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Parece que está limpio… pero no te confíes. Tu cepillo de dientes, si no sabes la manera de cuidarlo y guardarlo, puede estar lleno de microbios escondidos, desde estafilococos hasta bacterias intestinales. Entérate de lo que debes hacer para mantener tu cepillo — y a ti mismo(a) — libre de visitantes indeseables.   

Lo utilizas varias veces al día para mantener los dientes y la boca limpios,  pero ¿qué tan limpio está el cepillo?  A simple vista, no notas el peligro, pero los microbios y las bacterias proliferan en todas partes, tanto en el cepillo como en tu boca. Esta le sirve de “hotel” a cientos de microorganismos de distintos tipos, y lo peor es que pueden pasar al cepillo de dientes cuando lo usas y multiplicarse allí a su gusto. Para complicar más las cosas, el cepillo de dientes se guarda generalmente en el baño, y eso puede contaminarlo con gérmenes del aparato digestivo. Esto ocurre si no te lavas bien las manos después de ir al baño, o puede suceder debido a las gotas microscópicas que se esparcen después de descargar la taza sanitaria si ésta se encuentra muy cerca del lavabo.

¿Hay algo que puedas hacer para mantener tu cepillo de dientes libre de bacterias y organismos indeseables? La clave está en cuidarlo, guardarlo de la manera apropiada… y reemplazarlo con frecuencia. Los siguientes puntos pueden ayudarte a conservar tu cepillo de dientes limpio y “saludable”:

1. Lávate las manos. Después de ir al baño y antes de cepillarte los dientes cada vez. Esta simple precaución reduce las probabilidades de que haya contaminación fecal.

2. Usa un enjuague bucal antimicrobiano antes de cepillarte los dientes. Ese tipo de enjuague disminuye las bacterias de la boca, lo que reduce el riesgo de que terminen en tu cepillo de dientes cuando lo uses.

3. Utiliza el hilo dental. Debe ser parte de tu limpieza bucal regular. El hilo dental reduce las bacterias que se alojan en tu boca, y así no contaminan el cepillo. Esto es aun más importante si tienes alguna enfermedad de las encías, porque las bacterias bucales pueden pasar a la corriente sanguínea cuando realices actividades normales como comer, mascar chicle o cepillarte los dientes.

4. Mantén tu cepillo bien limpio. Lávalo con el agua del grifo hasta que esté completamente limpio, cuidando de eliminar todo residuo de pasta dental y de alimentos entre las cerdas. También se ha dicho que si remojas tu cepillo de vez en cuando en un poco de enjuague bucal antimicrobiano, disminuye el nivel de bacterias que se desarrollan en él.

5. Guarda tu cepillo de la forma correcta. Eso significa colocarlo verticalmente con las cerdas hacia arriba para que se sequen al aire. El cepillo debe estar bien seco la próxima vez que lo uses. Según la American Dental Association, nunca guardes tu cepillo en un envase cerrado ni lo cubras (la humedad hace que los microorganismos se desarrollen con más rapidez). Si debes guardar más de un cepillo de dientes en un mismo vaso, procura que queden separados. Si los cepillos se tocan, lo gérmenes se propagan con más rapidez.

6. No te “enamores” de tu cepillo. Cambiarlo más o menos cada tres meses es razonable, a no ser que las cerdas se estropeen o se deformen antes. Si notas que tu cepillo está roto o deteriorado, reemplázalo en ese momento por otro nuevo.

7. Ten cuidado adicional cuando te enfermes. Las enfermedades se transmiten a través de los líquidos del cuerpo. Si algún miembro de la familia está enfermo, su cepillo de dientes debe guardarse alejado de los demás para evitar la contaminación. Y lo ideal es reemplazar el cepillo contaminado por uno nuevo cuando la persona recobre la salud.

8. No compartas tu cepillo de dientes con nadie. Si lo haces, además de compartir el cepillo, compartes las bacterias que se alojan en él. Entre ellas, las que causan caries dentales y enfermedades de las encías, dos problemas que afectan a gran parte de los adultos.

Claro que “tratar con cariño” a tu cepillo de dientes es importante para conservarlo en buen estado, para garantizar una higiene dental efectiva y minimizar el riesgo de contaminación. Pero recuerda que eso no sustituye las visitas al dentista para revisiones periódicas y limpiezas profesionales. El dentista puede descubrir cualquier problema a tiempo, y poner en práctica el tratamiento adecuado para mantener tu aliento fresco y tu dentadura saludable.

 

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Imagen: ©Shutterstock / Yaroslav Astakhov

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