- Enfocarse solo en un aspecto de nuestra vida puede llevar a un desequilibrio que afectará a todas las áreas de nuestra salud, especialmente la mental.
- La presión social por ser constantemente productivos genera estrés, ansiedad y, en muchos casos, el síndrome del burnout. Esto ocurre cuando todo lo que nos rodea dejará de producirnos disfrute, y además estaremos irritables.
- Reconocer las señales de alerta para buscar ayuda profesional es muy importante a la hora de recuperar el equilibrio de nuestra vida. Estas pueden ser dificultad para desconectar del trabajo o de la vida personal, así como pérdida de disfrute.
¿Te has sentido atrapado en una lucha sin tregua entre tu trabajo y tu vida personal? No estás solo. Pareciera que ahora la productividad es lo más importante y un gran logro. Muchas veces nos puede hacer que otras áreas fundamentales de nuestra vida quedan descuidadas, llevándonos a un ciclo de estrés y ansiedad. Vida y Salud conversó con la psicóloga Ana Laura Sánchez, especialista en estrés y ansiedad, para entender las razones detrás de este desequilibrio. En el próximo artículo te hablaremos de las herramientas que nos pueden ayudar a recuperar el balance y el bienestar.
¿Cómo defines el equilibrio entre la vida profesional y personal?
Psicóloga Ana Laura Sánchez (PA):
Yo creo que el equilibrio es la base de todo aquello que es sano. Si nos volcamos completamente en un solo aspecto de nuestra vida, sea profesional o personal, nos desviaremos de aquello que es saludable. Hoy en día, lo más común es poner todo el foco en el trabajo, dejando de lado nuestra vida personal. Aunque ese enfoque nos puede llevar a lugares poco saludables.
Desde el punto de vista de la salud mental, el equilibrio es esencial. Si no lo tenemos, todo se ve afectado desde la base misma. Nuestra mente no será tan capaz de saber dónde y cómo debemos distribuir nuestra energía. Y, para eso, necesitamos encontrar ese balance: saber que nuestras energías están donde creemos que deberían estar.
¿Por qué se tiende a poner más energía en lo laboral?
PA: Porque socialmente tenemos instaurado el ‘chip’ de la hiperproductividad, que nos empuja a dar cada vez más. Esto nos lleva a grados de estrés y ansiedad muy grandes y juega en contra de lograr un equilibrio. Cuando empezamos a darle un poco de espacio a nuestra vida personal o al descanso, aparece el pensamiento de “no estoy haciendo nada”, o “no estoy siendo productivo”. Es una mentalidad muy difícil de romper.
¿Qué sucede si descuidamos ese equilibrio?
PA: Cuando nos enfocamos únicamente en la productividad, descuidamos nuestra vida personal. Lo que nos lleva, muchas veces, al síndrome del burnout, o síndrome del quemado. De hecho:
- Uno de los primero síntomas es justamente sentir que somos menos productivos, porque estamos al borde del colapso.
- Sentiremos irritabilidad. De repente, no toleramos nada, todo nos molesta.
Pero lo más triste, desde mi experiencia, es que perdemos la capacidad de disfrute. Tengo pacientes a los que les pasan cosas buenas y ni siquiera las registran. Han perdido esa conexión con las pequeñas cosas que solían disfrutar.
¿Cómo podemos darnos cuenta de que estamos en esa situación?
PA: Lo primero es preguntarte: “qué me hace feliz? ¿qué disfruto? ¿qué me hace sentir bien?”. Si no puedes responder esas preguntas o te das cuenta de que ya has perdido ese disfrute, es momento de pedir ayuda.
Otra señal clara es la desconexión emocional y el desgano. Cuando ya no te sientes motivado o no encuentras alegría en las cosas que solías disfrutar, es una alerta. No podemos permitir que vínculos personales, profesionales o lugares nos robe momentos de bienestar y nos sintamos incómodos. Si llegas a este punto, buscar ayuda profesional es clave para encontrar herramientas en nosotros mismos para estar mejor.
¿Algunas otras señales de alerta que debemos tener en cuenta?
PA: Una muy clara es cuando el trabajo empieza a invadir los espacios personales. Por ejemplo, cuando estamos descansando pero tu mente sigue a 1000 por hora pensando en tareas del trabajo, o viceversa, que en el trabajo pensemos en los pendientes de casa. Desde la pandemia y con una mayor tecnología, esto se ha complicado mucho más, porque la línea entre la vida personal y laboral es muy borrosa. Ya no hay horario fijo, eso dificulta desconectar.
Y no solo eso, la hiperproductividad llega a nuestra vida personal. Queremos aprovechar cada momento libre al máximo, sin permitirnos descansar de verdad. Nos exigimos en todo momento, incluso cuando simplemente deberíamos estar tirados en el sillón haciendo nada. Si un día no puedo hacer lo que planifiqué, porque no tenía ánimo, debería estar bien, pero muchas veces nos sentimos culpables por ello.
En el próximo artículo hablaremos de algunas formas para recuperar el equilibrio. Sin embargo, para poder aprender a identificar los momentos en que el balance se pierde y qué herramientas te sirven mejor es indispensable contar con apoyo profesional.
Por Carlos Diego Ibáñez
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