¿Sabias que no toda la luz es visible? En efecto. Hay partes del espectro de la luz que son invisibles para el ojo humano, aunque algunas aves y algunos insectos los llegan a ver. El arco iris es el espectro de energía luminosa del sol que podemos ver. A cada lado de estas formas de luz visible existen otras formas de energía invisible, desde ondas de radio a rayos X. Parte de esta energía existe en forma de ondas ultravioletas o UV. Normalmente la luz UV no es visible, pero es posible que hayas visto su brillo color púrpura en una lámpara especial de “luz negra” que hace que los objetos brillen en la oscuridad.
Si bien no podemos ver la radiación ultravioleta, ésta sí puede alcanzarnos y dañarnos si no somos cuidadosos. Incluso en un día nublado, la luz solar UV puede provocar quemaduras en la piel y en la córnea de los ojos. El daño en los ojos se conoce como fotoqueratitis. A largo plazo, la fotoqueratitis puede aumentar tus posibilidades de desarrollar cataratas (empañamiento del lente o cristalino) y a daños en la retina que pueden llevar a la ceguera total.
Así como los protectores solares pueden proteger tu piel de la sobre exposición a los rayos UV, los anteojos apropiados pueden bloquear la radiación UV y proteger tus ojos de manera segura.
¡Cuidado con el resplandor!
Además de causarte distracciones, el resplandor o brillo extremo puede ser peligroso para tus ojos. Efectivamente, los rayos directos del sol son la fuente más poderosa de resplandor y radiación UV, pero el resplandor también puede reflejar la radiación de las carreteras, los edificios, el agua y la nieve. Algunos anteojos polarizados pueden disminuir o eliminar el resplandor y los reflejos. Estos absorben el resplandor reflejado de manera selectiva a la vez que transmiten la luz aprovechable de la escena para que puedas ver con comodidad y seguridad.