El Punto G de las mujeres pareciera ser el misterio mejor guardado de la sexualidad humana. Muchos se preguntan dónde está, y darían lo que fuera por descubrir ese secreto para lograr un orgasmo vaginal en las mujeres. Pero la verdad es que en el mundo científico todavía se debate si el Punto G realmente existe. En Vida y Salud te contamos lo que se dice sobre este gran misterio.
¿Te has preguntado alguna vez de dónde viene el nombre del Punto “G”? Viene de Punto “Gräfenberg”, en honor al apellido de un ginecólogo alemán quien desde 1950 fue el primero en hablar de una posible zona erógena en el interior de la vagina de la mujer.
La teoría sobre el Punto G, que se hizo conocida en la década de los 80, dice que en la pared delantera de la vagina hay un “punto” o zona erógena que causa una mayor excitación sexual y que puede provocar un orgasmo vaginal, muy diferente y mucho más satisfactorio que el orgasmo del clítoris. Además, se dice que este Punto G puede ser el toque mágico que provoque una eyaculación en las mujeres (no de semen sino de líquidos vaginales).
Esta teoría surgió de un estudio realizado entre unas mujeres en Estados Unidos y en Canadá, de las cuales el 40% reportó haber tenido un orgasmo vaginal y, de esas, la gran mayoría aceptó haber tenido una eyaculación.
¿Cómo puedes encontrar tu Punto G? Ahí está el dilema, no es nada fácil y muy pocas mujeres aseguran haberlo encontrado. En la búsqueda de esta codiciada zona erógena femenina se han realizado investigaciones y debates médicos, se han escrito libros, y muchos charlatanes han tratando de enriquecerse vendiendo información sobre su ubicación o técnicas para encontrarlo. Incluso, es probable que tu pareja en algún momento te haya propuesto la osadía de buscarlo juntos.
Pero la verdad es que durante muchos años no se encontró nada que permitiera decir exactamente, y con pruebas científicas, “éste el Punto G y se encuentra en tal lugar”. ¡Nada! Por ese motivo muchos urólogos y científicos se mantuvieron escépticos con la idea del Punto G, y alegaban principalmente que los estudios en los que se había basado la teoría eran puramente anecdóticos, es decir, que se basaban en lo que las mujeres decían, pero que no podían comprobarlo físicamente.
Sin embargo, el debate sobre el Punto G se volvió a despertar en el 2008 tras los resultados de un estudio de la Universidad de L’Aquila en Italia. Los doctores que realizaron este estudio dijeron haber encontrado la primera prueba científica de la existencia del Punto G.
El estudio analizó mediante ultrasonidos el interior de la vagina de 20 mujeres: 9 habían manifestado tener orgasmos vaginales y 11 dijeron que no. En los ultrasonidos se descubrió que las 9 mujeres con experiencia del orgasmo vaginal tenían el tejido entre la vagina y la uretra más grueso que las 11 mujeres que no habían tenido nunca un orgasmo vaginal. Además, este estudio se suma a uno previo realizado por el mismo grupo, según el cual las mujeres que reportaban tener orgasmos vaginales, producían unas sustancias químicas específicas diferentes a las del resto de las mujeres.
Según esos resultados, el Punto G sí existe pero lamentablemente no todas las mujeres lo tienen. En defensa, otros médicos siguen argumentando que no es tan claro si este nuevo hallazgo es realmente el Punto G o es una parte más larga del clítoris, por ejemplo.
¿En dónde estamos en este momento? Hasta que no existan estudios amplios (con más casos estudiados) y con conclusiones que no sean fácilmente cuestionables, podemos decir que el Punto G sigue siendo un misterio.
Y mientras estas teorías se confirman, muchos urólogos y sexólogos insisten en que no es saludable dejar que tu vida sexual dependa de encontrar el famoso Punto G, olvidando las demás zonas erógenas de la mujer. Así que con o sin el Punto G, el sexo puede seguir siendo muy satisfactorio y disfrutable además de tener beneficios para la salud de la mujer.
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