de las consecuencias negativas provocadas por las infecciones bacterianas que comienzan en las encías:
- Endocarditis: se trata de una infección del endocardio, la membrana interna de las cavidades del corazón, provocada por los gérmenes y las bacterias provenientes de otras partes del cuerpo, incluyendo la boca. Estos viajan por el torrente sanguíneo y se alojan en distintas áreas del corazón. Una de las bacterias que puede provocar endocarditis es el Streptococcus gordonii (se encuentra en la placa dental bacteriana). La infección puede causar tal inflamación de las válvulas cardíacas que podría poner en peligro incluso la vida. Hay que combatirla con cirugía o antibióticos potentes, pero lo mejor es la prevención.
- Enfermedad cardiovascular: varias investigaciones, según indican los especialistas de la Clínica Mayo, relacionan las infecciones causadas por las bacterias con arterias obstruidas (tapadas), accidentes cerebrovasculares y enfermedad cardíaca.
- Complicaciones durante el embarazo y el nacimiento: la periodontitis o inflamación de las encías también se ha relacionado con nacimientos prematuros y peso bajo del bebé cuando nace.
- Control deficiente de la diabetes: la diabetes reduce la capacidad del cuerpo de defenderse de las infecciones, por lo que la enfermedad de las encías es mucho más frecuente y más severa en los diabéticos. Además, a las personas con diabetes y enfermedad periodontal les resulta más difícil mantener sus niveles de glucosa en la sangre en un rango saludable (o sea, controlar su diabetes).
¿Qué puedes hacer para reducir la infección por bacterias en la boca?
- No compartas tu cepillo de dientes: según los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos), el intercambio de líquidos corporales que ocurre cuando se comparte un cepillo de dientes aumenta el peligro de infecciones. Reemplázalo cada tres o cuatro meses como mínimo.
- La Asociación Dental Americana (American Dental Association) recomienda que enjuagues tu cepillo de dientes muy bien después de cada uso, dejándolo secar completamente al aire. Evita guardarlo en recipientes cerrados que mantengan la humedad. Haz lo mismo con retenedores u otros aparados de ortodoncia.
- Si utilizas dentaduras parciales, sigue las instrucciones de tu dentista para su limpieza y cuidado.
- Evita compartir otros objetos personales, como creyones o lápices labiales, vasos y hasta instrumentos musicales de viento. Estos objetos también pueden acumular gérmenes y bacterias que podrían pasar de una persona a otra.
- Cepilla cuidadosamente tus dientes varias veces al día. Usa el hilo dental y un enjuague antiséptico. Recuerda que las bacterias tienden a acumularse en la placa dental y que cada diente puede albergar hasta unos 500 millones de ellas. La única manera de reducir esa cifra es manteniendo una higiene bucal impecable.
- Visita al dentista con regularidad para que te haga una limpieza profesional al menos una vez al año y para que detecte cualquier problema, si existe, incluyendo caries que se hayan formado entre una visita y otra.
Para proteger tu dentadura y tu salud en general, debes desalojar a millones de bacterias de tu boca ¡diariamente! Ellas son los organismos más difundidos del planeta, pero tú puedes ganarles la batalla manteniendo buenos hábitos de higiene oral.
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