¿Te cuesta dormir más que antes o ya no logras despertarte de manera puntual como lo hacías hace unos años? ¿Sientes que hay semanas en las que las sábanas te atrapan en la cama y hay otras en las que no puedes permanecer ni un minuto más en ella? Todo eso puede ser producto de sustancias que regulan muchas de nuestras funciones, incluyendo el sueño: ¡las hormonas!
A lo largo de la vida, las mujeres experimentan cambios hormonales que pueden provocar alteraciones físicas y emocionales: la pubertad, el embarazo, la menopausia… En cada uno de esos momentos puedes sentir variaciones en tu estado de ánimo y en el cuerpo, como el aspecto de tu piel y hasta la salud de la boca.
Del mismo modo, el buen descanso y el ritmo del sueño también pueden variar a medida que las hormonas van actuando sobre tu cuerpo. Y el buen descanso no es un tema insignificante. Por el contario, es importante para que el cuerpo reponga las energías y el sistema de defensas se mantenga fuerte para protegerte contra las enfermedades y las infecciones.
Incluso, hay estudios que comprueban cómo el sueño te ayuda a mantener tu piel suave, a disminuir el estrés y a verte más bonita, por ejemplo.
Se han hecho investigaciones que demuestran que la falta de sueño puede provocar irritabilidad y cambios de humor, problemas de concentración, dificultad en el rendimiento en el trabajo y en la escuela y, a largo plazo, hasta puede aumentar las posibilidades de que desarrolles algunas enfermedades como colesterol elevado, diabetes, depresión y sobrepeso.
Sin embargo, es frecuente que las personas de ambos sexos tengan problemas o trastornos del sueño, aunque algunos datos sugieren que las mujeres son las que tienen más dificultad a la hora de dormir.
Por ejemplo, una encuesta que fue desarrollada en el año 2005 por la NSF (National Sleep Foundation, o sea, la Fundación Nacional del Sueño) reveló que las mujeres tienen más dificultad para dormirse y para mantenerse dormidas que los hombres y que experimentan más somnolencia durante el día.
Esto puede tener una explicación biológica, ya que los cambios hormonales que sufren las mujeres durante el embarazo, la menopausia y el mismo ciclo menstrual pueden afectar el buen descanso. Por ejemplo, algunos problemas para dormir se asocian a cada fase del ciclo menstrual, ya sea porque la inflamación y las molestias que provoca el período te despierten varias veces en la noche o porque te invade una sensación de cansancio y somnolencia después de ovular, debido al aumento de progesterona.
Otra etapa que revoluciona el cuerpo de la mujer en muchos aspectos es el embarazo, y el sueño es uno de ellos. La dificultad para descansar bien en esta etapa tan maravillosa puede ocurrir debido a los síntomas físicos (dolores en el cuerpo, náuseas, calambres en las piernas, movimientos del feto y acidez estomacal) o a los cambios emocionales (depresión, ansiedad, preocupación). Del mismo modo, una vez que el bebé está en casa, tus horarios de sueño también sufrirán cambios importantes para los que debes estar preparada.
Por último, cuando se acerca la menopausia (esto es varios años antes de que el período desaparezca por completo), las mujeres no sólo pueden sentir los tan nombrados “calores” o bochornos. La disminución en el nivel de las hormonas también puede hacer que sufras insomnio, respiración desordenada durante el sueño y otros problemas a la hora de dormir que, con frecuencia, están acompañados por depresión y ansiedad.
Lo importante es que recuerdes que muchos problemas del sueño pueden mejorarse con algunos cambios de hábitos, que incluyen desde adaptar el lugar donde duermes para que sea más cómodo y silencioso y formar una rutina que te prepare para dormir bien (como acostarte y levantarte a la misma hora, darte una ducha caliente o leer un libro antes de irte a la cama y limitar el tiempo que duermes durante el día), hasta reducir el estrés, mejorar la dieta y hacer ejercicio.
Prepárate para dormir bien en cada etapa hormonal y evita que tu sueño se convierta en una pesadilla. Si aún así no lo logras, evita tomar pastillas por tu propia cuenta. Consulta antes con un médico que pueda asesorarte e indicarte un tratamiento adecuado, porque el buen descanso no sólo es necesario sino también posible, ¡y tú puedes lograrlo!
Publicación original: 2012
Ultima revisión: 2017
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