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Con seguridad te esmeras en prepararles a tus hijos tres comidas principales nutritivas y bien balanceadas. Pero en el tiempo que transcurre entre una y otra, los niños también necesitan tentempiés (snacks, botanas, meriendas o refrigerios) que les aporten las calorías adicionales que necesitan para correr, estudiar,  jugar y en definitiva… crecer. Aquí te damos ideas para que esa entre comidas sea lo más saludable posible para tus hijos.

Los niños sanos son niños activos. En su época de desarrollo tanto físico como mental necesitan de un aporte calórico que los ayude a crecer sanos y fuertes. A veces, suele pasar mucho tiempo entre una comida y otra y no te dejarán tranquila hasta que les des algo de comer.

Hazles caso. Los tentempiés les permiten mantener niveles estables de energía y evita que los niños lleguen con exceso de apetito a la siguiente comida, lo que además les ayuda a controlar el exceso de peso. Pero no se trata de que abran la alacena o el refrigerador (nevera) y escojan a su gusto qué comer, o que lo hagan a cualquier hora. Si los niños comen demasiado cerca del almuerzo o de la cena, es difícil que tengan apetito. Por eso es importante la moderación: las porciones deben ser pequeñas ya que no se trata de una comida completa sino de un refuerzo.

Las botanas o meriendas que les sirvas deben ser nutritivas y saludables y para ello tendrás que planificarlas, comenzando por la lista del supermercado. Descarta los alimentos demasiado procesados y cargados de azúcar, como las galletitas y los pasteles, o con mucha grasa, como las mini pizzas o las bolsas de papitas que solamente les darán a los niños un exceso de calorías con poco o ningún valor alimenticio.

¿Qué les sirvo a mis niños entre comidas?

Seguro que tienes algunas ideas, pero considera, también las siguientes sugerencias: 

Productos lácteos: un vaso de leche descremada, barritas de queso o yogurt bajos en grasa.

Frutas frescas: aprovecha las frutas de la estación. Ofrécelas enteras (como un plátano o banano o una manzana) o prepara un cóctel con varias de ellas. También puedes preparar jugos o zumos de fruta (con naranja o melón/sandía por ejemplo) o un batido (“smoothie”) casero a base de mango o fresas/frutillas o uvas (recuerda emplear leche baja en grasa y no agregues azúcar adicional, basta con la que contiene la fruta). Las frutas en general son magníficas a cualquier hora ya que contienen fibra y vitamina C y son fáciles de digerir.

Frutas envasadas: puedes comprar en el supermercado las frutas envasadas individualmente, ya sea cortadas en trocitos (como el albaricoque o melocotón), en puré (como el de manzana) o gelatinas con frutas agregadas. Evita las que traigan jarabes muy espesos y azucarados, mejor escoge las que vienen en jugo. Dentro del grupo de las frutas envasadas o empaquetadas también puedes elegir las pasas (pasitas) en cajitas pequeñas, o bolsas de frutas secas. Estas últimas contienen mayor cantidad de azúcar, por lo que debes mantener las porciones a un mínimo, no sólo por el exceso de calorías, sino para evitar la formación de caries.

Vegetales crudos: sírveles bastoncitos de apio y zanahoria o cabezas de brócoli que se pueden acompañar con humus o con un aderezo bajo en calorías. Si los guardas en bolsitas herméticas de plástico, también pueden llevarlos de merienda a la escuela.

Granos integrales: bríndales rebanadas de pan integral con mantequilla de maní/crema de cacahuate, cereales integrales (los mismos del desayuno), barras de cereal (energy bars). Las palomitas de maíz (rosetas o popcorn como les llaman también) sin mantequilla agregada también son una buena opción.

Frutos secos (nueces): las mezclas de nueces, maní/cacahuates y almendras, con su toque dulce dado por las pasas, son deliciosas y aportan energía, pero debes limitar las porciones porque son altos en calorías.

Carnes: ofréceles rebanadas de pavo o jamón bajo en grasa sobre una rebanada de pan integral y acompañadas de ruedas de tomate y hojas de lechuga.

Como bebida, acostúmbralos a beber agua o leche descremada, zumo de frutas o una refrescante limonada. Todas éstas son mejores alternativas para los niños que las sodas o los tés comerciales con alto contenido de azúcar. Y ten precaución con los jugos o zumos de frutas por su contenido en calorías.

Procura que los niños participen en la selección de los alimentos que más les gustan, y no dejes que coman frente al televisor o la computadora (esto solamente logra que coman de más). Ten presente que además de nutrir bien a tu familia, estás fomentando en ellos buenos hábitos de alimentación que los ayudarán a mantenerse saludables toda su vida, hasta cuando se trate de un simple tentempié.

 

Publicación original: 2015

Ultima revisión: 2020

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Imagen © Shutterstock / ESB Professional

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