La evidencia plantea que una preparación activa para la cirugía, llamada pre-habilitación, sirve para minimizar las complicaciones y maximizar la recuperación. Te presentamos algunas sugerencias para pre-habilitarse.
1. Desarrollar fuerza: Mejorar el estado físico antes de la cirugía puede reducir el tiempo de internamiento en el hospital, así como disminuir el riesgo de complicaciones postoperatorias. De manera general, las personas que pueden caminar algunas cuadras o subir varios pisos por las escaleras sin problema enfrentan menos complicaciones después de la cirugía que quienes no son capaces de realizar esas tareas.
2. Dejar de fumar: Fumar es un factor de riesgo para muchas complicaciones quirúrgicas, entre ellas, dificultades con la incisión, infecciones, neumonía y problemas cardiovasculares. Dejar de fumar, aunque sólo sea pocos días antes de la cirugía, puede ayudar.
3. Controlar la glucosa sanguínea: En los pacientes diabéticos, las complicaciones pueden reducirse cuando se logra controlar la glucosa sanguínea. La cirugía y la anestesia provocan una respuesta hormonal de estrés que aumenta la glucosa sanguínea. Las personas que no padecen diabetes pueden compensarlo produciendo más insulina, pero el organismo de los diabéticos generalmente no puede compensarlo y ese aumento deriva en hiperglicemia. Además, padecer diabetes aumenta los riesgos posquirúrgicos de cicatrización lenta, infecciones y/o problemas cardíacos y renales. Estos problemas pueden minimizarse cuando la glucosa sanguínea está bien controlada antes de la operación.
4. Controlar la apnea del sueño: La apnea del sueño aumenta el riesgo de problemas respiratorios y oxigenación sanguínea después de la operación. Los pacientes diagnosticados con apnea del sueño deben informar al equipo quirúrgico sobre el tratamiento continuo que reciben. Los pacientes que roncan fuerte, sufren de congestión nasal constante por la noche o presentan otros síntomas de apnea del sueño deben considerar someterse a una evaluación antes de la cirugía. El equipo quirúrgico puede utilizar un medio de anestesia diferente con los pacientes que padecen apnea del sueño.
5. Mejorar la alimentación: Lo deseable antes de la cirugía es tener un peso sano, en lugar de estar gordo o mórbidamente obeso. Estar bajo de peso, especialmente si la pérdida de peso fue brusca, priva al cuerpo de las reservas de energía y nutrientes necesarios durante la cirugía y la recuperación. Después de cualquier tipo de cirugía, la obesidad aumenta el riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos en las piernas, los que pueden desplazarse hasta los pulmones y provocar una situación potencialmente mortal.
De manera general, es provechoso ingerir más proteína como carnes magras, productos lácteos descremados, pescado, frutos secos y legumbres, así como disminuir la cantidad de grasa, azúcar y sal que se consume.
6. Controlar el estrés: Los medios para controlar el estrés pueden ayudar con la ansiedad por la cirugía y la recuperación. Técnicas como la respiración profunda y la visualización dirigida pueden reducir la necesidad de analgésicos, disminuir la presión arterial, favorecer la inmunidad e incluso mejorar la calidad de vida.
Imagen © Thinkstock / Niyazz