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Un grupo de investigadores españoles ha puesto la nanotecnología al servicio de la salud dental: han desarrollado un material transparente para los aparatos de ortodoncia (los frenos para enderezar los dientes) que, gracias al uso de nanopartículas, es más resistente al desgaste que pueden sufrir con el tiempo y los alimentos.

La ortodoncia ya no es sólo un tema de niños, hoy pueden usarla las personas de todas las edades para corregir los problemas con su dentadura. Afortunadamente, los aparatos de ortodoncia (los frenos) tampoco son lo que eran y actualmente existen distintas alternativas disponibles en el mercado, algunas de metal (similares a los frenos de antes) y otras fabricadas con distintos materiales, algunos prácticamente invisibles.

Gracias a sus ventajas estéticas, los aparatos de plásticos transparentes han tenido mucho éxito durante los últimos años. Para mejorarlos, un grupo de investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), en colaboración con la empresa CEOSA-Euroortodoncia, ha desarrollado un material nuevo que los hace más resistentes. ¿Cómo lo lograron? Reforzándolos con nanopartículas.

Las nanopartículas son partículas microscópicas, de un tamaño menor de 100 nanómetros (nm). ¡Imagínate lo diminutas que son, si un nanómetro equivale a una milmillonésima parte de un metro!

Existen nanopartículas de distintos materiales que están siendo investigadas para distintas aplicaciones. En este caso, los investigadores usaron unas nanopartículas muy duras de alúmina (óxido de aluminio) y las dispersaron en forma homogénea en la polisulfona (el tipo de polímero plástico que usa CEOSA-Euroortodoncia para fabricar los aparatos metálicos de ortodoncia).

De ese modo, y mediante un proceso que ha sido patentado por la compañía y los investigadores de la UC3M, lograron obtener un material más rígido, con más resistencia a la abrasión y el desgaste que pueden producir los dientes o los alimentos durante la masticación.

Además, los investigadores obtuvieron un material biocompatible que cumple con las normas europeas para productos que van a estar en contacto con alimentos. Y lo mejor de todo, es que con todas estas mejoras también pudieron mantener la transparencia que hace casi invisibles a los frenos y, por eso mismo, estéticamente preferibles.

Hoy en día, tanto los niños como los adultos pueden usar los aparatos de ortodoncia para corregir los problemas de maloclusión o de la “mala mordida” (cuando los dientes no están derechos, no están alineados o la mordida no es precisa), que puede producirse porque los dientes están superpuestos, porque hay dientes de más, dientes ausentes o porque la mandíbula no está alineada.

En el caso de los adultos, además, la ortodoncia puede usarse para atender a preocupaciones estéticas. Por ejemplo:

  • Para enderezar los dientes.
  • Para cerrar los espacios entre los dientes (que pueden aparecer con la edad).
  • Para alinear adecuadamente los labios y los dientes.

Gracias a los avances tecnológicos de las últimas décadas, actualmente los aparatos de ortodoncia se notan menos: los soportes que aguantan los alambres se pegan al frente de los dientes; pueden ser de metal, transparentes o del color de los dientes. En algunos casos, los soportes se pueden poner en la parte posterior del diente (aparatos linguales) y así ni se ven cuando sonríes.

Además, los alambres modernos también se notan menos que los anteriores y están hechos con materiales nuevos que ejercen una presión suave y constante, lo que hace que el proceso del movimiento de los dientes sea más rápido y cómodo.

Ahora, además, algunos de los aparatos de ortodoncia estarán reforzados con nanotecnología, una área científica en estudio que, además, promete revolucionar las aplicaciones odontológicas.

 

Imagen © iStock / 4FR

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