Necesitas una amalgama dental y te preguntas de qué se trata, cómo se coloca, si te dolerá o si puede causarte algún riesgo. No te desesperes, las amalgamas dentales han sido utilizadas por más de 150 años. En este artículo te contamos con más detalle sobre este material que te permitirá mantener tu boca más saludable.
Luego de ver a su dentista por un molesto dolor de muelas, Pedro volvió preocupado porque le dijo que debería quitarle una caries (picadura) y luego ponerle una amalgama. No tiene idea de lo que eso significa y el sonido mismo de la palabra le sonaba a algo malo. Sin embargo, en este caso, nada está más lejos de la realidad.
Si tu dentista te dice que necesitas una amalgama se está refiriendo a un material compuesto por mercurio y otros metales, generalmente plata, estaño y cobre, que sirve para cubrir daños en tu dentadura, como el hueco que queda al eliminar alguna caries. Es parte de un tratamiento y constituye un tipo de relleno o empaste dental.
Esta técnica se ha empleado por más de 150 años y no representa un riesgo para la salud. Al ser un compuesto de metal, puede ser de color dorado o plateado y por eso a mucha gente no le resulta atractivo, ya que no se parece en nada a los dientes.
Para resolver este inconveniente, a lo largo del tiempo se han desarrollado otro tipo de materiales. Por ejemplo, hoy existe un tipo de relleno dental que se realiza con plástico y vidrio, de un color parecido a los dientes, conocido como rellenos de resina compuesta.
Con respecto a las amalgamas de metal, estas fueron estudiadas a lo largo del tiempo, ya que como están hechas con mercurio se dudaba acerca de la posibilidad de que este material afectara a la salud de las personas. Por ejemplo, se temía que pudiesen provocar Alzheimer, autismo y esclerosis múltiple. Pero esto ha sido ampliamente evaluado y hoy son muchas las organizaciones que avalan el uso de este tipo de relleno para los dientes, y consideran que sigue siendo una de las alternativas más duraderas y económicas.
Sin embargo, existe una recomendación para las mujeres embarazadas y para las personas que padecen de enfermedades crónicas y necesitan realizarse un tratamiento dental, ya que en esos casos pueden desarrollar mayor sensibilidad al mercurio. Si es tu caso, te aconsejo que hables con tu odontólogo u odontóloga (dentista) al respecto para considerar cuáles podrían ser las mejores alternativas para un tratamiento sin riesgos.
Es posible que algunas personas puedan sufrir alguna reacción alérgica al metal de las amalgamas, pero esto no ocurre con frecuencia. Si tú sabes que eres alérgico a alguno de estos metales y está en tus antecedentes médicos, déjale saber a tu dentista para poder prevenir esta situación.
Si te ponen una amalgama, podrías notar una sensación diferente durante las primeras semanas, también podrías sentir molestia en los dientes que están junto al que fue reparado. Todo esto es normal y debería desaparecer luego de una o dos semanas. Si esto persiste o si tienes dolor, deberías notificarle a tu dentista y volver a consultar con él o ella para descartar que no haya complicaciones.
Como siempre, para mantener tu amalgama y el resto de tus dientes en buenas condiciones, se recomienda que sigas una buena práctica de higiene bucal, que incluye:
- Visitas periódicas al dentista para que te haga tu limpieza dental.
- Cepillarte los dientes con pasta con flúor, mínimo dos vece al día.
- Utilizar hilo dental, al menos una vez al día.
Con el tiempo, es posible que el relleno se gaste, se rompa o se afloje. En estos casos tu dentista tomará las medidas necesarias para repararla. Muchas veces no te darás cuenta de esto, pero si lo notaras, si tienes sensibilidad en las encías o si tienes cualquier molestia haz una cita para resolverlo y que vuelvas a masticar cómodamente.
Ahora que sabes lo que es una amalgama, ya puedes ir con tranquilidad a tu dentista y recibir el tratamiento que necesites, para recuperar tu salud oral y volver a lucir una agradable sonrisa.
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